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social, que se han hecho sobre la genética humana de la raza aria, que es no es nada fácil de entender, e
incluso falta mucho por saber y conocer, dado que hasta hace poco no se ha sabido ni siquiera, que el
número de genes, es decir, su cantidad, no influye para que un ser vivo de esta raza aria, sea más
complejo en sus actuaciones que otro, sino que todo depende de la calidad de los genes que tiene.
De todas formas, tanto los dogmas de la ciencia oficial, que nacen de las hipótesis cientifistas,
como los dogmas de los conocimientos religiosos del creacionismo científico, que están
permanentemente enfrentados, creen que a la vez que estan en la posesión de la verdad profunda de las
cosas, y por tanto, se rebaten su planteamientos mutuamente, acusándose los unos a los otros de mentir,
y por tanto, ambos son escépticos de lo que dicen los otros.
Por todo esto, nadie tiene la verdad, ya que estos dogmas no pueden guardar ningún tipo de verdad
esencial, dado que la creencia fanáticamente sumisa en un dogma, sea tanto de los conocimientos
religiosos del creacionismo científico, como de un dogma de las hipótesis o teorías de la ciencia oficial,
no tiene sentido alguno desde el trasfondo de luz de la conciencia, ya que en tal caso, ambos tipos de
conocimientos, están contaminados por el Ego que construye la ley de la vida cotidiana, es decir, por el
Ego de los requerimientos de lo que el mundo quiere de mi.
En tal caso, lo que hay que hacer, es analizar estos dogmas y coger de ellos, sólo la esencia de la
verdad, dado que estos dogmas, han nacido de la ciencia auténtica o del amor, y para ello hay que ser
generoso y dejarse llevar por el sentimiento de la intuición del trasfondo de luz de la conciencia, que
nada tiene que ver, con la ciencia oficial, o con los dogmas de los conocimientos religiosos del
creacionismo científico
Por tanto, se puede decir, que esta ciencia auténtica o del amor, va mucho más allá, de los dogmas
de estos conocimientos religiosos del creacionismo científico, o de la ciencia oficial, dado que la esencia
de esta ciencia auténtica, está basada en la síntesis no dogmática de ambos tipos de conocimiento.
No obstante, a esta síntesis no dogmática de ambos tipos de conocimiento, y que es la esencia de
esta ciencia auténtica o del amor, sólo llegan unos muy pocos individuos humanos, que no obedecen de
una manera sumisa, a este Ego de los requerimientos de lo que el mundo quiere de mi, y por eso están
desplazados e incluso despreciados por la inmensa mayoría de individuos humanos de la raza aria.
Estos individuos humanos, que parecen tan raros, a los ojos de esta gran mayoría de individuos
humanos de la raza aria, por haber conseguido darse cuenta de la esencia de la ciencia auténtica o del
amor, dado que han sido generosos, y se han dejado llevar, por el sentimiento de la intuición del
trasfondo de luz de la conciencia y de esta manera, han conseguido que esta propia ciencia auténtica o
del amor, les nutra, sin más aspavientos, que el de haber sido generosos.
Pero para conseguir la autenticidad intuitiva de esta ciencia, el individuo humano de la raza aria,
no debe identificarse nunca, con ninguna teoría en concreto.
De esta manera, al no identificarse con ninguna teoría en concreto, este individuo humano, que los
demás rechazan, es decir, que la gran mayoría de individuos humanos de la raza aria, lo toma por raro,
por no dejarse llevar por el Ego de los requerimientos de lo que el mundo quiere de mi, puede en
cambio, conseguir esta ciencia auténtica o del amor, consiguiendo que todo encaje.
Son esos momentos irrepetibles, en los que el sentimiento de la intuición del trasfondo de luz de la
conciencia, les hace comprender toda su vida, y con ello la realidad total, intuyendo de esta manera, el
papel que han venido a hacer al planeta tierra, e incluso pudiendo decir, que por esos breves instantes,
todas las dudas del Ego del trasfondo oscuro de la mente interior, se le van y lo comprende
absolutamente todo, alcanzando un conocimiento definitivo, que sin embargo se le esfuma al instante,
dada la presión de esa inmensa mayoría de la raza aria que le agobia con los requerimientos del Ego que
construye la ley de la vida cotidiana.
De todas maneras, los dogmas de los conocimientos religiosos del creacionismo científico, siguen
muy vivos, en esta sociedad de inicios del tercer milenio, dominada por el Ego de los requerimientos de
lo que el mundo quiere de mi, dado que se afirma con un orgullo de superioridad, acerca del origen de la
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