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DOLENTIUM HOMINUM - Conferencia Episcopal de Guatemala

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El cronista y los enfermos <strong>de</strong> lepraEsta no es una conferencia:es una vivencia.No es una intervención sobreFollereau, insigne maestro<strong>de</strong>l Bien y <strong>de</strong> la Comparticipación.Muchos habrán hablado ymucho más autorizados queyo.Se trata pura y simplemente,repito, <strong>de</strong> un testimonio.El viejo cronista que soy,trotador <strong>de</strong>l mundo durantecincuenta años, sobre todo <strong>de</strong>lTercer Mundo, el viejo cronistaha encontrado la lepra y havisto vivir y morir a los leprosos;y <strong>de</strong> esta experiencia única,ha sacado una gran lección,incluso banal en su inmensidady, esto es, queridosamigos, que la vida, don <strong>de</strong>Dios, <strong>de</strong>be ser vivida <strong>de</strong> todosmodos hasta el último día,cualesquiera sean nuestrascondiciones físicas.Mucho me ha impresionadola intervención anterior sobrelos minusválidos.Se trata <strong>de</strong> una llaga <strong>de</strong>nuestra sociedad o, como <strong>de</strong>cíajustamente el orador, es necesarioque les hagamos sentircomo nosotros, en nuestro nivel,sobre todo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto<strong>de</strong> vista psicológico.Yo era joven, muy joven, algoasí como “enfant prodige”cuando, en los años 50, digamoshace medio siglo, trabajabaen un diario que entoncesera un gran periódico que sellamada “Il Tempo”, fundado ydirigido por un personaje extraordinario,Renato Angiolillo.Un día éste me dice: “¿Quisierair usted a una leprosería,vivir algunos días, hacer un reportaje‘La lepra vista <strong>de</strong>s<strong>de</strong>a<strong>de</strong>ntro’?”.Le respondí: ¿En Africa?No, no en Africa, en Italia,me dice Angiolillo.Usted ignora que en Acquaviva<strong>de</strong>lle Fondi, cerca <strong>de</strong> Bari,en el Hospital Miulli, existeuna sección reservada a losenfermos <strong>de</strong> lepra.Para ser exactos – me dijomi director <strong>de</strong> entonces – son53.El secretario <strong>de</strong> esa leproseía,continuó Angiolillo, elProf. Ciccio Pepe, es amigomío muy querido.De manera que usted podríaestar en ese lazareto, bajo lasapariencias <strong>de</strong> un médico. Pepeestá <strong>de</strong> acuerdo porque setrata <strong>de</strong> dar una mano a esos<strong>de</strong>svalidos.Está bien, respondí al director,pero bajo una condición:<strong>de</strong>seo ir no bajo falsa apariencia;los enfermos <strong>de</strong>ben saberque yo soy un periodista, respetuoso<strong>de</strong> su pena, pero unperiodista. Si aceptan, sí, <strong>de</strong> locontrario, no se hace nada.Aceptaron.Fue así que partí hacia la leprosería.Tengo que <strong>de</strong>cirles que entoncestenía <strong>de</strong> la lepra unai<strong>de</strong>a bíblica, monstruosa, terrificante.Antes <strong>de</strong> entrar en la leproseríapara hacer mi servicio,expresé mi temor a un queridoamigo, Vittore Fiore, histórico,insigne sociólogo <strong>de</strong> Bari.Me respondio con muchasencillez: ¿Por qué no vas alpadre Pío para que te bendiga?Imaginen, ya entonces, en el49, estamos a fines <strong>de</strong> febrero<strong>de</strong> 1949, el Padre Pío ya estabaen olor <strong>de</strong> santidad.No quiero ir más allá.Tuve un encuentro con elPadre Pío; fue particular.Sentí una mezcla entre <strong>de</strong>sfallecimiento,al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> unverda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>smayo, cuandomi <strong>de</strong>do ahondaba en la palma<strong>de</strong> su mano.Obtuve la bendición <strong>de</strong> esterudo pero santo capuchino yfui a la leprosería.Llegué, pues, al HospitalMiulli.Ahora les leo algún paso <strong>de</strong>mi reportaje <strong>de</strong> entonces, hacemedio siglo: “El hospital <strong>de</strong>Acquaviva <strong>de</strong>lle Fonti surgeen el corazón <strong>de</strong> esta ciudadantigua y amable, don<strong>de</strong> nuncatienen lugar robos y <strong>de</strong>litos(en ese entonces, por lo menos)y la gente habla un dialectocreativo y herméticoEl ala <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l edificioestá aislada <strong>de</strong>l resto y aloja a53 enfermos fuera <strong>de</strong> lo ordinario:son “leprosos”.Son 53 individuos, humil<strong>de</strong>sy serenos: 31 hombres, 22mujeres”.Prosigo diciendo que están97

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