STF NA MÍDIA

es la asimetría de información.
Cuando un paciente acude
a un centro de salud, poco
conoce sobre su estado y el
tratamiento adecuado. En
cambio, el médico posee
gran cantidad de información
que hace la negociación dispareja.
Es por esto que los
médicos deben ser personas
especiales, con una vocación
extraordinaria y valores intachables.
Eso es lo que esperamos
de estos profesionales,
cuyo juramento al servicio
suele ser garantía de nuestra
confianza. Lamentablemente,
estudios realizados por propios
médicos demuestran que
el médico como cualquier
persona responde a incentivos
y es tentado para ofrecer
servicios no siempre necesarios.
Afortunadamente siempre
he sido tratado por médicos
íntegros y no he conocido
a estos otros. Pero de que
existen, existen.
La segunda es que un centro
de salud es a veces monopolio.
Cuando sucede una e-
mergencia, el paciente se ve
obligado a acudir al centro de
salud más cercano. No tiene
tiempo de buscar opciones,
ni de comparar precios. Aquí
el proveedor de salud cuenta
con toda la ventaja de negociación.
Puede cobrar lo que
quiera, convirtiéndose en
monopolio natural y dejando
sin efecto las fuerzas de mercado.
Y créanme que existen
clínicas que se aprovechan de
este poder, no tanto con tarifas
elevadas sino con servicios
innecesarios, que algunas
veces el paciente al ver
su factura ni recuerda haber
recibido. Pasa en todos lados,
no estoy hablando de Venezuela.
Aquí es donde se tranca el
juego. Qué preferimos los
usuarios, ¿controles de precio
que limitan la innovación,
desincentivan la inversión y
promueven la mediocridad
en los servicios o libertad
total que pueda llevar a abusos
en los cobros? En mi
opinión se puede tener lo
mejor de ambos mundos y la
intervención gubernamental
tiene que ir hacia la inclusión
de todos los ciudadanos en
formas de aseguramiento y
no en controlar los precios.
Logrando esto, se le quita al
paciente la necesidad de negociar
tarifas y se lleva la
negociación proveedor/paciente
hacia proveedor/asegurador.
Por su sofisticación
y tamaño, los precios
resultantes de esta negociación
tenderán a parecerse
a precios de mercado y reducirán
el abuso.
Esto es parte de la discusión
mundial que existe sobre el
papel del estado en salud. El
tema es muy complejo y tiene
muchas caras. Pero para
poder regular hay que tener
instituciones que estén a la
altura, que cuenten con criterios
técnicos para determinación
de precios y que cuenten
con mecanismos transparentes
de resolución de conflictos
entre partes. Pero no será
nuestro gobierno, el mismo
que regula el precio de alimentos
por debajo de sus
costos de producción, ni mucho
menos nuestro Poder
Judicial, que resuelve conflictos
usando "testigos estrellas",
los que puedan resolver
las ineficiencias de
nuestro mercado de salud.
Hoy, la regulación puede ser
útil en Suiza, Inglaterra o
Chile; pero en Venezuela
mejor quedémonos como
estamos hasta que no tengamos
instituciones serias. Entendámonos
entre usuarios,
aseguradoras y clínicas. Y
que el gobierno, por favor,
no se meta.
averasantander@yahoo.com
@Alejandro_Vera_
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