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ICOM International Council of Museums - Museo Estancia Jesuitica ...

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Schärer: Provocative Paper<br />

podemos afirmar con certeza que ha sido y tal vez cómo no ha sido, pero nunca<br />

cómo ha sido-, existe en nuestras mentes gracias al poder de nuestra imaginación” 3 .<br />

En esta relación, es importante la distinción que hace Flusser entre dos tipos de<br />

pasado: “el pasado es aquello que coleccionamos (lo que es musealizado), al cual<br />

podemos recurrir bajo ciertas circunstancias, nuestra memoria, y pasado es también lo<br />

que olvidamos y que puede, bajo ciertas circunstancias, volver a nosotros nuevamente<br />

con una mirada hacia el pasado (por ejemplo, las tonterías)” 4 .<br />

La “historia”, considerada como un constructo abstracto, como una idea, puede no ser<br />

musealizable (esto sólo es posible a través de sus restos materiales, tales como<br />

objetos, cuadros, libros, películas, etc.), pero sólo puede ser visualizada en una<br />

exhibición y sobre todo, a través de objetos que actúan como signos y remiten al<br />

conjunto de circunstancias pasadas. Lo mismo es válido para la naturaleza. De este<br />

modo, el hombre tiene siempre una noción incompleta y provisoria de los conjuntos de<br />

circunstancias del pasado, noción que cambia continuamente y se apoya en cosas<br />

transmitidas: narraciones, documentos, objetos. No existe una verdad histórica<br />

definitiva, segura y objetiva, sino sólo afirmaciones provisorias. Las visiones de la<br />

historia son siempre ficticias, lo que no excluye que posean un alto grado de<br />

probabilidad. Especialmente en las historias de la vida cotidiana, a menudo existe la<br />

ficción al decir en forma aproximada cómo vivieron determinados estratos sociales,<br />

cuáles fueron sus ocupaciones, etc. Estos conocimientos, por lo general, no pueden<br />

ser asociados con las personas en forma individual. La suma de todo el conocimiento<br />

acerca del pasado representa una creciente aproximación a una visión probable de la<br />

historia, que nunca puede ser conocida a través de una única persona, sino que existe<br />

en forma potencial como parte del conocimiento colectivo.<br />

Una de las principales razones por las cuales estos hechos ya reconocidos son<br />

difíciles de aceptar, se debe a que los museos son instituciones que gozan de una alta<br />

credibilidad por parte del visitante en base al objeto original (“testigo objetivo de una<br />

época”, “evidencia”). No obstante, las exposiciones rara vez están especialmente<br />

asociadas con sus autores. ¡Si los objetos expuestos son originales, entonces debe<br />

ser cierta la historia que allí se cuenta a partir de ellos! Pero precisamente aquí se<br />

deben tener en cuenta el riesgo y la subjetividad en la elección de los objetos. “La<br />

historicidad, escribe Steen, no es una característica de las cosas como tales, sino<br />

percepción e interpretación. Una característica es la cosa auténtica, la certificación del<br />

origen en un mundo anterior al actual… Como objetos de exhibición, requieren de<br />

medios de presentación para ser exhibidos. Lo dicho es válido, por muy banal que<br />

parezca, para cada exposición 5 . Esto nos retrotrae a la artificialidad de la situación de<br />

exhibición. Maure lo expresa así: “En el mundo real los objetos no existen en forma<br />

aislada. Un objeto aislado es una construcción hipotética” 6 . “Aislar un objeto de<br />

cualquier conexión social o física y preguntar su significado carece de sentido y es tan<br />

reduccionista como aislar una palabra dentro de una frase” 7 .<br />

Los objetos obtenidos a través de la musealización transmiten pocos datos sobre la<br />

realidad original. La realidad puede ser explicada en forma subjetiva, y teniendo en<br />

cuenta las coacciones temporales, sólo a través de los conocimientos actuales,<br />

basados a su vez en conocimientos acumulados por las sociedades y por cada uno de<br />

3<br />

Heinisch, Severin: Ausstellungen als Institutionen (post-)historischer Erfahrung. In: Zeitgeschichte 15<br />

(1987): 337-342,340.<br />

4<br />

Flusser, Vilém: Dinge und Undinge. Phänomenologische Skizzen. Munich 1993:19.<br />

5<br />

Steen, Jürgen (Hg.): Zur Struktur der Dauerausstellung stadt- und heimatgeschichtlicher Museen.<br />

Frankfurt 1998:6.<br />

6<br />

Maure, Marc: The exhibition as theatre. On the staging <strong>of</strong> museum objects. In: Nordisk <strong>Museo</strong>logi 2<br />

(1995): 159.<br />

7<br />

Ibíd. 160.<br />

40

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