32necesitadas <strong>de</strong> ayuda sanitaria.Por supuesto que no todosson así. Hay muchos médicosque honran profundamente laprofesión médica y son <strong>de</strong>hechados<strong>de</strong> generosidad y competencia.Y no más <strong>de</strong> algúnose ha preguntado sobre su propiai<strong>de</strong>ntidad, no sólo comocatólico, sino como médicocatólico. La siguiente reflexiónpreten<strong>de</strong> ser un esbozopara respon<strong>de</strong>r a esta pregunta<strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad.Por supuesto que se escribeen un lenguaje incomprensiblepara quien no tenga fe. Para unmédico que no tiene la fe enCristo y en su Iglesia todo loque aquí se diga no tiene sentido,más bien es algo absurdoque pareciera para tontos y locos.Y así es como aparece lafe en general, ya San Pablo <strong>de</strong>cíaque el anuncio <strong>de</strong> un Mesíascrucificado les resulta ofensivoa los judíos y a los no judíosles parece una locura, sinembargo, es mucho más sabioque toda sabiduría humana; ylo que en Dios pue<strong>de</strong> parecer<strong>de</strong>bilidad, es más fuerte quetoda la fuerza humana (I Cor1,23-25).Supongo toda la significación<strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l cristianoque como tal la adquiere<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su Bautismo, y me fijosólo en la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l médicocatólico en cuanto médico.Me centro pues en la profesiónmédica. Tomo como base laCarta para los Agentes <strong>de</strong> Saludque ha publicado el PontificioConsejo para la Pastoral<strong>de</strong> la Salud, que a su vez refiereal pensamiento <strong>de</strong>l SantoPadre Juan Pablo II al respectoy <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad trazadapor el Papa y en ella, trato <strong>de</strong>hilvanar unas cuantas i<strong>de</strong>ascomo su interpretación y comentario.Carta <strong>de</strong> los agentes<strong>de</strong> la saludEn la Carta <strong>de</strong> los Agentes<strong>de</strong> la Salud se dice lo siguiente<strong>de</strong>l médico católico:«Su profesión le exige sercustodio y servidor <strong>de</strong> la vidahumana». Debe hacerlo medianteuna presencia vigilantey solícita al lado <strong>de</strong> los enfermos.La actividad médico-sanitariase funda sobre una relacióninterpersonal, es un encuentroentre una confianza yuna conciencia. La confianza<strong>de</strong> un hombre marcado por elsufrimiento y la enfermedadque se confía a otro hombreque pue<strong>de</strong> hacerse cargo <strong>de</strong> sunecesidad y que lo va a encontrarpara asistirlo, cuidarlo ysanarlo.El paciente no es sólo un casoclínico sino un hombre enfermohacia el cual el médico<strong>de</strong>berá adoptar una actitud <strong>de</strong>sincera simpatía, pa<strong>de</strong>ciendojunto con él, mediante unaparticipación personal en lassituaciones concretas <strong>de</strong>l pacienteindividual. Enfermedady sufrimiento son fenómenosque tocados a fondo van másallá <strong>de</strong> la medicina y tocan laesencia <strong>de</strong> la condición humanaen este mundo.El médico que se ocupa <strong>de</strong>ellos <strong>de</strong>berá ser consciente <strong>de</strong>que allí esta implicada toda lahumanidad y le es requeridauna entrega total. Esta es lamisión que lo constituye, y esel fruto <strong>de</strong> una llamada o vocaciónque el médico escucha,personificada en el rostro sufrientee invocante <strong>de</strong>l pacienteconfiado a sus cuidados.Aquí se enlaza la misión <strong>de</strong>lmédico <strong>de</strong> dar la vida, con la<strong>de</strong>l mismo Cristo que vino adar la vida y darla en abundancia(Jn 10,10). Esta vida trascien<strong>de</strong>la vida física hasta llegara la altura <strong>de</strong> la SantísimaTrinidad, es la vida nueva yeterna que consiste en la comunióncon el Padre a la quetodo hombre está llamado gratuitamenteen el Hijo, por obra<strong>de</strong>l Espíritu Santo.El médico es como el buensamaritano que se <strong>de</strong>tiene allado <strong>de</strong>l enfermo haciéndosesu próximo (prójimo) por sucomprensión y simpatía, enuna palabra, por su caridad.Así el médico participa <strong>de</strong>lamor <strong>de</strong> Dios como su instrumentodifusivo y a la vez secontagia <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios haciael hombre.Esta es la caridad terapéutica<strong>de</strong> Cristo que pasó