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según lo dispuesto en la Ley de Propiedad Intelectual (Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril) y
por la que queda inscrita en este Registro con el número de asiento registral 03/2003/895, y también es
una ampliación de las reflexiones aparecidas en el volumen registrado con el título “Observaciones
Integradas” y que también contiene los ensayos científicos “Pensamientos Aislados” y “La Nueva Razón
Política” y que se encuentra inscrito en el registro territorial de la propiedad intelectual de Galicia, con el
nº PO-73-06, y que obtuvo la calificación jurídica favorable, según lo dispuesto en la Ley de Propiedad
Intelectual, y por lo que queda inscrito en ese Registro con el número de asiento registral 03/2006/1130.
El estudio de la conciencia evolutiva y politológica, responde a la necesidad de intentar acabar con
el desconocimiento de lo que son nuestras respectivas conciencias, dado que lo que provoca su falta de
aprecio científico por ser investigadas, es que la ciencia de inicios del tercer milenio, sigue sin
preocuparse por querer saber en que consiste la conciencia, ya que como queda demostrado por los
ensayos científicos que ya llevamos hechos, la conciencia no es producto del cerebro, sino que tiene su
origen en la perfección del trasfondo de luz de la mente interior, ya que mediante la concepción
dinámica de la conciencia, que ya vimos en algún que otro ensayo científico anterior, descubrimos que
es la conciencia y no el cerebro, la que se convierte en experiencia consciente de si misma, de lo que por
ejemplo, se deriva que un ciego no es que vea, sino que el ciego define la realidad a través del tacto, ya
que la zona cerebral que se dedicaba a la visión, comparte otras funciones, que potenciándolas,
sustituyen a la de la visión, por lo que la concepción dinámica de la conciencia, que es convertida en
experiencia consciente de si misma, hace que la conciencia de este individuo humano ciego, para poder
sobrevivir, necesite de la atención continuada de otras conciencias similares, y por lo tanto haga adoptar
al cerebro de una serie de funciones, que potenciándolas, sirvan para sustituir la visión.
Así, podemos concretar que no es el cerebro el que construye la conciencia, sino que es la
conciencia, quien coordina las diferentes funciones del cerebro, ya que si antes de este descubrimiento,
se decía que los sentidos de la mente sensorial, que todos conocemos, se procesaban en distintas partes
del cerebro, a inicios del tercer milenio, se ha ido descubriendo de que la interacción entre todos los
sentidos de la mente sensorial, se produce en asociación automática con el Ego del trasfondo oscuro de
la mente interior, y de aquí se deriva que este Ego que construye la ley de la vida cotidiana, triunfe
siempre sobre los valores positivos de la conciencia.
De esta manera, el individuo humano no camina en el sentido de trascenderse psicofísicamente, ya
que el Ego de los requerimientos de lo que el mundo quiere de mí, no permite ser libre a la conciencia de
cada individuo humano, cayendo en un determinismo egótico, que es un requisito esencial, para quien
quiera adaptarse a este Ego de los requerimientos de lo que el mundo quiere de mí, por lo que aunque el
individuo humano quiera creer que es libre, sus posibilidades de desarrollo humano, se encuentran
enmarcadas dentro del Ego del trasfondo oscuro de la mente interior.
Esta estructura del Ego del trasfondo, en la que está inmerso el individuo humano, no le deja
investigar de una manera profunda, la causa que le obliga a actuar dentro de esa estructura, y que a su
vez, es la causa que motiva que la ciencia de inicios del tercer milenio, se siga despreocupando del
estudio de la conciencia, y por tanto negando todos aquellos fenómenos que no pueden ser estudiados
desde los sentidos de la mente sensorial, es decir, negando todo tipo de realidad humana no empírica, es
decir, negando el estudio de la conciencia, el estudio del interior del individuo humano, el
autodescubrimiento de uno mismo.
De hecho, el Ego del trasfondo oscuro de la mente interior, construye estructuras cognitivas, que
sólo sirven para el control social del conocimiento, y que no permiten reconocer, porque no les
conviene, que todo cuanto existe en el mundo, existe, porque antes existe en la conciencia, ya que la
vida verdadera, la vida que surge del trasfondo de luz y por tanto perfecto de la conciencia, surge en
referencia a la conciencia, pero la realidad de la vida cotidiana es otra, ya que como nos encontramos en
el mundo, es a partir de la determinante influencia de los requerimientos de lo que el mundo quiere de
mi, es decir, del Ego del trasfondo oscuro de la mente interior.
Por todo esto, la mejor forma de negar a la ciencia de inicios del tercer milenio, la posibilidad del
estudio científico de la conciencia, es decir, que el Ego del trasfondo, que es quien finalmente, y como
algo más que una cosa, construye lo que el individuo humano tiene que vivir en su vida cotidiana, desde
el punto de vista de los fenómenos sociales, ya que cuando el individuo humano quiere adaptarse al
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