Informe completo - Asociación de Investigación y Estudios Sociales

Revista de derechos humanos
Un alto porcentaje de las mujeres
entrevistadas considera que los hombres
no enfrentan dificultad alguna para desarrollar
su trabajo, mientras que ellas
identificaron como su principal limitante,
la estructura y superestructura patriarcal
excluyente, marginadora y discriminadora
de la mujer en todos los ámbitos.
Una limitante identificada por las
entrevistadas, que afecta a los hombres,
es su responsabilidad de “proteger y/o
mantener a la familia”. Esto contrasta con
la segunda dificultad que enfrentan las
mujeres: el asumir las responsabilidades
domésticas (mismas por las que no reciben
pago alguno), lo cual les resta tiempo
para poder trabajar en el ámbito público y
de manera remunerada. Aquí se evidencia
que es el mismo sistema el que condiciona
al hombre para ser el proveedor y el
que obstaculiza a las féminas para que
puedan compartir esta responsabilidad.
Las limitaciones que enfrentan los
hombres para desarrollar su trabajo están
vinculadas a situaciones de escaso presupuesto,
falta de tiempo para lograr desarrollarse
profesionalmente, discriminación
por variables de etnia, edad, educación,
etc. Las mujeres, en tanto, enfrentan este
tipo de limitaciones además de las sociales,
entre las que destacan las siguientes:
a) El sistema aún no acepta la participación
de las mujeres en el ámbito
público, limitando así sus posibilidades
de desarrollarse plenamente.
A continuación se presentan los mecanismos
usados para lograr esto.
• A nivel familiar: las resistencias
que pone la pareja; la sobreprotección
que da la familia a sus
miembras femeninas.
• A nivel social: privilegiar a los
hombres para que tengan acceso
a las oportunidades disponibles;
existencia de estereotipos y prejuicios
respecto a que las mujeres
son incapaces; desaprobación social
a la participación femenina.
• A nivel familiar: crear en las féminas
un sentimiento de culpa
cuando salen a trabajar, lo cual las
hace sentir mal por estarle “robando
tiempo” a su hogar y familia; la
cultura del miedo; las mujeres han
crecido en medio de un discurso y
un imaginario social donde se exaltan
sus valores “maternos” y capacidades
“hogareñas” y se demerita
a aquéllas que se insertan al campo
laboral y académico, señalándolas
de “neuróticas”, “histéricas”,
“marimachas”, “incapaces”, etc.,
todo esto las condiciona a seguir
perpetuándose en el rol que les
fue asignado por temor a fracasar
o por temor a ser rechazadas.
• Aspectos exógenos: fenómenos
que están acaeciendo generali-
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