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Módulo 2. Leitura Base. Texto 4

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que se quería expresar el grado cada vez mayor en que el público tenía acceso<br />

a los secretos de la política. Este comportamiento revelaba el inicio del proceso<br />

en el curso del cual lo que había sido únicamente un arrebato accidental de<br />

suspicacia y de escepticismo ante las declaraciones públicas vertidas hasta ese<br />

momento, había evolucionado —o había devenido— en una investigación metódica<br />

del elemento ideológico que contenían todas las opiniones. A cuenta de<br />

esta transformación de la actitud del público, sostiene Mannheim que, «al parecer,<br />

existe una línea recta que conduce desde ese punto de la orientación intelectual<br />

del mundo occidental al modo racional y calculador de pensar de la<br />

“época de las luces”». 42<br />

La seguridad del siglo XVIII y su confianza en la razón no eran sólo producto<br />

de la familiaridad, sino también, en parte, de unos resultados sólidos. Los<br />

dos grandes triunfos del pensamiento moderno (la física de Newton y la psicología<br />

de Locke) se prestaban a la interpretación favorable de una especie de fe incontestable<br />

en la razón. 43 En particular, las teorías de Newton 44 parecían haber<br />

penetrado el corazón mismo de la naturaleza, haber descubierto «esa sabiduría<br />

que vemos por igual desplegada en la traza exquisita y ajustados movimientos de<br />

las mayores como de las más sutiles partes». 45 Valga como expresivo ejemplo<br />

de cuanto se dice respecto del impacto de las teorías de Newton en su época y de<br />

la del comercio como razón de lo justo, la recepción que hace el ilustrado español<br />

Valentín de Foronda de todo ello. 46<br />

42 MANNHEIM: Ideología y utopía, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1997, pp. 55 s.<br />

43 En este sentido, SABINE (ob. cit., p. 429) escribe: «El éxito conseguido por Newton al exponer las leyes<br />

mecánicas de la naturaleza, válidas sin limitación de espacio o tiempo, daba probabilidad a la presunción de<br />

que se podían tratar los acontecimientos políticos y económicos de un modo igualmente generalizado, y la<br />

propuesta de Locke de una historia natural universal del espíritu, concebida con arreglo a líneas sustancialmente<br />

semejantes a las seguidas por la física de Newton, implicaba la explicación psicológica de los procesos<br />

sociales sin referencia a limitaciones puestas en la historia o la evolución de las instituciones».<br />

44 El mismo autor, en las páginas 421 y 422 de la obra citada, cuenta que «hasta la publicación de los Principia<br />

Mathematica Naturalis de Newton en 1687, la ciencia moderna estaba sometida a prueba; algunos filósofos<br />

habían creído apasionadamente en ella, pero nadie sabía cómo iba a operar. Después de Newton todo el<br />

mundo sabía cómo funcionaba, aunque tuviera sólo una concepción muy vaga de la novedosa “máquina”. La<br />

idea de la nueva ciencia afectó a la imaginación de los hombres en grado mucho mayor que su realidad a la<br />

tecnología (...). Nada estaba más allá del poder de la razón; la frase de Bacon según la cual el conocimiento<br />

es poder, se había hecho realidad y los hombres, por primera vez en su historia, podían cooperar con las<br />

benévolas intenciones que, aun los ateos como Holbach, atribuían todavía a la armonía de la naturaleza. Nada<br />

caracteriza de modo tan completo el pensamiento social del siglo XVIII como la creencia en la posibilidad<br />

del progreso y la felicidad humanos bajo la guía de la razón».<br />

45 MACLAURIN, C.: An Account of Sir Isaac Newton’s Philosophical Discoveries; citado por BECKER, C.L.:<br />

La Ciudad de Dios en el siglo XVIII, Fondo de Cultura Económica, México, 1943, p. 7<strong>2.</strong><br />

46 La raíz de la actividad comerciante se encuentra, según Foronda, en la misma naturaleza humana, en la necesidad<br />

que sienten los hombres de cambiar mutuamente sus servicios, “pues si pudiéramos ser independientes<br />

unos de otros, ¿no faltaría aquella armonía que debe reinar en el universo?” [DE FORONDA, V.: Sobre<br />

lo honrosa..., p. 20]. De suerte que el comercio, al acostumbrar a los hombres a la relación recíproca, contribuye<br />

al mismo tiempo a difundir entre ellos la civilización: basta comparar, afirma, a los ciudadanos “tranquilos<br />

y dóciles” de las naciones europeas con los salvajes que no lo cultivan. En el plano económico, el<br />

Iuris Tantum No. 24 2013<br />

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