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Dietoterapia, nutricion clinica y metabolismo_booksmedicos.org.pdf

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CAPÍTULO 55. Nutrición enteral en el paciente pediátrico. Vías y fórmulas 733<br />

do, no sólo por la duración del soporte, sino también<br />

por la funcionalidad de determinadas porciones del<br />

tracto gastrointestinal (1-5) .<br />

— En general, cuando la duración estimada del soporte<br />

es inferior a tres meses se recomiendan las<br />

sondas nasogástricas, nasoduodenales o nasoyeyunales.<br />

Las primeras son más fáciles de manejar<br />

y, por tanto, de elección siempre que no haya<br />

un gran riesgo de aspiración.<br />

— Los niños que necesitan un soporte <strong>nutricion</strong>al<br />

prolongado (superior a tres meses) o aquellos<br />

que presentan alguna anomalía que imposibilita<br />

o contraindica el paso de una sonda convencional<br />

por las fosas nasales o el esófago, son candidatos<br />

a la colocación de una sonda de gastrostomía<br />

o enterostomía, que siempre se realiza bajo<br />

anestesia general.<br />

La colocación de las gastrostomías (7) puede hacerse<br />

de forma percutánea (endoscópica, laparoscópica<br />

o radiológica) o quirúrgica (gastrostomía de Stamm),<br />

esta última cuando no sea posible realizar la técnica<br />

anterior, cuando existan deformidades graves de tórax<br />

y columna que alteren la posición normal del estómago,<br />

en los casos de cirugía abdominal previa o si<br />

el paciente va a sufrir una intervención abdominal<br />

por cualquier motivo. El reflujo gastroesofágico que<br />

puede aparecer después de la gastrostomía puede necesitar<br />

una técnica antirreflujo (por ejemplo, funduplicatura<br />

de Nissen), que no está exenta de complicaciones<br />

postoperatorias. Existe controversia sobre la<br />

necesidad de asociar rutinariamente un procedimiento<br />

antirreflujo en los pacientes con deterioro neurológico<br />

a los que se les realiza una gastrostomía. Para<br />

tomar una decisión puede ser útil la colocación, antes<br />

de la intervención, de una sonda nasogástrica para<br />

determinar si la infusión se tolera adecuadamente y<br />

si aparece reflujo significativo. La existencia previa<br />

de enfermedad pulmonar documentada asociada al<br />

reflujo es una indicación para asociar una funduplicatura.<br />

Las sondas transpilóricas ofrecen potenciales ventajas<br />

cuando coexisten reflujo gastroesofágico o alteraciones<br />

del vaciamiento gástrico (disminución del nivel<br />

de conciencia, cirugía gástrica), que favorecen los episodios<br />

de aspiración. Las de acceso nasal se pueden<br />

colocar a la cabecera del enfermo insuflando aire. No<br />

son adecuadas para el soporte <strong>nutricion</strong>al prolongado<br />

porque se desplazan con facilidad, especialmente<br />

cuando el paciente presenta vómitos secundarios a alteraciones<br />

del vaciamiento gástrico. Las yeyunostomías<br />

quirúrgicas evitan estas circunstancias y pueden estar<br />

indicadas en un pequeño grupo de pacientes seleccionados.<br />

Las sondas transpilóricas se pueden colocar<br />

también a través de gastrostomías preexistentes.<br />

MATERIAL PARA LA ADMINISTRACIÓN<br />

Las sondas para alimentación enteral deben tener<br />

un diámetro y una longitud adecuados a la edad y el<br />

peso del paciente (1,4,5) . En lactantes de menos de 5 kg<br />

de peso se utilizan sondas de calibre 5 French (1 F =<br />

= 0,33 mm). Desde este peso, y hasta que el niño alcanza<br />

los 15-20 kg, se usan calibres 6 F, y en los niños<br />

mayores, 8 F. En cualquier caso, debemos tener en<br />

cuenta la consistencia de la fórmula que se va a administrar<br />

(por ejemplo, si lleva fibra) y la necesidad de<br />

utilizar la sonda para otros usos a la hora de elegir el<br />

calibre, especialmente si se van a administrar fármacos,<br />

ya que éstos pueden obstruir la sonda si su diámetro<br />

no es el suficiente. La longitud de las sondas para<br />

uso pediátrico oscila entre 50 y 120 cm.<br />

Las sondas de cloruro de polivinilo se endurecen<br />

cuando llevan varios días colocadas, pero son útiles<br />

para la descompresión intestinal porque no se suelen<br />

colapsar, para la alimentación enteral en periodos cortos<br />

y en recién nacidos o lactantes muy pequeños. Deben<br />

ser cambiadas cada 2-3 días para evitar la aparición<br />

de úlceras cutáneas o perforación intestinal.<br />

Las sondas de poliuretano y silicona son blandas y<br />

flexibles, por lo que pueden mantenerse colocadas durante<br />

periodos prolongados. Tienen más tendencia a<br />

colapsarse y para su inserción es necesario utilizar un<br />

fiador. Las sondas de poliuretano son las más recomendables<br />

en los niños pequeños, porque a igualdad<br />

de calibre externo, tienen un calibre interno mayor que<br />

las demás.<br />

Algunas sondas de poliuretano o silicona tienen un<br />

lastre de tungsteno en el extremo distal, que facilita su<br />

colocación en el duodeno o el yeyuno y dificulta la expulsión<br />

por el vómito.<br />

El botón de gastrostomía es un dispositivo que permite<br />

la formación de una válvula unidireccional en el<br />

punto de inserción de la gastrostomía. Se puede unir<br />

mediante diversos mecanismos a distintos tubos de<br />

alimentación. Los botones deben ser colocados sólo<br />

después de que la gastrostomía haya madurado durante<br />

varias semanas por cicatrización. Existe material<br />

adaptado al tamaño y espesor de la pared abdominal<br />

(Tabla 55.2).

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