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eliminar el Ego del trasfondo, sino que ese objetivo, le es completamente indiferente, y por tanto lo
ignoran y no profundizan en su estudio.
A este tipo de escuelas kinders, pertenece algunos centros espiritualistas, el vegetarismo, el
naturismo, las charlas sobre estética, los mentalistas que generan espectáculo, ya que detrás de todos
ellos, se encuentra el orgullo de querer demostrar, como también los naturopatas o los yoguistas, aunque
todo hay que decirlo, no son para nada iguales, en lo que hacen y dicen, a las peligrosas escuelas de
magia negra, ya que de todas maneras, dentro de las escuelas kinders, también existen una serie de
escuelas alternativas, que se acomodan a su objetivo principal, durante el ocio de los individuos
humanos, que es el entretenimiento y el aprendizaje normativo de una cultura social y política.
La escuela de almas, es otra escuela de esoterismo, que crea almas, y aquí se encuentran las
escuelas filosóficas orientalistas, los presocráticos, el krisnamurtismo, aunque Krisnamurti, que
pertenece a la rama de la teosofía, se desvinculó de sus seguidores, porque no estaba de acuerdo, con
que lo entronizaran, es decir, se abrió a la sociedad del Ego, que construye la ley de la vida cotidiana, y
aunque él hizo un trabajo, sólo hablaba, y no aplicaba el conocimiento, y por ello Krisnamurti, disolvió
la escuela que sin pretenderlo estaba formando, y también se encuentran, dentro de estas escuela de
almas, los hermetistas.
Mediante esta escuela de almas, se intenta eliminar la cara visible de la luna psicológica, dado que
el Ego del trasfondo oscuro de la mente interior, siempre se ve, ya que por ejemplo, cuando sale la ira,
esta ira se ve por quien es capaz de ser consecuente con la luz del trasfondo de su conciencia, y por todo
esto, la escuela de almas, tiene la capacidad de enseñar la regeneración humana mental, sexual, moral,
ética, y por lo tanto social.
Por tanto, hay que intentar ir más allá de la división simplificadora, no por sencilla, sino por
superficial, que divide a las religiones por causa de este Ego de los requerimientos de lo que el mundo
quiere de mi, en religiones monoteístas de occidente, que tienen una revelación desde el exterior de los
individuos humanos, o en religiones místicas de Oriente, quienes iluminan el interior del individuo
humano, para darse cuenta que también hay unas series de escuelas de revolución, como son el budismo
tántrico, la iglesia amarilla de los lamas, la gnosis de la antiguedad, y el cristianismo antiguo, que van
mucho más allá de esta división, que hace el Ego que construye la grosera e injusta ley de la vida
cotidiana.
Dentro de este esoterismo, existen dos fuerzas claramente diferenciadas, es decir, dos partes
universales, que luchan por el dominio de la naturaleza, el universo, y el mundo de la vida cotidiana.
Una de estas fuerzas, guarda un sentido positivo, la otra tiene un sentido negativo, y por lo tanto, la
que tiene un sentido positivo es la teurgia, que significa la obra de Dios, que es la ciencia esotérica del
espíritu, que emana de Dios o Atman.
La teurgia, utiliza la energía que emana desde la cuarta supradimensión hasta las dimensiones
superiores, mientras que la goecia, que viene de la palabra griega goeteia, que significa brujería o
ilusión, y por lo tanto, no es la obra de Dios, sino del demonio, , es decir, de las tinieblas, que conecta al
hombre con la fuerza de satanás.
La goecia maneja las cuatro infradimensiones, las antivirtudes, es decir, la fuerza lunar, aunque el
noventa y cinco por ciento de la masa común de la sociedad, no se interesa por ningún tipo de
esoterismo, sino que está al servicio de dar placer a su cuerpo físico y de la producción material del
sistema económico.
Por todo esto, el método cognitivo de la conciencia surge, porque a inicios del tercer milenio, la
postmodernidad de la conciencia del ser humano, sabe ya a ciencia cierta, que es cada conciencia
humana, quien tiene la capacidad de crear el objeto, es decir, la Realidad, y por lo tanto, es esta
conciencia, la que distingue a través del conocimiento que siempre construye algo, porque diferencia
aquello que quiere conocer y aquello que no quiere conocer.
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