124toda chispa <strong>de</strong> vida... Yo, la vidaardiente <strong>de</strong> la divina esenciacorro centelleante a través <strong>de</strong>las bellezas <strong>de</strong> los prados. Yoresplan<strong>de</strong>zco en las aguas yquemo en el sol, en la luna y enlas estrellas. Yo con cada soplo<strong>de</strong> viento que, como vida invisible,toda cosa mantiene, hago<strong>de</strong>spertar la vida. El aire viveen el rever<strong>de</strong>cer y en el florecer.Las aguas corren como sifueran vivas... Y así <strong>de</strong>scanso,escondido en toda la realidad,como una fuerza ardiente. Todose inflama a través <strong>de</strong> mícuando se mueve incesantementeel respiro <strong>de</strong>l hombre,semejante a la llama movidapor el viento.. a todas las cosasdono el aliento <strong>de</strong> vida... porqueYo soy la vida” 34 .– “Por primera vez, hoy heentendido lo que quiere <strong>de</strong>cirque todas las cosas hablan <strong>de</strong>Dios. El ha creado todo y cadacosa, El está <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la máspequeña realidad. Todo, continuamente,se recrea a través <strong>de</strong>El. El que experimenta esto,experimenta a Dios en todo.Siempre diferente, tal como estahoja. Y siempre es El. Estolo experimentaron los griegoscuando consi<strong>de</strong>raron divina todacosa” 35 .Actitu<strong>de</strong>s y praxisLa acción pastoral proclamala unicidad <strong>de</strong> la salvación<strong>de</strong> CristoEn la visión y en la praxispastoral, la comprensión <strong>de</strong>lsacramento como acontecimiento<strong>de</strong> salvación integralencuentra eco y casi se refuerzaal consi<strong>de</strong>rar al enfermo comosacramento <strong>de</strong> Cristo sufriente.Por tanto, la proclamación<strong>de</strong> la eficacia salvífica <strong>de</strong> lossacramentos no alimenta unafácil ilusión. El sacramentoabre la esperanza a través <strong>de</strong> lamuerte, no ro<strong>de</strong>ándola, sinosufriendo la aparente victoriapara proclamar aquella real <strong>de</strong>Cristo.Por lo <strong>de</strong>más, la remoción <strong>de</strong>la muerte (por los diferentescaminos que no son un instintivomecanismo <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa, sinoen la actualidad una más insidiosay solapada mistificacióncultural que continuamenteelabora y propone) es vaciado<strong>de</strong>l ser y embotamiento <strong>de</strong>l conocimiento:“De la muerte, <strong>de</strong>ltemor <strong>de</strong> la muerte, inicia y seeleva todo conocimiento sobreel Todo” 36 . Es el vuelco <strong>de</strong>l “timorfecit <strong>de</strong>os”, <strong>de</strong> viejo recuerdoy <strong>de</strong> retoma mo<strong>de</strong>rna(freudiana). Sin el pensamiento<strong>de</strong> la muerte la vida se replegaríaen un inútil presente, que se<strong>de</strong>bate entre agresividad y <strong>de</strong>sconsuelo.La visión cristianapone el horizonte <strong>de</strong> la vida ylo celebra en el sacramento,dándole verda<strong>de</strong>ro inicio y visibilidad.El sacramento dice laverdad <strong>de</strong> la vida (verda<strong>de</strong>ra),porque la eternidad es estar conCristo, el Señor (Lc 23, 42s;2Co 5, 6-8; Flp 1, 23; 1 Ts 4,17).De este modo, en la perspectiva<strong>de</strong> la fe se fun<strong>de</strong> el anhelo,que <strong>de</strong> lo contrario sería utopista,a un cumplimiento 37 y elrescate – a nivel <strong>de</strong> sentidoahora y <strong>de</strong> plenitud entonces –<strong>de</strong> la insignificancia intolerable<strong>de</strong>l dolor y <strong>de</strong> la muerte 38 .Fin <strong>de</strong>l tiempo,tiempo <strong>de</strong> la fin.Esperanza y garantía“El camino hacia el Jubileo,mientras nos recuerda la primeravenida histórica <strong>de</strong> Cristo,nos invita también a mirara<strong>de</strong>lante en espera <strong>de</strong> su segundavenida al final <strong>de</strong> los tiempos.Esta perspectiva escatológica,que indica la tensión fundamental<strong>de</strong> la existencia cristianahacia las realida<strong>de</strong>s últimas,es un continuo llamado ala esperanza y al mismo tiempoal compromiso en la Iglesiay en el mundo. No <strong>de</strong>bemos olvidarque el éschaton, es <strong>de</strong>cirel acontecimiento final, entendidocristianamente no es sólouna meta colocada en el futuro,sino una realidad ya iniciadacon la venida histórica <strong>de</strong> Cristo.Su pasión, su muerte y suresurrección constituyen elacontecimiento supremo <strong>de</strong> lahistoria <strong>de</strong> la humanidad. Estaya ha entrado en su última fasehaciendo, por <strong>de</strong>cir así, un salto<strong>de</strong> calidad. Se abre para eltiempo el horizonte <strong>de</strong> unanueva relación