Informe completo - Asociación de Investigación y Estudios Sociales

Revista de derechos humanos
que sea una participación real, obedece
más al rol que debe ejercer en apoyo a
las necesidades del hombre, relacionados
con la cultura patriarcal: el poder,
autoridad y mando, donde el papel que
ejercen las mujeres es: “hacer de fi gura
al marido en las reuniones sociales del
partido;” la mujer “en las reuniones del
partido, participa sólo como oyente, no
tiene ni voz ni voto, menos cuando hay
que resolver una situación difícil...”. Las
mujeres son utilizadas según la conveniencia
del partido; generalmente se les
asignan tareas que resultan siendo una
extensión de su rol en el hogar: preparar
las refacciones para las reuniones y
limpiar el local cuando éstas terminan,
distribuir propaganda política, etc.
Las mujeres, la mayoría de veces,
no son consideradas para ocupar cargos
de elección popular, porque el ámbito
que se les ha asignado es el privado,
el del hogar; mientras que el hombre
ha abarcado el público, el de la vida
social y política, que es desde el cual se
ejerce el poder. Esta situación perpetúa
la hegemonía de los varones sobre
estas posiciones públicas y, por ende,
el control sobre la agenda política, económica
y social nacional, en la que se
invisibilizan las necesidades específicas
de las guatemaltecas.
¿Y en Guatemala Son varones los
que siempre han dirigido al país y
los que hacen las leyes. Leyes que
son aceptadas o rechazadas por otros
varones que poseen poder espiritual
o material.”
Margarita Carrera.
Prensa Libre. S/d.
“...las sociedades se modelan bajo
un principio patriarcal de ordenamiento
que asigna a cada quien actividades,
funciones, relaciones y poderes específicos.
Confiere a los hombres una
posición dominante que les asegura
el predominio del poder. Los hombres
definen en gran medida los límites de
la inclusión/exclusión de las mujeres en
el mundo y en sus propias vidas; toman
decisiones que involucran directamente
los cuerpos de las mujeres, su inclusión
o exclusión en la esfera doméstica, de
la pareja, de la familia, de sus vidas y,
desde luego, de las instituciones del
Estado y de cualquier otro espacio de
poder. A partir de allí, se ordena también
la división de los espacios entre los
públicos, asignados a los hombres, y los
privados, destinados a las mujeres”. 95
Esto se evidenció claramente en el año
2001, cuando en el Congreso de la República
se conoció, discutió y aprobó
la Ley de Desarrollo Social.
95 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Informe Nacional de Desarrollo Humano Guatemala: desarrollo
humano, mujeres y salud 2002. Guatemala, 2002. Pág. 29.
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