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Moreschi: Predeterminismo cultural o antipatrimonio
Resumen
Si analizamos la globalización actual en relación con otros procesos anteriores, como
el de la europeización del colonialismo y la imposición cultural europeizante del siglo
XIX, notaremos la consolidación de procesos de exclusión de grupos sociales
presentados con las colonias, se reforzaron con la acción de los grupos de poder en el
siglo XIX y comienzos del siglo XX , logrando una notable permanencia.
En Argentina, la “Generación del 80” con el ideario del positivismo liberal, relacionado
a Europa y la Revolución Industrial, criticaba a los grupos que no acataban sus pautas,
percibía la “asunto aborigen” 1 o de los “otros”, como un problema, un período primitivo
que debía superarse con la civilización. 1
A este enfoque se sumó con posteridad a los inmigrantes y, con el tiempo, “la gente
pobre”, “la gente de la villa”. El proyecto era conformar en el futuro una nación sin los
aborígenes, los gauchos, “sin bárbaros”.
Esta mentalidad implica menosprecio a los miembros y a las expresiones culturales de
“los otros”, calificándolas como inferiores o “subculturas”, y como peligrosos o poco
trabajadores.
Esta mirada del otro, puede generar en el dominado, según Pierre Bourdieu, una
negativa autoimagen de su patrimonio y su propia cultura.
Si el otro construye una imagen negativa, pesimista, fatalista, avergonzante de sí
mismo y su patrimonio cultural; que actúa como un predeterminismo social,
económico, cultural; que condena a la reproducción social y actúa como una barrera
insalvable de inserción social, como condicionamiento cultural que impide el acceso a
la educación, restringe la valoración de la escuela como elemento positivo de cambio
social, e impide la llegada al éxito escolar dentro del sistema formal y a las
circunstancias que permitan el ascenso social.
¿Podríamos hablar de un antipatrimonio?
Queda abierto el debate.
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