con Dios, quese caracteriza por la gran oferta<strong>de</strong> la salvación en Cristo” 39 .La historia es lugar <strong>de</strong> la Revelacióny espacio <strong>de</strong> su cumplimiento.En la creación <strong>de</strong>lhombre Dios imprime un dinamismopor el cual la referenciaa la naturaleza no indica – comopara el reino animal – repetición(la evolución, correctamenteentendida por las diferentesteorías científicas nomodifica sensiblemente estecuadro sustancialmente estático),sino más bien, norma <strong>de</strong>creatividad. En otras palabras,el hombre es creado para habitary cultivar el jardín, para crecer,multiplicarse y dominar latierra: no en forma arbitraria niautárquica, sino según la norma<strong>de</strong> la naturaleza, que en laimagen y semejanza que laconstituyen, establece al mismotiempo el vínculo y la proyeccióncreativa.La sociedad mo<strong>de</strong>rna poneen primer lugar el futuro (aquellatradicional lo ponía en elpasado). Pero la parábola <strong>de</strong>clinada<strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad secaracteriza por el hecho que elhombre ya no se encuentra anteuna visión clara y a un futuroconsi<strong>de</strong>rado progresivo y cierto,sino que “está nuevamenteante el caos” 40 .Por un lado, esto <strong>de</strong>nota unaabierta e incondicionada posibilidad:“Con el ingreso <strong>de</strong>l futuroen lo inimaginable, seconcluye la laicización <strong>de</strong> lahistoria. Lo ignoto <strong>de</strong>l futuro,sin rostro y sin nombre, peroque a nada obliga, hacia el cualno nos precipita algún <strong>de</strong>terminismooculto, es el futuro puro,liberado <strong>de</strong>l capullo teológicoque seguía escondiéndolo enparte <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace dos siglos...Esta es su paradoja mayor: sevuelve cada vez más laicomientras más <strong>de</strong>scubre quepertenece al or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> lo invisible”41 .Por otro lado, esto comportauna evi<strong>de</strong>nte pérdida <strong>de</strong> perspectivasque se reconocen en elfuturo: lo postmo<strong>de</strong>rno regresaal mito. Pero no renuncia a lamovilidad, verda<strong>de</strong>ro código<strong>de</strong> lo mo<strong>de</strong>rno. Un tiempo, elnuestro, que se <strong>de</strong>fine quizáspor la fuga más que por el dominio<strong>de</strong> la realidad, al menosbajo el perfil antropológico. Lacultura contemporánea registrauna situación <strong>de</strong> <strong>de</strong>terioro y casi<strong>de</strong> irrelevancia <strong>de</strong>l tiempohistórico. ‘L’ attimo fuggente’no es sólo el título <strong>de</strong> una película<strong>de</strong> éxito <strong>de</strong> hace algunos
años; refleja una percepciónmuy difundida (aunque raramentetematizada). Se interpelala misma fe <strong>de</strong> los cristianosy resiente la dificultad. Hay <strong>de</strong>por medio una categoría fundamentaly portante: “En el cristianismoel tiempo tiene unaimportancia fundamental. Dentro<strong>de</strong> su dimensión se crea elmundo, en su interior se <strong>de</strong>senvuelvela historia <strong>de</strong> la salvación,que tiene su culmen en la‘plenitud <strong>de</strong> los tiempos’ <strong>de</strong> laencarnación y su término en elretorno glorioso <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>Dios al final <strong>de</strong> los tiempos. EnJesucristo, Verbo encarnado, eltiempo llega a ser una dimensión<strong>de</strong> Dios (...). De esta relación<strong>de</strong> Dios con el tiempo naceel <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> santificarlo” 42 .Si, en cambio, el tiempo estárestringido en el presente, si nose conce<strong>de</strong> un sentido global y<strong>de</strong> proyecto a los acontecimientos,que ocurren siemprepero son sin ‘futuro’, si la únicafilosofía <strong>de</strong> la historia siguesiendo el <strong>de</strong>silusionado ‘carpediem’ horaciano, no hay lugarpara la i<strong>de</strong>a misma <strong>de</strong> creacióny re<strong>de</strong>nción, no hay lugar paraCristo alpha y omega <strong>de</strong> la historia.Todo es englobado en unpresente suspendido en el vacío.Para la fe cristiana no hay dimensiónreligiosa que no sea– contemporánea y sustancialmente– dimensión ética, implicación<strong>de</strong> la existencia en laconstrucción <strong>de</strong> la sociedadnueva, <strong>de</strong> la cual la Iglesia essigno y primicia 43 .Cuando el cristiano se empeña,en cuanto cristiano y en elimpulso <strong>de</strong> su fe cristiana, enlas estructuras autónomas <strong>de</strong>lmundo <strong>de</strong> la política, <strong>de</strong> la economía,<strong>de</strong> la ciencia y <strong>de</strong> lacultura, lo hace convencido <strong>de</strong>que también la dignidad creatural,positiva y ‘autónoma’,herida por el pecado, corre elriesgo inexorable <strong>de</strong> auto<strong>de</strong>struirsesi no es infundida por lagracia. La convicción cristianaes valiente y respetuosa: “Existe,y no <strong>de</strong>bemos temer afirmarlo,una calificación cristiana<strong>de</strong> la cultura, porque la fe enCristo no es un puro y simplevalor entre los valores que sonel perno <strong>de</strong> las diferentes culturas;mas para el cristiano es eljuicio último que los juzga atodos, en el pleno respeto <strong>de</strong> suconsistencia” 44 .Esto no comporta ningunaprevaricación ni mezlca alguna.La Iglesia no inva<strong>de</strong> el ámbito<strong>de</strong> los po<strong>de</strong>res estatales nise confun<strong>de</strong> con ellos 45 .MotivacionesEl sujeto eclesial que administrael sacramento entra aconstituir el signo sacramentalno sólo en virtud <strong>de</strong> su título.Ciertamente se trata, pues,<strong>de</strong> madurez psicológica y <strong>de</strong>recta intención, como lo explicaJ. Moltmann: “El que selanza en la acción social o diaconal,porque no ha resueltosus problemas, no hace sinoimponer a los <strong>de</strong>más su carga.La acción social y la diaconíano son sólo remedios contra la<strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong>l ego. A menudohemos visto en los últimosaños a estudiantes que entendíancompensar el propio vacíointerior con buenas obras hechaspor los <strong>de</strong>más. De estemodo ellos han hecho que losnecesitados sean aún más débiles.El que <strong>de</strong>sea ayudar yhacer algo por los <strong>de</strong>más o porel mundo, sin haber profundizadoel conocimiento <strong>de</strong> símismo, <strong>de</strong> su libertad y capacidad<strong>de</strong> amor, nada encontraráque él pueda dar a los <strong>de</strong>más.Admitida su buena voluntad ybuena fe, no hará sino comunicara los <strong>de</strong>más su egoísmo, sutemor, su agresividad, sus ambicionesegoístas, sus prejuiciosi<strong>de</strong>ológicos. El que <strong>de</strong>seallenar su vacío interior con laayuda <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, sólo difundiráeste vacío. ¿Por qué?Porque cada uno actúa en los<strong>de</strong>más no tanto con su acción,sino a través <strong>de</strong> su existencia,mucho más <strong>de</strong> lo que queramosadmitir nosotros activistas.Sólo el que ha reconocidola razón <strong>de</strong> la propia vida, pue<strong>de</strong>actuar <strong>de</strong> manera racional.Sólo el que se ha vuelto interiormentelibre <strong>de</strong>l egoísmo,<strong>de</strong> la <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong>l ego y <strong>de</strong> laangustia, pue<strong>de</strong> compartir yacoger el sufrimiento y liberara los <strong>de</strong>más” 46 .Pero no sólo como predisposición.Más profundamente,como verdad histórico-existencial<strong>de</strong>l sacramento. De hecho,su eficacia ex opere operato,no hace supérfluo o marginallo que constituye la componentehumana. Antes bien,correspon<strong>de</strong> justo al sacramentovalorar globalmente yrequerir, por su lógica interna,la máxima coherencia entre elsigno visible y la acción, soberanamentegratuita, <strong>de</strong> la gracia.A la necesaria madurez psicológicay a la límpi<strong>de</strong>z interiorse aña<strong>de</strong>n así otros requisitos,que toman forma <strong>de</strong> la praxismisma <strong>de</strong> Jesús:– El se muestra siempre interesadoal hombre total, aunqueesté presente una ciertaprioridad <strong>de</strong> lo eterno sobre lotemporal.– Por esto mantiene una visibledistancia crítica: un espacio<strong>de</strong> confrontación para abrirla necesidad <strong>de</strong> la fe y <strong>de</strong> unaentrega confiada.– Jesús no se limita a combatirsíntomas y síndromes, sinoquería encontrar al enfermo,vencer su alejamiento (y a vecesexclusión social) a través<strong>de</strong>l contacto, la cercanía y elencuentro que salva.– La curación es don: ningúnvínculo obligado (aunquesi se espera en el reconocimiento...):libertad abierta incluso<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la curación.– Relevancia <strong>de</strong> la biografíapara la pastoral <strong>de</strong> la enfermedad(<strong>de</strong>l enfermo) o para unafructífera celebración <strong>de</strong> lossacramentos. Un dato que latradición comunicativa <strong>de</strong>l pasadosiempre ha consi<strong>de</strong>rado(aunque ciertamente favorecidapor una situación socio-culturalmucho más homogénea).– No me <strong>de</strong>jarás morir solo,en la muerte anónima <strong>de</strong> unhospital... La dimensión esca-125
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