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DOLENTIUM HOMINUM - Conferencia Episcopal de Guatemala

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Saludo <strong>de</strong> AMCILa Asociación Médicos CatólicosItalianos acoge con entusiasmoy fraternal amistad alos médicos y amigos que provienen<strong>de</strong> más <strong>de</strong> 40 nacionespara participar en el Congreso<strong>de</strong>l Jubileo <strong>de</strong>l 2000.Es innegable que esta cita enRoma, fruto <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> lastres Asociaciones AMCI-FE-AMC-FIAMC, reviste un significadoque trascien<strong>de</strong> aqueltradicional <strong>de</strong> un encuentrocongresual <strong>de</strong> los médicos católicos.Ante todo, este es nuestroCongreso <strong>de</strong>l Gran Jubileo <strong>de</strong>l2000: la Provi<strong>de</strong>ncia ha reservadopara nosotros el emocionanteprivilegio <strong>de</strong> vivir estecruce exaltante <strong>de</strong> varios acontecimientos:el pasaje <strong>de</strong>l siglo,el alba <strong>de</strong>l Tercer Milenio, laproclamación <strong>de</strong>l Jubileo <strong>de</strong>l2000, el encuentro <strong>de</strong> los tresCongresos. ¿Somos capaces <strong>de</strong>respon<strong>de</strong>r a estos sugestivosllamamientos? ¿Seremos “actores”conscientes <strong>de</strong> estosacontecimientos impetuosos?En esta circunstancia aparece<strong>de</strong> lo más puntual el tema quenos hemos propuesto: “La Medicinay los Derechos Humanos”.En efecto, ¿qué siglo haasistido a un tal y <strong>de</strong>sbordante<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> acontecimientos,a veces dramáticos, que hanvisto al hombre exaltado, in<strong>de</strong>fensoy violentado? ¿En queotro siglo ha resonado, cadavez más potente, el <strong>de</strong>sgarradorgrito <strong>de</strong>l respeto <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos<strong>de</strong>l hombre? Pero ¿<strong>de</strong> qué<strong>de</strong>rechos? ¿Es realmente verdadque este último período <strong>de</strong>siglo ha sido un faro luminosoen el arrollador camino <strong>de</strong> lacomunidad humana ante unsubseguirse <strong>de</strong> “constructores y<strong>de</strong>structores” <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechoshumanos?Por suerte para todos loshombres, en este escenario seyergue luminosa e impetuosa lafigura <strong>de</strong> Juan Pablo II que hacentrado su Magisterio no sóloen favor <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa y <strong>de</strong> lapromoción <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos humanos,sino que los ha puestocomo fundamentos ciertos enla perspectiva cristiana.Y la perspectiva <strong>de</strong>l amor esla orientación en la que se realizala acción <strong>de</strong>l cristiano en favor<strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos humanos.Nuestro “gran” Pontífice ha <strong>de</strong>dicadoincluso algunas encíclicasa estos temas tan queridos.En la Centesimus Annus (1991)nos indica una serie <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechoshumanos: “El <strong>de</strong>recho a lavida, <strong>de</strong>l que forma parte integranteel <strong>de</strong>recho <strong>de</strong>l hijo a crecerbajo el corazón <strong>de</strong> la madre<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber sido concebido;el <strong>de</strong>recho a vivir en una familiaunida y en un ambientemoral; el <strong>de</strong>recho a madurar lapropia inteligencia y la propialibertad a través <strong>de</strong> la búsqueday en el conocimiento <strong>de</strong> la verdad;el <strong>de</strong>recho a participar enel trabajo para valorar los bienes<strong>de</strong> la tierra y recabar <strong>de</strong>lmismo el sustento para sí y parasus seres queridos; el <strong>de</strong>rechoa fundar libremente una familia,a acoger y educar a loshijos, haciendo uso responsable<strong>de</strong> la propia sexualidad; el <strong>de</strong>recho<strong>de</strong> vivir en la verdad <strong>de</strong>la propia fe y en conformidadcon la dignidad trascen<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>la propia persona”.En el fondo se trata <strong>de</strong> losmismos <strong>de</strong>rechos, aunque menosexplícitos, que encontramosen la Declaración Universal<strong>de</strong> los Derechos <strong>de</strong>l Hombreque a menudo son recordadoso <strong>de</strong>satendidos voluntariamenteen muchas circunstancias.Pero ¡muchas legislacioneshan negado el <strong>de</strong>recho a la vidacon disposiciones permisivasen materia <strong>de</strong> aborto, <strong>de</strong> manipulacióngenética, <strong>de</strong> eutanasiay <strong>de</strong> limitación <strong>de</strong> la libertad<strong>de</strong>l individuo! Y las impetuosasy explosivas conquistas <strong>de</strong> latecnología y <strong>de</strong> la ciencia encampo bio-médico ¿siemprehan sido dirigidas para favorecerel <strong>de</strong>sarrollo y el respeto <strong>de</strong>la dignidad <strong>de</strong> la persona? Comonos recuerda Juan Pablo II(Re<strong>de</strong>mptor hominis 1979), <strong>de</strong>aquí surge la necesidad <strong>de</strong> queal explosivo <strong>de</strong>sarrollo tecnológicocorresponda un <strong>de</strong>sarrolloproporcional <strong>de</strong> la vida moral y<strong>de</strong> la ética para que el hombre“sea realmente mejor, más maduroespiritualmente, másconsciente <strong>de</strong> la dignidad <strong>de</strong> suhumanidad”.Nosotros médicos que hemosvenido a Roma <strong>de</strong> todo elmundo <strong>de</strong>seamos contribuir ala acogida integral <strong>de</strong> los llamamientos<strong>de</strong>l Pontífice, <strong>de</strong>seamosdar testimonio con energíaque la Medicina y sus conquistasse dirigirán siempre alservicio <strong>de</strong>l hombre; que la solidaridady el respeto junto conel amor <strong>de</strong>ben ser el fundamento<strong>de</strong> las relaciones entre todoslos hombres y por esto <strong>de</strong>claramosque somos contrarios a todotipo <strong>de</strong> restricción <strong>de</strong> las liberta<strong>de</strong>sindividuales y, portanto, contra toda forma <strong>de</strong> torturay contra la pena <strong>de</strong> muerte.La esperanza, alimentada porla fe y fortalecida por la caridad,nos hace conscientes quecada día <strong>de</strong>bemos ponernos alservicio <strong>de</strong> los enfermos, <strong>de</strong> losmás débiles e in<strong>de</strong>fensos, y enescucha, comenzando por quienes,creyentes o no, se reconocencomo miembros <strong>de</strong> una sociedadfundada en el respeto yen el amor.Prof. DOMENICO DI VIRGILIOPresi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la AsociaciónMédicos Católicos Italianos(AMCI)137

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