108anticipadamente si este o aquelasunto irá a buen fin, si lograremossuperar o no aquel examen,si lograremos conquistaro no el corazón <strong>de</strong> aquella hermosachica, etc. etc. Lo que no<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> nosotros (es <strong>de</strong>cirla mayoría <strong>de</strong> los acontecimientos<strong>de</strong>cisivos <strong>de</strong> nuestravida) lo aceptamos cada vezmás con fatiga. De este modo,por una especie <strong>de</strong> <strong>de</strong>lirio <strong>de</strong>potencia, estamos perdiendo elsentido <strong>de</strong> la realidad, el sentido<strong>de</strong> nuestro verda<strong>de</strong>ro bien.En un contexto socio-culturalcomo el que acabamos <strong>de</strong>mencionar, y con esto retomamosnuestro tema, no se necesitamucho para enten<strong>de</strong>r cuandifícil es hablar <strong>de</strong> Sacramentos,hoy. En efecto, también lossacramentos son expresamenterechazados o corren el riesgo<strong>de</strong> ser acogidos <strong>de</strong> modo mágico-instrumental,pensando sobretodo en la “salud” y ciertamenteno en la “salvación”. Noobstante esto, como <strong>de</strong>cía alcomienzo, no <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>sanimarnos.Todos sabemos que<strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo vehemente <strong>de</strong>salud y <strong>de</strong> felicidad, típico <strong>de</strong>nuestra época, está presente lafrustración <strong>de</strong> una cultura que,a fuer <strong>de</strong> “artificios”, “artefactos”y astucias” en todo nivel,poco a poco ha perdido el sentido<strong>de</strong> la realidad. Pero como yalo <strong>de</strong>cía Aristóteles, la felicidad“es un cierto modo <strong>de</strong> vivir”; lamisma salud, como ha mostradoentre otros Hans-Georg Gadamer,no es un “producto” <strong>de</strong>lmédico, sino “lo que es naturalen sí misma” 8 . De todos modos,no se toma una píldora para serfelices, ni se escoge no enfermarseo no morir; lo único quepo<strong>de</strong>mos esperar es ser felicesno obstante la enfermedad y lamuerte: este es el verda<strong>de</strong>ro realismo,aunque bajo ciertos aspectosdramático, <strong>de</strong> nuestra fe.En este nivel, a nivel <strong>de</strong> fe, losSacramentos tienen una realidaddivina; sin duda se vuelvenuna intervención <strong>de</strong> Dios en laesfera humana para salvar alhombre <strong>de</strong> la enfermedad y <strong>de</strong>la muerte; pero al estar fundadostambién ellos en la cruz,nos obligan no sólo a no per<strong>de</strong>rnunca <strong>de</strong> vista el sufrimiento,sino a ser por lo menos tan “locos”para aceptarlo.“Todos los hombres sonmortales, Sócrates es hombre,luego Sócates es mortal”. Sobreeste silogismo razonabaIvan Illic, el célebre protagonista<strong>de</strong> la narración <strong>de</strong> Tolstoj,obsesionado por la inminentemuerte que le asechaba. “¡¡¡Peroyo no soy Sócrates!!!”, parecegritar luego el mismo personaje,como si quisiera escapar atodo costo ante la dura realidad.Pues bien, es necesario <strong>de</strong>cirque esta salida es tan bella yemblemática si pensamos en lamuerte <strong>de</strong> Sócrates así comonos lo narra el Fedone platónico.Ivan Illic, como buen burguésmo<strong>de</strong>rno, luego <strong>de</strong> haberconfiado mucho en una vidaor<strong>de</strong>nada y sin <strong>de</strong>sgarramientos,casi “científica”, frente a lamuerte ya no acepta ni siquierala lógica <strong>de</strong>l silogismo más elemental;Sócrates, poco antes <strong>de</strong>beber la cicuta sigue siendo fiela la realidad y recomienda a susdiscípulos que no olvi<strong>de</strong>n “la<strong>de</strong>uda <strong>de</strong> un gallo a Asclepio”.Sé que los Sacramentos representanmucho más. Pero meacontentaría si, en un mundoevasivo, evanesciente y cruelcomo el nuestro, nos ayudarana soportar el mal y la muertecomo lo hizo Sócrates: comohombres.Prof. SERGIO BELARDINELLIProfesor <strong>de</strong> Antropología filosóficaUniversidad <strong>de</strong> Boloniae Instituto Juan Pablo II<strong>de</strong> la Pontificia Universidad<strong>de</strong>l LateranoNotas1A. CAMUS, La peste, en Id., Opere,Classici Bompiani, Milano 1974, vol. I, p.1332Ibid., p. 3063G. LEOPARDI, Zibaldone, 30314Cf. S. BELARDINELLI, Una sociologiasenza qualità. Saggi su Luhmann, Angeli,Milano 1993.5N. LUHMANN, Sistemi sociali, Il Mulino,Bologna 1990, p. 3546K. JASPERS, Il medico nell’era <strong>de</strong>llatecnica, Raffaello