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ICOM International Council of Museums - Museo Estancia Jesuitica ...

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Hernández Hernández: El discurso museológico y la interpretación crítica de la historia<br />

visitante se acerca a un museo percibe dentro de él formas, colores y volúmenes,<br />

escucha sonidos, música y mensajes orales que estimulan su imaginación,<br />

experimenta sensaciones táctiles que le permiten tener contacto con los objetos y<br />

percibir olores diferentes. A veces, el espacio se convierte en protagonista de la<br />

exposición, como sucede con el Guggenheim de Bilbao, dando toda la relevancia al<br />

edificio y dejando en segundo plano las obras que se van a exponer o el mensaje que<br />

se quiere transmitir.<br />

Otro elemento importante es el tiempo. Para Chatman (1990: 103) el tiempo no es sino<br />

la dimensión de los sucesos de la historia. Cualquier historia posee una dimensión<br />

temporal donde se desarrollan los acontecimientos que están estrechamente<br />

relacionados con la trama del relato. Cuando los visitantes entran en los museos<br />

disponen de un tiempo concreto para contemplar los cuadros, tiempo que se ha de<br />

programar y calcular con el propósito de conseguir su objetivo: ver una determinada<br />

exposición o una obra de arte singular. Pero, según Moreno (2002: 164), es en el<br />

discurso audiovisual donde se desarrolla y materializa el referente temporal de la<br />

historia al posibilitar al visitante programar la duración y el orden que va a seguir.<br />

Porque sirviéndose de las nuevas tecnologías tiene la posibilidad de detener el tiempo,<br />

recrearlo o detener el presente e inventar el futuro. Ahí están los espacios virtuales<br />

que permiten a los visitantes moverse libremente dentro de un espacio que se<br />

encuentra fuera del tiempo y que aquellos pueden modificar con sólo utilizar los<br />

hipermedia.<br />

Un último elemento que también juega un papel especial en la puesta en escena de<br />

las exposiciones es la iluminación. A través de ella, se crean y recrean diferentes<br />

ambientes y texturas, que permiten dar mayor relevancia a unos objetos que a otros y<br />

crear una atmósfera propicia para adentrarse en la estructura narrativa que se nos<br />

pretende transmitir. Si esto es así, la museología no puede ignorar este componente<br />

fundamental del relato existente en las distintas culturas y sociedades y ha de estar<br />

dispuesta a crear sus propios relatos para transmitirlos a los hombres y mujeres de<br />

nuestro tiempo. Pero este discurso ha de ser elaborado teniendo en cuenta unas<br />

claves que son imprescindibles si queremos darle un contenido y una significación<br />

concretas.<br />

En primer lugar, hemos de partir de un análisis del concepto de narrativa museológica.<br />

Ésta consiste en la facultad o capacidad que poseen los museos para contar historias,<br />

es decir, para servirse de los objetos, imágenes y otros elementos que sean<br />

portadores de significación y contribuyan a la configuración de un discurso constructivo<br />

textual, cuyo significado último sea la historia que se quiere contar. Esto implica un<br />

trabajo de ordenación metódica y sistemática de los acontecimientos que ha de<br />

facilitar el descubrimiento, la descripción, la explicación y la aplicación del sistema, del<br />

proceso y de los mecanismos que la narratología museológica está llamada a<br />

desarrollar a la hora de exponer sus contenidos o de contar sus historias.<br />

Basándose en la morfología narrativa, Vladimir Propp (1971), en su Morfología del<br />

cuento, llega a la conclusión de que todos los cuentos poseen un esquema común de<br />

organización global que está fundamentado en la recopilación de una serie de<br />

elementos constantes que <strong>of</strong>recen como resultado un tipo particular de obra narrativa.<br />

Por su parte, la morfología narrativa ha de estudiar y analizar la estructura narrativa<br />

que hace posible que el relato pueda desarrollarse en su conjunto. En la estructura del<br />

relato se pueden distinguir dos elementos fundamentales: el contenido o historia y la<br />

expresión o discurso que, a su vez, constan de forma y sustancia (Moreno, 2003:43 ;<br />

García Jiménez, 1993: 16).<br />

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