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oscuro de la mente interior, el que hace que repitamos una y otra vez los mismos fallos, los mismos
errores.
Pero aún así, si fuéramos capaces de darnos cuenta, lo cierto es que este cambio íntimo y radical
debe ser definitivo, cosa imposible, ya que el Ego del trasfondo, con el fin de tenernos esclavizados, no
puede dejar bajo ningún concepto que este cambio íntimo de la conciencia sea definitivo y para ello la
conciencia no debe ser consciente, y si no es consciente, es porque no ha trabajado las causas que
producen esos efectos, es decir, los motivos que explican una serie de circunstancias que se repiten todos
los años, meses y días.
Por todo esto, si la conciencia no cambia íntimamente y de una manera definitiva, entra la ley
universal del samsara, que inconscientemente nos sitúa en los mismos escenarios de las vidas pasadas,
es decir, nos reencontramos con lo que nos sucedió en otras vidas, y esto es uno de los motivos porque
la sociedad no cambia en su conjunto, dado que la conciencia, al estar controlada por el Ego del
trasfondo oscuro de la mente interior, no permite que haya un trabajo interior colectivo que luche contra
este Ego del trasfondo, por lo que la esperanza reside en que individualmente cada ser humano, intente
trabajar para eliminar los diferentes yoes que tiene dentro de su mente interior, que es lo único que le
puede llevar a cambiar interiormente, aunque es algo muy difícil, ya que no es fácil que la conciencia
cambie íntimamente y de una manera definitiva.
Aunque estas dos leyes universales, que acabamos de ver, son el reflejo de la energía universal,
hay otra ley universal, como es la de la reencarnación, que sólo se da para aquellos individuos que han
desarrollado un trabajo con su conciencia, y por ello son individuos humanos autorrealizados, es decir,
seres autoconscientes, y por tanto individuos con la conciencia despierta, quienes se han realizado a sí
mismos, aunque sea un trabajo muy duro e incomprendido por la gran mayoría de individuos humanos,
que están bajo la determinante influencia del Ego de los requerimientos de lo que el mundo quiere de
mi, que es el Ego colectivo del trasfondo oscuro de la mente interior y por tanto el Ego que construye la
ley de la vida cotidiana.
De todas maneras, este trabajo interior con la conciencia, sólo es para aquellos seres
autoconscientes, que de verdad tengan voluntad para hacerlo, y por ello el grado de evolución de estas
conciencias, depende de sí han sido capaces de escaparse o han trascendido la rueda del samsara, y por
tanto, una vez que la han trascendido, tienen derecho a gozar del nirvana que es un estado de felicidad,
pero si estos seres autoconscientes quieren, pueden volver a la tierra por amor a hacer un trabajo en la
conciencia de un grupo, el cual esté trabajando seriamente, por un cambio radical en cada una de las
conciencias de los individuos humanos que integran el grupo en cuestión.
Lo que hacen estos seres autoconscientes, cuando quieren volver a la tierra a hacer un trabajo en la
conciencia de un grupo por amor, es reencarnarse en un lugar a través del vientre de una mujer, y por
tanto, ese ser autoconsciente, elige quien va a ser su madre, aunque en el fondo, venga para cumplir una
misión, que es ayudar a un grupo de conciencias.
Por tanto, estos seres autoconscientes vinieron a enseñar a la humanidad, el cambio íntimo de la
conciencia y una vez cumplido su objetivo, se van al nirvana, a niveles trascendentes de la realidad,
mientras el individuo humano retorna al planeta y recurre a los mismos problemas que en la vida
anterior.
Otra ley universal es la de la mutación, que es la inmortalidad del cuerpo físico y que está más allá
de la reencarnación, dado que existen una serie de seres autoconscientes, que aguantan con su cuerpo,
porque han alcanzado el elixir de la larga vida o piedra filosofal, siendo el caso de Paracelso, Cagliostro,
Dante, Sant German, dado que han sido seres autoconscientes, que se han salido de las leyes humanas
físicas y químicas, trascendiendo la ley universal de la muerte, y por ello estos seres autoconscientes
cumplen con el más insuperable objetivo que una conciencia puede lograr que es trascender esta ley
universal de la muerte, y por tanto trascender el cuerpo físico, lo material, para unirse a la energía
totalizadora del Universo.
El ejemplo más claro de estos seres autoconscientes, ha sido el maestro de maestros, Jesús de
Nazaret, que es un ser que llegó al grado más grande de su trabajo interno, y también encontramos a
Quetzal Coaatl, también a Santiago el Apóstol, y a San Francisco, aunque fue Jesús el que mostró a los
demás seres humanos, en que consistía este trabajo interno.
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