Cortina Editore, Milano1995, p. 48.7Ibid., p. 45.8Cf. H. G. GADAMER, Dove si nascon<strong>de</strong>la salute, Raffaello Cortina Editore,Milano 1994, p. 42.Los sacramentos: aspecto antropológicoIntroducciónEn la presente contribuciónacerca <strong>de</strong>l aspecto antropológico<strong>de</strong> los sacramentos, trataremos<strong>de</strong> poner <strong>de</strong> relieve unaespecie <strong>de</strong> ida y vuelta:– por un lado la condiciónhumana, es <strong>de</strong>cir, el hombreen su naturaleza y su inserciónen la historia <strong>de</strong> la salvación,que ilumina el misterio <strong>de</strong> lossacramentos, poniendo en evi<strong>de</strong>nciasu conveniencia y significado;– por el otro, los sacramentosya sea en su estructura internacomo en sus aproximacionesrecíprocas, iluminan elmisterio <strong>de</strong>l hombre y ponenen evi<strong>de</strong>ncia bajo qué dimensiones<strong>de</strong> su vida se alcanza lagracia divina.Esta doble reflexión presuponeel conocimiento <strong>de</strong> losgran<strong>de</strong>s datos <strong>de</strong> la doctrinasacramentaria y los esfuerzosrealizados en los últimos tiempospara colocar a los sacramentos<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la economía<strong>de</strong> la encarnación re<strong>de</strong>ntora yen el organismo eclesial. Conestos presupuestos, trataremos<strong>de</strong> relacionar estos datos conel misterio <strong>de</strong>l hombre y enriquecerla comprensión <strong>de</strong>lmismo.Partamos <strong>de</strong> una dificultadpastoral que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace algunos<strong>de</strong>cenios se ha vuelto muygeneral en nuestros países occi<strong>de</strong>ntales:el fenómeno <strong>de</strong> laregresión <strong>de</strong> la práctica religiosa.Ahora bien, ¿esta realidadsugeriría que los sacramentostienen poco interés parael hombre <strong>de</strong> hoy? ¿Realmentees así? ¿Po<strong>de</strong>mos captarlo que esto revela negativamente<strong>de</strong> la relación entre elhombre y los sacramentos?
¿Quién es un “católicono practicante?Para muchos bautizados, loscontactos con la Iglesia tienenlugar solamente con ocasión <strong>de</strong>las gran<strong>de</strong>s etapas <strong>de</strong> la existenciafamiliar: ante todo el nacimiento,el catecismo <strong>de</strong> losniños hasta el inicio <strong>de</strong> la adolescencia,el matrimonio y lamuerte. A estos se aña<strong>de</strong>n lasfestivida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Todos los Santos,Navidad y Pascua. Es justamenteen estas oportunida<strong>de</strong>sque los sacerdotes escuchan lafamosa afirmación: “Padre, soycatólico, pero no practicante”.A veces, todo esto está ro<strong>de</strong>dado<strong>de</strong> algunas observaciones:“Esto no me impi<strong>de</strong> tratar <strong>de</strong>hacer el bien o <strong>de</strong> rezar personalmente;vale más la sinceridadinterior que la práctica exteriore hipócrita, etc.”. Ahorabien, cuando es posible un diálogomás esencial, nos damoscuenta que los verda<strong>de</strong>ros problemasse colocan en una dimensiónmás profunda. La expresión“católico no practicante”<strong>de</strong>ja traslucir que esencialmentese sigue siendo católico,pero que simplemente ha disminuidoun poco la frecuencia<strong>de</strong> los gestos cristianos exteriores.Pero en verdad, ¿la falta <strong>de</strong>práctica no revela quizás elabandono sustancial <strong>de</strong> la mismafe? ¿En qué cree, qué es loque vive un “católico no practicante”en el aspecto religioso?Sin querer juzgar a las personascaso por caso, la experiencia<strong>de</strong> los diálogos pastoralespermite discernir cierto número<strong>de</strong> ten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> fondo.1. El católico no practicantegeneralmente concibe la vida<strong>de</strong> fe bajo dos aspectos: en elplano interior, la sinceridad(que pue<strong>de</strong> incluir cierta vida<strong>de</strong> oración individual), en elámbito exterior, la preocupación<strong>de</strong> una vida moral mínima(no matar, ser generosos, etc.).Esto es para él lo esencial <strong>de</strong> lavida cristiana. Ahora, lo quefalta aquí en primer lugar es elejercicio explícito <strong>de</strong> la vida teologal.No está necesariamenteausente, sobre todo si la personaha conservado cierta vida <strong>de</strong>oración (no siempre es así). Perolo que queda