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una normalidad que cuesta cambiar, porque siempre es una normalidad cómoda, que favorece que las
cosas sigan social y políticamente igual que siempre, es decir, que las cosas sigan mal.
Por tanto, para ser capaz de saltar por encima de ese mundo predecible, lleno de normas sociales,
es necesario que el Ego del trasfondo oscuro de la mente interior, tenga la osadía que a veces le da su yo
dubitativo y por tanto conflictivo, para dejar de ser un yo, al cual ignoran desde el Ego que construye y
pone en marcha la ley de la vida cotidiana.
De todas formas, a este Ego del trasfondo oscuro de la mente interior de cada individuo humano, le
gusta depender solamente de si mismo, dado que así es libre de hacer lo que quiere, mientras que no le
importa que los demás Egos del trasfondo oscuro tengan que depender de él, aunque por otra parte, y
desde la perspectiva del Ego de los requerimientos de lo que el mundo quiere de mi, este yo del
trasfondo oscuro de cada individuo humano, es ignorado y rechazado, ya que no se ajusta a sus
requerimientos.
De aquí, que si este Ego de la sociedad quiere sobrevivir, cada individuo humano no debe
renunciar a sus propios deseos, que son los que le dan la vida tanto al Ego de los requerimientos de lo
que el mundo quiere de mi, como al Ego del trasfondo oscuro de cada individuo humano, aunque tenga
para ello que someter su atención a las exigencias del Ego de los requerimientos de lo que el mundo
quiere de mi, que es lo que va a permitir la constante supervivencia, y por tanto la adaptación a la
conciencia falsa y limitada, de los muy diversos intereses de este Ego de los requerimientos de lo que el
mundo quiere de mi.
Todo esto impide la comprensión holística de la realidad, preconizada por el budismo, el cual nos
puede ayudar como mecanismo teórico, para desarrollar una actitud positiva ante los acontecimientos
del vivir cotidiano, y por lo cual, no existe ni un principio ni un fin, sino que todo es dolor de la soledad
de la conciencia, que no tiene cura, y que es el motor del origen del universo.
Por esto, el fin de todo, no es que dicho dolor de la soledad de la conciencia, no tenga cura, porque
es una condición de la conciencia sobre la que no se tiene capacidad de actuar, y de lo que resulta la
imposibilidad de comprender los detalles más insignificantes de la realidad, y con ello se hace imposible
intentar comprender el porque de sentirse solo y poco afortunado, por mucho que sepamos que la causa
de todo ello, se encuentra en el Ego del trasfondo oscuro de la mente interior de cada individuo humano,
ya que aunque se sepa de donde viene la imposibilidad de esta comprensión, lo cierto, es que el
individuo humano no quiere seguir sintiéndose solo y poco afortunado.
Es este tener que vivir desde el Ego de los requerimientos de lo que el mundo quiere de mi, lo que
hace que el viaje profundo al interior de nuestra conciencia, sea vea casi siempre impedido, dado que
cada uno de nuestros sentimientos y pensamientos más sinceros, se ven bloqueados por la acción de los
requerimientos de lo que el mundo quiere de mi, es decir, por el Ego que construye y pone en marcha la
ley de la vida cotidiana.
Todo esto imposibilita que cada individuo humano, construya la realidad, desde el punto de vista
de la claridad de la luz de su conciencia, por lo que esta imposibilidad de construir la realidad, no
permite sin embargo, que cada individuo humano, pueda darse cuenta de su propio destino, es decir, que
tenga la humildad suficiente para su aceptación, mientras que los requerimientos de lo que el mundo
quiere de mi, aunque parezca que están en continuo movimiento, lo cierto, es que la idea de cambio no
subyace o está detrás del concepto de lo que es la normalidad del Ego de los requerimientos de lo que el
mundo quiere de mi, concepto de normalidad, que abarca la idea de algo que vale ahora, mientras está
vigente, pero que pierde todo su valor, en el mismo momento que deja de estarlo.
Es decir, es el Ego del trasfondo oscuro de la mente interior, quien dicta a cada individuo humano,
cuando una cosa deja de tener valor y por tanto deja de ser normal, para el Ego que construye y pone en
marcha la ley de la vida cotidiana, ya que si la existencia de ese algo, que vale ahora, es la idea que tiene
de normalidad tanto el Ego de los requerimientos de lo que el mundo quiere de mi, como la teoría del
reconocimiento científico, lo es, porque este concepto de normalidad sigue a Kant en su concepto de
tiempo como objeto de nuestro conocimiento.
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