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ICOM International Council of Museums - Museo Estancia Jesuitica ...

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Schärer: Provocative Paper<br />

Los falsos posicionamientos también son posibles por una razón totalmente diferente.<br />

En el centro de todo proceso de musealización está presente la selección reductiva de<br />

las cosas. El museo, por necesidad, se ve obligado, a partir de fragmentos, a construir<br />

un todo con sus colecciones, lo que naturalmente siempre representa una decisión<br />

política. “La fragmentación, escribe Steen, es un prerrequisito de la musealización. El<br />

objeto es el fragmento científicamente sistematizado” 14 .<br />

La musealización institucionalizada del museo concierne sólo a una parte de los<br />

objetos musealizados, los que a su turno sólo representan una desdibujada porción de<br />

todas las cosas que han existido. Con respecto a las colecciones del museo, el<br />

problema de la selección y su responsabilidad asociada es extremadamente<br />

importante: ¿qué cosa es considerada un (¿importante, típico…?) documento en un<br />

área dada? En el museo, la selección se realiza en base a criterios definidos<br />

socialmente. Cualquier política de colección, no importa cómo se defina, es siempre la<br />

expresión de los criterios científicos y estéticos que prevalecen. Por más que se<br />

postule en forma neutra, aduciendo y teniendo en cuenta criterios temáticos y<br />

geográficos -auténtico, ejemplar, típico, representativo, elemental, fundamental,<br />

innovador o basado en un modelo- el proceso de selección a través del cual se<br />

construye la historia <strong>of</strong>rece siempre un elemento que lo fija a la cultura, pero que está<br />

también falsificado y por lo tanto es peligroso, ya que es susceptible de manipulación.<br />

La posición de poder del museo resultante, no debería ser subestimada, sobre todo<br />

porque, a diferencia de la Academia, sus visiones de mundo son anónimas y están<br />

presentadas en un contexto que otorga autoridad. Más aún, en los sistemas políticos<br />

no pluralísticos existe el riesgo de que el museo sea usado para fines ajenos al mismo,<br />

incompatibles con sus tareas. Baste pensar en la coerción de la historia bajo el<br />

nacionalsocialismo y el comunismo. Y la anécdota que puso en boca del líder de un<br />

nuevo estado africano la declaración de que necesitaba -en este orden- una poderosa<br />

armada, una estación de radio que funcionara y un museo nacional tal vez no fuera<br />

verdad, pero en todo caso es una invención reveladora. Aunque en tiempos de<br />

desorden político rara vez los museos nacionales de historia son ocupados, muchas<br />

veces son cerrados y más tarde remodelados. Finalmente, las guerras de sucesión de<br />

la ex-Yugoslavia, con su deliberada destrucción de los sitios patrimoniales, <strong>of</strong>recen un<br />

espectáculo extremadamente penoso. Lamentablemente, estos asuntos rara vez son<br />

utilizados como tema en las exhibiciones.<br />

Los principios éticos exigen una atención del pasado consciente y responsable. Los<br />

museos son parte de la memoria colectiva y por lo tanto también son responsables en<br />

parte de las visiones que transmite la historia. No existe una versión única de la<br />

historia -vale decir <strong>of</strong>icial-, sino muchas interpretaciones diferentes. ¿Qué museo<br />

nacional, regional o local se atreve a mostrarlas? “El vencedor escribe la historia”<br />

desafortunadamente aún es válido. Y habría que agregar además: ¡también el que<br />

paga! Sin embargo, hay algunas tendencias bienvenidas, sobre todo en las<br />

exposiciones temporarias, que retratan el lado oscuro del pasado. Pero aún con buena<br />

voluntad, tal emprendimiento puede fracasar por el simple hecho de que no queden<br />

más objetos, ya que después de una agitación política nadie desea saber nada del<br />

odiado pasado y literalmente se deshace de él.<br />

Permítanme citar dos llamativos ejemplos opuestos en el gran contexto de la caída del<br />

comunismo. En muchas ciudades, las estatuas de Lenin y Stalin fueron derribadas por<br />

superfluas y descartadas. Por suerte, no en todas partes. En Narva (Estonia) Lenin fue<br />

sacado de la ciudad y llevado directamente a la Hermanns-Feste en la orilla del río<br />

epónimo (en otras palabras, justo en la nueva frontera externa de la Unión Europea), no<br />

14 Steen, Jürgen: Kategorien der Darstellung von Geschichte im Museum. In: <strong>Museums</strong>kunde 60 (1995): 24.<br />

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