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De esta manera, vemos como tanto los dogmas de la ciencia oficial, como los dogmas religiosos
del creacionismo científico, pretenden poco a poco deslegitimar este conocimiento gnóstico, diciendo
que ha sido un conocimiento heredado de unas sectas cristianas heterodoxas, de los tres primeros siglos
de la era cristiana, y como si ello fuera en principio, algo negativo, y aunque diese como resultado final,
la aparición por vez primera de lo que se ha dado en llamar como teología cristiana, de un judaísmo
aislado y del pensamiento helenístico.
Aunque tampoco se puede confundir esta gnosis, con la gnoseología, porque este segundo
concepto trata de cómo la filosofía oficial, es decir, la universitaria o académica, ha llegado a construir
una disciplina que trata de lo que es el conocimiento, y que es conocida como teoría del conocimiento o
epistemología.
Para esta ciencia o filosofía oficial, que parte de la filosofía griega, es decir, desde Aristóteles o
Platón, los criterios del origen, posibilidad, límites, y validez del conocimiento, empieza a ser tratado de
una manera sistemática a partir de Locke, aunque la figura personal determinante en este tratamiento
sistemático, acerca de cómo se construye el conocimiento, es la de Kant, hasta llegar a nuestros días, con
la construcción social de la realidad, o el constructivismo, que no tratan sin embargo de la construcción
del conocimiento, que va más allá de lo que los individuos humanos de esta raza aria somos capaces de
conocer, es decir, de trascender.
Pero para la ciencia o filosofía oficiales, y desde la antigüedad clásica, el gran debate ha sido y
sigue siendo en estos inicios del tercer milenio, los orígenes y límites del conocimiento, y que se
resumía en el debate entre la dogmatica, que desde Kant, no pone en duda la posibilidad de unos
conocimientos ciertos y objetivos y el escepticismo, para el cual, no es posible ningún conocimiento
verdadero, aunque algunos seguidores de esta corriente admitan la existencia de algunos principios más
o menos verdaderos.
No obstante, como se ve, la ciencia y la filosofía oficiales, nada dicen, sobre lo que hay detrás de
estas dos posiciones sobre el contenido del conocimiento, o en que consiste el conocer, ya que no se
atreven a decir que detrás de la dogmática, está el trasfondo de luz de la conciencia, como la verdadera
esencia de la libertad del conocimiento, ya que se queda libre de la determinante influencia del Ego del
trasfondo oscuro de la mente interior, al menos por unos instantes, que es lo que no le ocurre al
escepticismo, cuya inseguridad en la posibilidad de tener cualquier conocimiento verdadero, es el
causante del nacimiento de los dogmas tanto de la ciencia oficial, como de los dogmas religiosos del
creacionismo científico.
Es decir, son estas continuas dudas, que el Ego del trasfondo oscuro de la mente interior, transmite
a la conciencia de estos individuos humanos de la raza aria, que estos escépticos, aunque parece una
paradoja, son los que crean estos dogmas, tanto de la ciencia oficial, como los religiosos del
creacionismo científico.
De todas maneras, tanto la ciencia y filosofía oficiales, a lo máximo que llegan, es a admitir, que
hay un problema, entre estas dos posiciones sobre el contenido del conocimiento, y de ahí nace la crítica
del conocimiento, que se convierte en un nuevo dogmatismo, porque parte de la postura de la dudas del
Ego del trasfondo oscuro de la mente interior de cada individuo humano, es decir, este Ego del trasfondo
oscuro, se apodera de la luz del trasfondo de la conciencia.
Por ejemplo, este Ego del trasfondo oscuro de la mente interior, es el que dirige el positivismo, y el
empirismo de la filosofía y ciencia oficiales, y también el complejo de inferioridad de los dogmas del
creacionismo científico, y por tanto la constitución del conocimiento la dirige el Ego que construye la
vida cotidiana, es decir, el Ego de los requerimientos de lo que el mundo quiere de mi.
Por tanto, no es la razón o la experiencia, quien fundamenta el conocimiento, sino que es el Ego
del trasfondo oscuro de la mente interior, quien define lo que es el conocimiento de la vida cotidiana.
De esta manera, detrás de la razón del racionalismo, no están las características espontáneas y
creadoras de la razón humana como se suele pensar, sino que está este Ego del trasfondo oscuro de la
mente interior, al igual que pasa con el empirismo, cuyo conocimiento no procede de la realidad
inmediata que perciben los sentidos sensoriales, sino que estos sentidos sensoriales engañan a la
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