Descarga gratuita en PDF - El Taller del Poeta
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sirve como contraprestación, a un ord<strong>en</strong> moral alterado anteriorm<strong>en</strong>te, y este sufrimi<strong>en</strong>to sirve para<br />
restablecer el ord<strong>en</strong>, purificando según estos dogmas, esa alma que ha osado rebelarse contra Dios.<br />
Como vemos, estos dogmas religiosos, juegan al despiste respecto al verdadero motivo de este<br />
sufrimi<strong>en</strong>to y al porque de ese dolor, aunque para estos dogmas religiosos, este inm<strong>en</strong>so sufrimi<strong>en</strong>to<br />
humano, hace supuestam<strong>en</strong>te merecedor de la felicidad eterna a cada individuo humano, que es como si<br />
fuera un premio, por esa capacidad de aguante y sacrificio, con el que el Dios <strong>en</strong> el que cre<strong>en</strong>, esos<br />
dogmas religiosos, quier<strong>en</strong> reconfortar al que es justo y víctima a la vez, de otros que son injustos y<br />
agresores con el.<br />
Pero se olvidan estos dogmas religiosos o de la ci<strong>en</strong>cia oficial, que el que ahora es tratado<br />
injustam<strong>en</strong>te, a lo mejor, sin darse cu<strong>en</strong>ta, trató también así de mal alguna vez, aunque estos dogmas<br />
sean de los que crean, que eso es algo imposible, que forma parte de la imaginación.<br />
Por eso la verdad, para estos dogmas religiosos <strong>del</strong> creacionismo ci<strong>en</strong>tífico, se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> la<br />
creación, que es el acto, con el que Dios hace de la nada, que el Universo, y cuanto lo compon<strong>en</strong>, sean y<br />
particip<strong>en</strong> <strong>en</strong> diversos grados de su perfección, ya que además de la creación y de la conservación, Dios<br />
asiste a sus criaturas, ayudándolas <strong>en</strong> todas sus acciones, ya que sin el concurso divino, para estos<br />
dogmas religiosos, sería imposible cualquiera de sus actividades.<br />
De hecho, para estos dogmas religiosos, principalm<strong>en</strong>te <strong>del</strong> creacionismo ci<strong>en</strong>tífico, los individuos<br />
humanos no nacemos acabados, sino por hacer, y por eso los individuos humanos poseemos libre<br />
albedrío, y por el que los individuos humanos, no estamos determinados a dar una respuesta<br />
determinada, es decir, única, sino que estamos abiertos a crear y a optar por un mundo de posibilidades y<br />
de oportunidades difer<strong>en</strong>tes.<br />
Es por todo esto, que los individuos humanos, porque pued<strong>en</strong> elegir, se conviert<strong>en</strong> <strong>en</strong> responsables<br />
de sus actos, es decir, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que asumir las consecu<strong>en</strong>cias de sus actos, ante su conci<strong>en</strong>cia y ante los<br />
demás individuos humanos, que es lo mismo que t<strong>en</strong>er que asumir su responsabilidad ante Dios, según<br />
esta teoría <strong>del</strong> libre albedrío que emana de estos dogmas religiosos <strong>del</strong> creacionismo ci<strong>en</strong>tífico, aunque<br />
al Ego <strong>del</strong> trasfondo oscuro de la m<strong>en</strong>te interior, <strong>del</strong> que nunca hablan, los dogmas de la ci<strong>en</strong>cia oficial,<br />
no le guste para nada cargar a sus espaldas con dicha responsabilidad.<br />
De esta manera, y sigui<strong>en</strong>do con lo que dic<strong>en</strong> estos dogmas religiosos <strong>del</strong> creacionismo ci<strong>en</strong>tífico,<br />
si el individuo humano es responsable de sus actos, debe arbitrar los medios oportunos, para poder<br />
cumplir con su responsabilidad, aunque no existan unos principios éticos que construyan unos valores,<br />
que les ori<strong>en</strong>t<strong>en</strong> sobre como actuar, porque recordemos que estos principios éticos no son creados por el<br />
individuo humano, aunque a inicios <strong>del</strong> tercer mil<strong>en</strong>io <strong>en</strong> las sociedades capitalistas, parece que si es así,<br />
pero lo cierto, es que de una manera profunda, lo que hace el individuo humano, no es crear, sino tan<br />
sólo darse cu<strong>en</strong>ta desde la luz <strong>del</strong> trasfondo de la conci<strong>en</strong>cia de estos principios éticos, aunque sea por<br />
unos instantes.<br />
Por tanto, aunque lo parezca, no es la sociedad, es decir, el Ego que construye la ley de la vida<br />
cotidiana, y que se hace visible <strong>en</strong> el Ego de los requerimi<strong>en</strong>tos de lo que el mundo quiere de mi, qui<strong>en</strong><br />
construye los valores y principios éticos profundos <strong>del</strong> individuo humano, sino que estos ya exist<strong>en</strong>,<br />
cuando cada individuo humano, desde el trasfondo de luz de la conci<strong>en</strong>cia, se da cu<strong>en</strong>ta de ellos, por lo<br />
que se hace necesario difer<strong>en</strong>ciarlos de los valores y principios éticos, que apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te dic<strong>en</strong> imponer<br />
los políticos y las variadas organizaciones que participan <strong>en</strong> la sociedad, desde el Ego de los<br />
requerimi<strong>en</strong>tos de lo que el mundo quiere de mi, lo que es algo siempre falso.<br />
De todas maneras, para estos dogmas religiosos <strong>del</strong> creacionismo ci<strong>en</strong>tífico o para la ci<strong>en</strong>cia<br />
oficial, estos principios éticos o valores que surg<strong>en</strong> desde el trasfondo de la conci<strong>en</strong>cia, no ofrec<strong>en</strong> la<br />
certeza de los principios de las ci<strong>en</strong>cias de la naturaleza, cuyos f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os se rig<strong>en</strong> por los principios de<br />
la causalidad y de la necesidad, lo que nos da la medida de la confusión <strong>en</strong> la que se muev<strong>en</strong> tanto los<br />
dogmas de la ci<strong>en</strong>cia oficial, como los dogmas religiosos <strong>del</strong> creacionismo ci<strong>en</strong>tífico.<br />
Es decir, se pi<strong>en</strong>sa que los principios de la causalidad, de la necesidad, de la universalidad, o de la<br />
objetividad, sólo son principios de las ci<strong>en</strong>cias de la naturaleza, cuando a decir verdad, lo son también de<br />
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