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De esta manera, cuando un individuo humano se siente intranquilo como investigador de la ciencia
oficial, va en contra de todo paradigma científico abierto, que no le permita sentir a su propio Ego del
trasfondo oscuro, cómodamente tranquilo en su papel de investigador del positivismo científico oficial
de inicios del tercer milenio, dado que todo paradigma científico abierto, permite adoptar una
perspectiva más contextualizadora y menos atomista, materialista y fragmentaria de la realidad, lo que
permite comprender la realidad humana en su conjunto, como algo holístico y que hace que cada
individuo humano pueda elegir aquello que a la intuición de su conciencia, más le interesa para su
realización vital, escapando de cualquier absolutista formulación de una realidad únicamente
estructuralista, que niega al individuo humano su participación en la construcción de la realidad.
Y es que cuando se tiene el suficiente sentido común para escapar de esta realidad únicamente
estructuralista, que niega a cada individuo humano su participación en la construcción de la realidad,
tiene lugar la aparición del INSTRUMENTO BÁSICO DE CONFORMACIÓN DE LA REALIDAD,
QUE ES LA CREENCIA, POR LA QUE CADA INDIVIDUO HUMANO CONOCE LA REALIDAD,
DADO QUE CREE QUE ESTÁ TRATANDO CON ELLA, YA QUE SE DA CUENTA QUE TIENE
QUE CREER EN ALGO, SI QUIERE SENTIR QUE ESTÁ VIVO.
LA CREENCIA ES QUIEN CONFORMA EL SENTIDO DE LA REALIDAD QUE TIENE
CADA INDIVIDUO HUMANO, Y LA CREENCIA A SU VEZ, ESTÁ CONFORMADA POR LA
INTUICIÓN COMO VISIÓN INTELECTUAL INMEDIATA DE LA NATURALEZA DE UNA
COSA QUE PRODUCE EVIDENCIA Y SE UTILIZA COMO CRITERIO ÚLTIMO DE VERDAD Y
QUE ES LO QUE DETERMINA LA POSTERIOR FIRMEZA Y CONSISTENCIA DEL
CONOCIMIENTO SOBRE LA REALIDAD.
NO OBSTANTE, ACTUALMENTE A INICIOS DEL TERCER MILENIO, TODO
CONOCIMIENTO DERIVADO DE LA INTUICIÓN, ES CONSIDERADO DESGRACIADAMENTE
COMO ALGO NO CIENTÍFICO, Y POR LO CUAL, SÓLO SE CONSIDERA CIENCIA,
CUALQUIER CONOCIMIENTO QUE LLEVE ENUNCIADO DELANTE DICHO ADJETIVO
CALIFICATIVO, Y SÓLO POR ESO SE CREE QUE ALGO ES CIENCIA, accediéndose a esta
ciencia, a través de la búsqueda que hace la inteligencia de regularidades.
De hecho, esta propensión innata a buscar regularidades que tiene la ciencia, deviene de la
necesidad básica de usar la capacidad de la inteligencia humana para descubrir, definir, y ordenar las
relaciones entre los distintos fenómenos de la realidad, advirtiendo de esta manera, la aparición de
nuevos fenómenos que hasta ese preciso momento nadie antes había visto, dado que la ciencia oficial
tiene que dejar de ser considerada como un simple catálogo descriptivo de hechos.
A inicios del tercer milenio, se hace por tanto necesario, que al menos la ciencia oficial, tiene que
dejar de ser considerada como un simple catálogo descriptivo de hechos, para pasar a ser considerada
como un intento continuo por parte de la conciencia de cada individuo humano, por descubrir, definir y
ordenar las relaciones entre los distintos fenómenos de la realidad, aunque para ello haya que
construirlos mediante el instrumento gnoseológico básico de conformación de la realidad, es decir, la
creencia, dado que sólo creyendo, es como se crean conceptos, que definen nuevos fenómenos de la
realidad.
De hecho, aunque nunca se diga, la misma ciencia oficial de inicios del tercer milenio, es decir, el
positivismo científico, es una creencia de que el universo, es decir, todo lo existente, es algo que puede y
debe ser definido y ordenado por la conciencia de cada individuo humano, buscando siempre las mismas
regularidades que no sólo describan la realidad, sino que también estructural y dialécticamente
construyan todo lo existente.
Por otro lado, muy al contrario de lo que comúnmente se considera, la búsqueda de la perspectiva
estructural y dialéctica para la construcción de la realidad, no guarda ninguna relación con el aparente
desorden que analiza la perspectiva distributiva o descriptiva de la realidad, y de la que tan amiga es la
literatura en general y la especializada, como la politológica, la médica, o la jurídica, etc, y el arte en
general, incluido el cine, que lo que sirven es para recrearse, en el deleite que produce la legitimación
del aparente desorden que analiza la perspectiva distributiva o descriptiva de la realidad.
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