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Delumeau-Jean-El-Cristianismo-Del-Futuro

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En el siglo XVII los jesuitas también llaman «Indias del Sur»<br />

a la Italia meridional y declaran que la misión en 1651 en el reino<br />

de Nápoles no es «apenas inferior» a una misión en las Indias.<br />

«Apartada la esperanza que se puede tener allá de derramar su<br />

sangre por la fe, aquí las fatigas no son menores y el trabajo (de<br />

evangelización) es quizá aún mayor» 47. De hecho, en la región de<br />

Éboli, algunos creen que hay cien dioses y otros que hay mil. Los<br />

misioneros se proponen convertirlos y creen conseguirlo. Pero<br />

¿qué quedó de todo ello? Departado por el fascismo a Lucania en<br />

1935-1936, Carla Levi tuvo la sensación, confirmada por las confidencias<br />

de la población, de que Cristo se había parado en Éboli,<br />

de donde surge el título de su libro 48.<br />

Volveré enseguida sobre los límites del esfuerzo emprendido,<br />

pero es necesario insistir en sus dimensiones, en superficie y<br />

profundidad. La comparación entre la India e Italia no surgió por<br />

casualidad en el ánimo de los misioneros. Para ellos, se trataba<br />

de sacar a unas poblaciones del «paganismo».<br />

Por lo tanto, al margen de las simplificaciones habituales, se<br />

comprende cuál fue la solución a la famosa disputa de los ritos<br />

chinos y malabares. ¿Podía seguir luchando la Iglesia romana<br />

contra unas prácticas calificadas de «supersticiosas» en Europa<br />

y aceptarlas en Asia? ¿Es casualidad que fueran los sectores de<br />

tendencia agustiniana los más exigentes en este aspecto y al mismo<br />

tiempo los principales adversarios en Europa de la admisión<br />

de los ritos chinos y malabares como prácticas cristianas en<br />

Oriente?<br />

Esta conversión a la cultura erudita occidental en su dimensión<br />

religiosa se quería llevar a cabo con razón en los países llamados<br />

de cristiandad. De modo que debemos ver en ello una voluntad<br />

consciente y totalitaria de aculturación. Ciertamente, el<br />

Renacimiento consolidó el saber y el poder de las elites gracias a<br />

47 Stona d'Italla, I: I Caratten Ongmalz, Turín, 1972. ContribUCIón de C. GINZ­<br />

BURG, pp. 656-658.<br />

48 C. LEVI, Le Chrzst s'est arrété aEbolz, París, 1948.

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