Descarga gratuita en PDF - El Taller del Poeta

De este modo, se puede decir también a la vez, que toda hipótesis científica social, que viene del
trasfondo oscuro del Ego de todos y cada uno de los individuos, es decir, del Ego de los requerimientos
de lo que el mundo quiere de mi, busca obsesionadamente la objetividad de su interpretación, que está
relacionada con lo que Max Weber denominó como neutralidad axiológica, aunque se sepa de antemano
que en la vida de todos los días, la interpretación de los fenómenos que hace cada individuo humano,
está condicionada por sus propios intereses o valores.
De hecho, los mismos investigadores de la ciencia oficial, sean de las ciencias de la naturaleza o de
las ciencias sociales, están condicionados por sus propios valores o intereses, ya que hace que muchas
veces, se empiece o no una determinada investigación, aunque en la medida de lo que sea posible, se
deberá interrumpir la determinante influencia de dichos valores o intereses, lo que sin embargo se hace
imposible, porque el Ego del trasfondo oscuro de la mente interior de cada individuo humano lo impide,
ya que los propios intereses de este estudioso o investigador, sean los que sean, pueden estar en juego de
una manera dramática.
De esta forma, lo ideal sería dejar a un lado, la determinante influencia de dichos intereses, pero la
verdad, es que se hace imposible, porque aunque se quiera ser independiente, para ser lo más objetivos
posibles, lo cierto, es que el Ego del trasfondo oscuro de la mente interior de cada individuo humano, en
este caso, del científico oficial, no lo permite.
De todas maneras, para individuos humanos objetivos, ya tenemos a los científicos oficiales del
positivismo, que tratan de eso que se llama objetividad científica, y para los cuales, la objetividad de una
ciencia interpretativa, tiene que ser la misma objetividad que la de las ciencias naturales.
De hecho, hay una serie de individuos humanos muy críticos, con la posibilidad de que los
investigadores de las ciencias sociales, sean capaces de separar sus propios valores, de la investigación
científica que a su vez están haciendo, lo que por otra parte, es de la conveniencia oficial de los que
quieren restar eficacia resolutiva a los problemas que le son planteados a las ciencias sociales.
No obstante, muchas veces estos problemas, que le son planteados a las ciencias sociales para su
posterior resolución, nada tienen que ver, con las propias ciencias sociales, pero le son planteados con el
fin de que perjudiquen a la propia labor de interpretación que tiene cada científico social.
Pero todavía así, hay que decir, que el especialista o investigador en el campo de las ciencias
sociales, tiene un uso muy distinto de su conocimiento, que el que puede tener en la práctica el
ciudadano o el militante político, por poner un ejemplo, ya que el estudioso de la realidad, desde el
punto de vista de las ciencias sociales, tiene una responsabilidad personal, que viene dada por su
dedicación intrínseca, ya que aunque no fuera así, se le supone.
De todas maneras, aunque el estudioso de la realidad, desde el punto de vista de las ciencias
sociales, logre una serie de resultados de sus investigaciones, lo cierto es que estos resultados para que
sean eficaces, tienen que servirle de algo en la vida práctica, porque sino de la llamada vida cotidiana,
construida y puesta en marcha por el Ego de todos y cada uno de los individuos humanos, no se derivan
consecuencias legales.
No obstante, la interpretación de los fenómenos humanos, en las ciencias sociales, e incluso el
estudio científico de la conciencia evolutiva, no es patrimonio de ningún individuo humano, ni de
ningún grupo social en concreto, sino sería una interpretación sesgada y parcial de la realidad, es decir,
sería una visón sectaria.
De hecho, lo que no se quiere, es que las normas de la estructura de la realidad aparente, que se
dan por supuesto que son así, resulten de pronto ser visibles y a la vez relativas, ya que pueden ser
cambiadas por otras, sino que lo que pretende el Ego que construye y pone en marcha la ley de la vida
cotidiana, es que estas normas de la estructura de la realidad aparente, sean siempre las mismas, es decir,
que no puedan ser puestas en entredicho.
Por todo esto, se prefiere que la realidad sea DEFINIDA COMO SI TODO FUERA
SUPUESTAMENTE REALIDAD, es decir, LA REALIDAD ES TODO LO QUE CADA UNO DE
LOS INDIVIDUOS HUMANOS CONSIDERAN QUE ES REAL.
298