tien<strong>de</strong> a reducirsea la esfera íntima individual,y ya no encuentra espaciospara expresarse como talhacia lo exterior. Se mella,pues, la dinámica personal <strong>de</strong>lactuar teologal <strong>de</strong>l interior haciael exterior, la expresividad<strong>de</strong>l corazón filial en la carne yen el mundo. Obviamente, lasinceridad interior encuentratodavía una expresión <strong>de</strong> ciertapreocupación <strong>de</strong> vida moral,pero esta preocupación no esesencialmente cristiana (la po<strong>de</strong>mosencontrar en los budistas,en los agnósticos e inclusoen los ateos). Si aún hay fe enDios o en Cristo, ya no lograexpresarse en gestos o en palabrasespecíficas y explícitas:esto vale para los sacramentospero también para toda oraciónpública y visible, para la preocupación<strong>de</strong> manifestar la propiafe en torno a sí mismo, otambién en lo cotidiano ante el<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> actuar no sólo con honestidad,sino por amor explícitoa Cristo.2. Esta ruptura en la dinámica<strong>de</strong> la exteriorización presuponeaquella <strong>de</strong>l movimiento<strong>de</strong> interiorización espiritual.Esto significa la capacidad <strong>de</strong>reconocer y <strong>de</strong> integrar interiormentela presencia y las iniciativas<strong>de</strong> Cristo, así como seme presentan en la exterioridadconcreta:– en los sacramentos que tienenun carácter visible, audibley palpable, y que toman lugaren mi historia personal y social,– más globalmente, en la vidaeclesial, pertenencia comunitariaque da significado y realizala pertenencia a la comunidaddivina,– y también en todo tipo <strong>de</strong>acontecimientos, <strong>de</strong> llamadas y<strong>de</strong> encuentros mediante loscuales Cristo nos habla y actúa:este pobre en mi camino, estaoportunidad <strong>de</strong> servir a mishermanos, mi profesión, estaofensa sufrida que me configuraa Jesús crucificado.En general, los no practicantestienen un sentido muy tenue<strong>de</strong> esta presencia viviente <strong>de</strong>Cristo y <strong>de</strong> su Amistad divinaen el corazón <strong>de</strong> los acontecimientos<strong>de</strong> su vida concreta. Enlo que respecta a su vida sacramental,es una sacralidad matizadaque a menudo sustituye lafe viviente en Cristo que obrapor la fuerza actual <strong>de</strong> su resurrección.La pertenencia eclesialtien<strong>de</strong> a reducirse a unaformalidad jurídica poco atrayente.En lo que se refiere al tejido<strong>de</strong> la vida cotidiana, vida<strong>de</strong> familia, <strong>de</strong> trabajo, <strong>de</strong> sociedado <strong>de</strong> vecindad, ya no aparecemás para la libertad como ellugar concreto <strong>de</strong> expresión y<strong>de</strong> realización <strong>de</strong> la elección y<strong>de</strong> la llamada <strong>de</strong> Dios. Tien<strong>de</strong> areducirse a la alternancia sufridaentre constricciones socialesestresadas y distracciones compulsivas.La necesidad <strong>de</strong> Dioso <strong>de</strong> lo sagrado ya no se manifiestasino en ciertas oportunida<strong>de</strong>sespecíficas.3. Aquí se toca la representaciónespontánea <strong>de</strong> lo real y <strong>de</strong>la vida. En un contexto en elque no subsiste la práctica religiosa,Dios pier<strong>de</strong> el rostroconcreto, histórico y encarnadoque tiene en Jesucristo y en laIglesia, y se convierte en objeto<strong>de</strong> cierta creencia velada, en“una fuerza sobre nosotros”.Cada acto <strong>de</strong>l hombre ya noconcierne hic et nunc su amor aCristo: en el mejor <strong>de</strong> los casoses suficiente contar con un balancemoral globalmente positivo.Ya no se trata <strong>de</strong> cristianismosino <strong>de</strong> <strong>de</strong>ísmo. Fundamentalmente,se pier<strong>de</strong> <strong>de</strong> vista elmisterio <strong>de</strong> la encarnación re<strong>de</strong>ntora.Si es históricamenteverda<strong>de</strong>ro que la Iglesia y lossacramentos son dones preciosos<strong>de</strong> Cristo que ha pagadopor nosotros con su vida, entoncesno puedo sustraerme voluntariamentea ellos sin herirloen su amor hacia mí y sin herira su Iglesia con mi ausencia: <strong>de</strong>hecho, este Amor se ofrece amí en el hic et nunc sacramental,y sobresale con cada vezmayor ardor hacia Cristo paraquien mi misión y mi eternidad109
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