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DOLENTIUM HOMINUM - Conferencia Episcopal de Guatemala

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do por la misma creación.Des<strong>de</strong> el inicio <strong>de</strong>l acontecimiento<strong>de</strong> la comunidad cristianala atención en favor <strong>de</strong>los enfermos se manifiestamediante una acción que esconocida y precisa en sus connotacionesesenciales, aunque,en el estado actual <strong>de</strong> lasbúsquedas, no fácilmente reconstruibleen sus <strong>de</strong>talles, yque tiene por finalidad la salvación<strong>de</strong> aquel que se encuentraen el sufrimiento. Lainvocación <strong>de</strong> la comunidad,segura <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Señorpues está afianzada por lo queha podido ver en el “<strong>de</strong>spertar”y en la liberación <strong>de</strong> lamuerte <strong>de</strong> cruz, se dirige a Elpara que en su benevolenciaresponda a la oración <strong>de</strong> la fe.De este modo, la acción <strong>de</strong> lacomunidad hace todo transparentela continuidad que <strong>de</strong>besubsistir entre el <strong>de</strong>ber, al cualla comunidad <strong>de</strong> los cristianosse <strong>de</strong>dica, y la misión, <strong>de</strong> laque Jesús ha sido el protagonista<strong>de</strong> manera totalmente especial.La acción forma parte<strong>de</strong>l testimonio <strong>de</strong> la comunidadque en el curso <strong>de</strong> losacontecimientos humanos reafirmalo que Jesús ha queridorealizar una vez para siempreen beneficio <strong>de</strong> los hombres(cf Mc 6, 13 y 16, 17-18). Enla realización <strong>de</strong> la tarea es todala comunidad que <strong>de</strong>besentirse implicada pero paraque el <strong>de</strong>sarrollo y el significado<strong>de</strong> la tarea común seancoherentes con el momentooriginal y fundante <strong>de</strong> la fe, el“presbítero” <strong>de</strong>be <strong>de</strong>sarrollarun papel que <strong>de</strong> por sí le espropio y, por tanto, no <strong>de</strong> puromandato (St 5, 14-16).La presencia <strong>de</strong>l “presbítero”es el signo y, al mismotiempo, la garantía <strong>de</strong> la calidad<strong>de</strong>l testimonio que la comunidad<strong>de</strong> los cristianos <strong>de</strong>beposeer para po<strong>de</strong>r ser solidarioscon lo que Jesús <strong>de</strong>jóver a través <strong>de</strong> la economía <strong>de</strong>su actividad. En el acontecimientopersonal <strong>de</strong> Jesucristoes, en efecto, el último “tiempo”<strong>de</strong> la historia que ha aparecido<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l acontecimiento<strong>de</strong> la humanidad, colocandoen el corazón mismo <strong>de</strong>la historia el dinamismo quela anima. La preocupación <strong>de</strong>mostradapor la comunidadpara el enfermo quiere ser, y<strong>de</strong> hecho lo es, la expresión <strong>de</strong>la plena asociación <strong>de</strong> los cristianosa lo que Jesús realizó através <strong>de</strong> los momentos <strong>de</strong> curacióny <strong>de</strong>l milagro. Los episodios<strong>de</strong> curación ciertamentehan hecho su aparición enla narración <strong>de</strong>l Nuevo Testamentosegún una medida indudablementemás abundantecon respecto a lo que no suce<strong>de</strong>en el Antiguo Testamento 3 .En el Antiguo Testamento encontramossólo tres narraciones,perfectamente <strong>de</strong>talladas,<strong>de</strong> curaciones milagrosas ensituaciones <strong>de</strong> enfermedad: laserpiente <strong>de</strong> bronce en el <strong>de</strong>sierto(Num 21, 9), la curación<strong>de</strong> Nàaman el jefe <strong>de</strong>l ejército<strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> Aram (2 Re 5, 10-14) y la curación <strong>de</strong> Ezequíasel hijo <strong>de</strong> Acaz rey <strong>de</strong> Judá(2Re 20, 1-11). Ahora bien, laclara ampliación <strong>de</strong>l número<strong>de</strong> milagros es querido por elNuevo Testamento con el fin<strong>de</strong> poner <strong>de</strong> relieve el valor <strong>de</strong>lo <strong>de</strong>finitivo propio <strong>de</strong>l acontecimiento<strong>de</strong> Jesucristo. En lacuración se reconoce el don<strong>de</strong>l que está acompañada lavenida <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong>finitivo,gracias al cual Dios introduceel cumplimiento irreversible<strong>de</strong>l acontecimiento <strong>de</strong> loshombres.El cumplimiento, mientrasprovee a colmar al hombre <strong>de</strong>los beneficios divinos, comportael pronunciamiento <strong>de</strong>ljuicio <strong>de</strong> total con<strong>de</strong>na sobretodo lo que <strong>de</strong> modo directose opone a la realización <strong>de</strong>lhombre y, <strong>de</strong>safiándolo, lograsólo amenaza y peligro paraél. La obra <strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong> Dioses la misma <strong>de</strong> la que vive Jesúsy en nombre <strong>de</strong> la cual hablacon un grado <strong>de</strong> autoridadque <strong>de</strong> inmediato aparece ampliamentediferente <strong>de</strong> aquella<strong>de</strong> otros maestros. Esta obra<strong>de</strong> Dios encuentra su actuacióny obtiene su visibilidadmediante la respuesta que leproporciona el hombre que esinvitado a creer, trayendo frutocontra toda esperanza en elhecho que Dios mismo hayavenido a visitarlo en vista <strong>de</strong>lcumplimiento que no <strong>de</strong>silusiona4 . El sigilo <strong>de</strong> la respuesta,que el hombre proporciona,le ha sido presentado yconcedido en virtud <strong>de</strong> la cruz<strong>de</strong> Cristo, ya que Jesucristo“<strong>de</strong>be” ofrecer a sí mismo paraque se manifieste la salvaciónque Dios dona a aquelque permanece fiel, fiel hastala muerte. Entonces es <strong>de</strong> sumaimportancia el hecho queJesús <strong>de</strong>clare con su palabra yhaga presente con su estilo <strong>de</strong>vida que la beatitud <strong>de</strong> Diosya está presente y obra en medio<strong>de</strong> los hombres. Lo que él<strong>de</strong>sea especificar es cuál seala forma en la que únicamentela “felicidad” pue<strong>de</strong> ser el“cumplimiento” <strong>de</strong>l hombre ypor consiguiente cuál sea larazón, en la que <strong>de</strong>bemos inspirarnosen vista <strong>de</strong> la elecciónpor hacer entre la verda<strong>de</strong>ray la falsa felicidad, entreel tener la vida y per<strong>de</strong>rla irremediablemente(Mt 5, 3-12).Jesús nos coloca contra laconsi<strong>de</strong>ración, por cierto máscómoda y difundida, que consi<strong>de</strong>raadvertir en la felicidadla finalidad a la cual <strong>de</strong>be ten<strong>de</strong>rla acción <strong>de</strong>l hombre.La felicidad más que estarcolocada a la fin <strong>de</strong> la acción,y por tanto más que ser la consecuenciael hombre pareceríaser capaz <strong>de</strong> alcanzar cuandoobra, en realidad es lo que a élse le dona para que sea el origen<strong>de</strong> las acciones por realizar.La única posibilidad <strong>de</strong>felicidad, en la que es necesarioentrever la autentica realización<strong>de</strong>l hombre, no <strong>de</strong>fineesto por lo que y hacia lo queel hombre actúa, sino la fuerzaque sostiene y el factor queanima la obra <strong>de</strong>l hombre. Lapromesa evangélica introducecon esto la novedad <strong>de</strong> una recompensaque aparece ciertapara todos los que no obran envista <strong>de</strong> recibir una recompensa.La recompensa es segura113

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