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Por todo esto, al aumentar cada vez más esta sensación de soledad, el Ego del trasfondo oscuro de
la mente interior, hace sufrir cada vez más al individuo humano, el cual le hace comprender en su
perjuicio, que el como individuo humano puede luchar contra ese sufrimiento, que le impone este Ego
del trasfondo, aunque el no lo sepa, como un engañado individuo humano más, pensando que no tiene
los días y las horas contadas.
Es decir, es como si para no sufrir tanto, el Ego del trasfondo oscuro de la mente interior, le
impusiera a cada individuo humano, que tiene que dejarse ir, y que para ello tiene que pensar que no
tiene los días y las horas contadas, y que puede vivir como quiera, ya que de la vida, al ser tan corta, se
debe exprimir todo lo bueno que supuestamente hay dentro del Ego de los requerimientos de lo que el
mundo quiere de mi.
Pero lo que no sabe el individuo humano, es que este Ego del trasfondo oscuro que lleva dentro de
si mismo, es decir en su mente interior, le está engañando, ya que todo individuo humano, tiene unos
determinados intereses, que debe proteger por encima de todo, ya que si no se protegen, la existencia se
hace más corta, pero el Ego del trasfondo, y su cómplice colectivo del Ego de los requerimientos de lo
que el mundo quiere de mi, es precisamente lo que quiere, para que la vida física y psíquica en el planeta
tierra, acabe lo más pronto posible, para cada uno de los individuos humanos.
Esos intereses están relacionados con la protección de los cinco centros psicofísicos, que guardan
la energía de la vida, especialmente del centro psicofísico mental, que es el que nos permite regular
nuestra conducta, respecto a su adaptación con la realidad del Ego de los requerimientos de lo que el
mundo quiere de mi, que es la única realidad socialmente hablando que existe, y del centro emocional,
que es un centro psicofísico del que se apodera el Ego del trasfondo oscuro de la mente interior, y nos
hace sentir un pavor y una angustia tal, al pensar en la muerte, ya que se piensa y no se siente desde más
allá de las tres dimensiones, lo que hace que el individuo humano se apegue a la vida, dado que del
deseo de trascendencia, que manipula al individuo humano, se apodera el Ego del trasfondo oscuro de la
mente interior.
De esta manera, y como única solución se encuentra, que de este centro emocional, al menos por
unos instantes no se apodere, este Ego del trasfondo oscuro, y si la luz del trasfondo de la conciencia,
cuyos sentidos extrasensoriales dejarán intuir sin duda alguna, que el pavor o la angustia a la muerte
desaparece, cuando esta luz de la conciencia, es decir, la intuición, hace comprender a cada individuo
humano, al menos por unos momentos, lo ilusorio de la vida humana, ya que nada en este mundo es
eterno.
Por tanto, todo pasa, y eso ya lo sabían las gentes de la raza Lemuria, que cuando intuían que iban
a morir, construían su propia tumba, y tenían la serenidad suficiente para ponerse con su cabeza mirando
hacia el oriente, y de esa manera se despedía alegre de todos sus seres queridos, y estos lo aceptaban
también de buena gana, porque además sabían que ese ser que pasaba al más allá, no era invisible para
sus seres queridos, ya que de hecho su presencia se podía seguir notando por sus familiares, lo que
sucede así, porque en la vida cotidiana física, que está formada por las tres dimensiones, existen una
serie de zonas metafísicas, donde la conciencias de los individuos humanos fallecidos, residen antes de
formar parte de un nuevo cuerpo, es decir, de un nuevo individuo humano.
De esta manera, hay individuos humanos, que son capaces de hablar con sus seres queridos
muertos, ya que bajo la luz del día, son incluso capaces de darse cuenta, que el individuo humano que
está muerto, al menos durante las primeras horas, la energía de vida, que contienen los cinco centros
psicofísicos, permanece en un estado de stand by, es decir, de latente espera, por ver que pasa,
poniéndose en contacto, con aquellas conciencias, que están esperando penetrar en un nuevo envoltorio
corpóreo, es decir, intentan hablar con esas conciencias y saber de las circunstancias de su vida anterior
que les llevó a esta nueva situación vivencial, a la cual se llega, porque a los individuos humanos, desde
el punto de vista de los cinco centros psicofísicos de la energía de la vida, le cuesta asimilar por la
tremenda energía que guardan estos centros psicofísicos, que están muertos, es decir, no son capaces de
darse cuenta que están muertos, dado que su vida cotidiana, dentro del Ego de los requerimientos de lo
que el mundo quiere de mi, no consistió en un trabajo interno por hacer evolucionar su conciencia.
Aunque también hay que decir, que esto no consiste en afirmar por otra parte, que los muertos
pueden volver a vivir, dentro de ese mismo envoltorio, que acaban de dejar, para hacer el trabajo interno
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