haciendoel bien y sanando a todos(Hch 10,38). Y al mismo tiempo,la caridad hacia Cristo representadoen cada paciente.El es el que es curado en cadahombre o mujer, “cuando estabaenfermo, me fuiste a ver”,como dirá el Señor en el Juiciofinal (Mt 25,31-40).De aquí resulta que la i<strong>de</strong>ntidad<strong>de</strong>l médico es la i<strong>de</strong>ntidadrecibida por su ministerioterapéutico, su ministerio <strong>de</strong> lavida. Es un colaborador <strong>de</strong>Dios en la recuperación <strong>de</strong> lasalud en el cuerpo <strong>de</strong>l enfermo.La Iglesia asume el trabajo<strong>de</strong>l médico como un momento<strong>de</strong> su ministerio, puesconsi<strong>de</strong>ra el servicio a los enfermosparte integrante <strong>de</strong> sumisión; sabe bien que el malfísico aprisiona al espíritu, asícomo el mal <strong>de</strong>l espíritu someteal cuerpo. De esta manera,el médico con su ministerio terapéuticoparticipa <strong>de</strong> la acciónpastoral y evangelizadora<strong>de</strong> la Iglesia. Los caminos porlos que <strong>de</strong>be caminar son losmarcados por la dignidad <strong>de</strong> lapersona humana y por tanto <strong>de</strong>la ley Moral. En especialcuando trata <strong>de</strong> ejercer su activida<strong>de</strong>n el campo <strong>de</strong> la Biogenéticay la Biotecnología.La Bioética le dará sus cauces<strong>de</strong>lineándole sus principios <strong>de</strong>acción 1 .La i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l médicoEn esta posición <strong>de</strong>l PontificioConsejo para la Pastoral <strong>de</strong>la Salud, y que en último término,según aparece por lascitas al calce, es la posición<strong>de</strong>l Santo Padre Juan Pablo II,se encuentra una síntesis apretada<strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad cristiana<strong>de</strong>l médico; como lo había yamencionado, me esforzaré porreflexionar sobre dicha i<strong>de</strong>ntidadfijándome en especial enque se trata <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>ntidadrecibida por una vocación yuna misión que funda un ministerio<strong>de</strong>l todo especial, elministerio terapéutico, el ministerio<strong>de</strong> la vida, el ministerio<strong>de</strong> la salud.La vocación y la IglesiaEmpezamos refiriéndonos ala significación <strong>de</strong> la vocaciónen la Iglesia. Muchas veces lasetimologías ayudan a remontarnosal sentido original <strong>de</strong>palabras que usamos con frecuenciay que parecen <strong>de</strong>sgastadaspor el uso. Una <strong>de</strong> ellases la palabra Iglesia. Nos situamosen dos etimologías, la
griega y la latina. Su etimologíagriega nos lleva al verbo‘EKKALEIN, llamar. La Iglesia,“EKKLESIA”, sería elparticipio plural <strong>de</strong>l verbo ‘ekkalein’,y significaría los llamados.Ahora, situándonos en laperspectiva etimológica latina,la Iglesia es el efecto <strong>de</strong> la“Vocación”; La “vocación”,etimológicamente hablando,es la acepción latina sustantivada<strong>de</strong>l verbo latino VOCA-RE, llamar, (lo mismo que“ekkalein”) significaría así lamisma llamada que congregaa los llamados, esto es, quecongrega a la Iglesia. La vocaciónpues hace la Iglesia.La única “vocación” o llamadafundamental es la quehace Dios con la Palabra conla que llama a la existencia atodo lo que existe, y esta llamada,esta “vocación” primigenia,es Cristo; que es la Palabra<strong>de</strong> Dios por la que todolo que existe y cada uno <strong>de</strong> nosotros,se llama a la existencia(Cf Ef 1,3-10; Col 1,15-20).Es en particular interesanteconstatar que la forma máxima<strong>de</strong> llamar hoy <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>Dios a todo lo que existe, lamáxima presencia <strong>de</strong> Cristo enel mundo, tenga su realizaciónen la Eucaristía, pues es el memorial,la presencialización <strong>de</strong>Cristo en el hoy <strong>de</strong> la historia(Cf Lc 22,19).En esta llamada <strong>de</strong> Dios,<strong>de</strong>scubrimos tres momentosesenciales <strong>de</strong> la misma que laconstituyen y que po<strong>de</strong>mossintetizar con tres palabras:“SER”, “CON”, “PARA”.Esto es, somos llamados paraser (existir), con Dios, paralos <strong>de</strong>más.Así por ejemplo lo po<strong>de</strong>moscomprobar en la llamada queCristo hace a sus apóstoles(Mc 3,14-15), y muy en especialen la llamada que hace ala Virgen María para que seala Madre <strong>de</strong> Dios, el Mesías(Lc 1,26-38). Pero se trata <strong>de</strong>un paradigma que se extien<strong>de</strong>por toda la historia <strong>de</strong> la Salvación.Estas tres palabras <strong>de</strong> la vocaciónnos van a servir comopauta para reflexionar sobre ladoctrina pontificia acerca <strong>de</strong> lai<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l médico católicoque expusimos en la Carta <strong>de</strong>lPontificio Consejo.1. “SER”Cuando hablamos <strong>de</strong>l “ser”en la vocación, hablamos <strong>de</strong> laexistencia total. Dios habla ytodo empieza a existir. Dice elGénesis: “Entonces dijo Dios:que haya luz. Y hubo luz...(1,3). Cuando Dios pronunciasu Palabra, ésta es práctica:hace lo que dice, y todo tieneen ella su consistencia, su inicioy su fin, su totalidad.Cuando hablamos <strong>de</strong>l auténticomédico católico, éstees tal por una verda<strong>de</strong>ra vocaciónrecibida <strong>de</strong> Dios mismo<strong>de</strong>l cual recibe toda su existencia,por supuesto que sin excluirla colaboración al llamado<strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l mismo médico.¿Cómo y en qué consiste lavocación médica, a qué llamaDios al médico? Diseñamos acontinuación algunos rasgos<strong>de</strong>l “ser” <strong>de</strong> esta llamada.1.1 La profesiónEn primer lugar diremos queDios llama al médico para unaprofesión, que no es lo mismoque para un oficio. Profesionespropiamente se reconocen enla historia tres, la <strong>de</strong>l sacerdote,la <strong>de</strong>l médico y la <strong>de</strong>l gobernanteo <strong>de</strong>l juez. Hay quenotar que la profesión es algoligado con la profesión <strong>de</strong> lafe, es algo religioso. La profesiónno es algo propiamentejurídico, pues lo jurídico ensentido positivo pue<strong>de</strong> llevarsea cabo o no, o cambiarse segúnla voluntad <strong>de</strong> los que contraenuna obligación, en cambio, laprofesión es una obligación yuna responsabilidad que secontrae con Dios mismo. Esuna responsabilidad, y una responsabilidadsignifica originariamentela capacidad <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r,respon<strong>de</strong>r viene <strong>de</strong>lgriego “Spen<strong>de</strong>n” que originariamentesignifica ofrecer unsacrificio <strong>de</strong> libación a Dios.La responsabilidad profesionalmédica significa un compromiso(Compromiso es syngrafeinen griego, significa escribirjuntos) que se escribe a partidadoble entre el hombre yDios.De esta sacralidad <strong>de</strong> la profesiónmédica se origina el juramento<strong>de</strong> Hipócrates, es eljuramento <strong>de</strong> no hacer el malal paciente, hacerle siempre elbien y estar totalmente por lavida en todas sus etapas, juramentoque no es una promesaque se hace al paciente, sinoque se hace directamente aDios. La vocación <strong>de</strong>l médicoen este contexto es una vocaciónque nace <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong>Dios, es a Dios a quien el médicosigue en esta profesión,como el Bien sumamenteamable 2 .1.2 El amor <strong>de</strong> Diosen el médicoSin embargo, a pesar <strong>de</strong> losublime <strong>de</strong> esta posición hipocrática,ésta es limitada y <strong>de</strong>fectuosa.Hablábamos <strong>de</strong>lamor <strong>de</strong> Dios, pero este amor,<strong>de</strong> acuerdo con la mentalidadgriega clásica, la mentalidad<strong>de</strong> Sócrates y Platón, <strong>de</strong> lacual participaba Hipócrates, esalgo <strong>de</strong>fectuoso pues presuponenecesidad y nunca es plenitud.De hecho, para la Filosofíaclásica griega, Dios noama. Es sumamente amable,pero no ama, pues amar significaríacarencia y Dios no pue<strong>de</strong>carecer <strong>de</strong> nada. El amor espropio sólo <strong>de</strong>l hombre necesitadoe interesado en saciarse,no <strong>de</strong> Dios el Omniperfecto.En la mitología griega, elamor nace <strong>de</strong> Poros y Penia enlas bodas <strong>de</strong> Afrodita. Porosrepresenta el expediente, lanecesidad, y Penia, la pobreza;juntando necesidad con pobreza,nace el amor como <strong>de</strong>seointeresado.Esta mentalidad es totalmentecorregida por la Revelacióndivina: Dios mismo esAmor. Es esta la <strong>de</strong>finiciónmás profunda <strong>de</strong> Dios. Suamor no consiste en que carezca<strong>de</strong> algo, sino en la máxima33
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