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Obras escogidas [tomo 5] - Stolpkin

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Un debate en torno a la cooperativización agrícola y la actual lucha de clases<br />

habiendo sido sólida en un tiempo, se ha tornado<br />

deleznable. Después de la reforma agraria, se ha<br />

producido una polarización entre los campesinos. Si<br />

no tenemos nada nuevo que darles, ni podemos<br />

ayudarles a desarrollar las fuerzas productivas y a<br />

aumentar sus ingresos para que todos ellos lleven<br />

una vida holgada, los pobres dejarán de confiar en<br />

nosotros, pensando que para ellos no tiene ningún<br />

sentido seguir al Partido Comunista. ¿Por qué han de<br />

seguirlo si, a pesar de haber recibido tierra,<br />

continúan en la pobreza? Aquellos campesinos<br />

acomodados -los que se han convertido en<br />

campesinos ricos o han logrado una situación muy<br />

próspera- tampoco confiarán en nosotros, pues<br />

consideran que nunca les llegará al paladar la<br />

política del Partido Comunista. En consecuencia,<br />

ninguna de las dos partes, ni los pobres ni los ricos,<br />

tendrán confianza en nosotros, y entonces la alianza<br />

obrero-campesina se hará muy precaria. Si queremos<br />

consolidarla, tenemos que conducir a los campesinos<br />

al camino socialista para que las masas campesinas<br />

en su totalidad lleven una vida holgada; tanto los<br />

pobres como los demás campesinos deben hacerse<br />

prósperos y alcanzar un nivel mucho más elevado<br />

que el de los actuales campesinos acomodados: Si la<br />

cooperativización llega a feliz término, la vida de<br />

toda la población rural mejorará con cada año que<br />

pase y habrá más cereales para el mercado y más<br />

materias primas para la industria. Entonces la<br />

burguesía tendrá que sellarse los labios y se hallará a<br />

sí misma en completo aislamiento.<br />

Tenemos ahora dos alianzas: una, con el<br />

campesinado y, la otra, con la burguesía nacional.<br />

Ambas son indispensables para nosotros, y de este<br />

problema también ha hablado el camarada Chou Enlai.<br />

¿Qué beneficio nos trae la alianza con la<br />

burguesía? La obtención de una mayor cantidad de<br />

productos industriales para el intercambio por<br />

productos agrícolas. Esta fue la idea que Lenin<br />

concibió en un momento, posterior a la Revolución<br />

de Octubre. Como el Estado no poseía artículos<br />

industriales para el intercambio, los campesinos,<br />

renuentes a que se les pagara únicamente en papel<br />

moneda, no le vendían sus cereales. En estas<br />

circunstancias, Lenin propuso que el Poder estatal<br />

del proletariado concluyera una alianza con el<br />

capitalismo de Estado para incrementar los productos<br />

industriales y hacer frente así a las fuerzas<br />

espontáneas del campo 1 . Con la alianza que hemos<br />

concertado con la burguesía, absteniéndonos, por el<br />

momento, de confiscar las empresas capitalistas y<br />

aplicándole la política de utilización, restricción y<br />

transformación, nos proponemos obtener más<br />

productos manufacturados para satisfacer las<br />

necesidades de los campesinos y, de esta manera,<br />

lograr que éstos abandonen la renuencia que tienen a<br />

vender cereales e incluso ciertas materias primas<br />

industriales. Así es como nos valemos de la alianza<br />

con la burguesía para hacer cambiar esa actitud de<br />

los campesinos. Al mismo tiempo, nos sustentamos<br />

en la alianza con el campesinado para obtener<br />

cereales y materias primas industriales y, con ello,<br />

sujetar a la burguesía. Los capitalistas no disponen<br />

de materias primas; el Estado sí. Para obtener las que<br />

necesitan, tienen que vender a éste sus productos<br />

manufacturados y tomar el camino del capitalismo de<br />

Estado. Si no acceden, nos negaremos a<br />

suministrarles materias primas, cerrándoles así<br />

cualquier otra salida. De esta manera, bloquearemos<br />

el camino capitalista que trata de seguir la burguesía<br />

fomentando el mercado libre, adquiriendo libremente<br />

las materias primas y vendiendo del mismo modo los<br />

productos industriales; además, aislaremos a la<br />

burguesía en lo político. He aquí la acción recíproca<br />

entre estas dos alianzas. De ellas, la alianza con el<br />

campesinado es la principal, fundamental y de<br />

primer orden, mientras que la alianza con la<br />

burguesía es temporal y de orden secundario. Tanto<br />

la una como la otra son hoy indispensables en un<br />

país económicamente atrasado como el nuestro.<br />

La reforma agraria nos permitió a nosotros formar<br />

una alianza con el campesinado sobre la base de la<br />

democracia, y a los campesinos les permitió obtener<br />

tierra. La distribución de la tierra a los campesinos<br />

corresponde, por su naturaleza, a la revolución<br />

democrático-burguesa, pues con ella solamente se<br />

destruye el sistema de la propiedad feudal, pero no el<br />

de la propiedad capitalista ni el de la individual. Esta<br />

alianza Hizo que, por primera vez, la burguesía se<br />

sintiera aislada. En la III Sesión Plenaria del Comité<br />

Central, celebrada en 1950, yo dije que no debíamos<br />

atacar en las cuatro direcciones. En aquel entonces,<br />

todavía no se había llevado a cabo la reforma agraria<br />

en gran parte del país, y no todos los campesinos se<br />

habían puesto de nuestro lado; en esas<br />

circunstancias, no era conveniente abrir fuego contra<br />

la burguesía. Sólo después de que se realizó la<br />

reforma agraria y de que todo el campesinado se<br />

puso de nuestro lado, se hizo posible y necesario<br />

desplegar las campañas contra los "tres males" y<br />

contra los "cinco males". La cooperativización<br />

agrícola nos permitirá reforzar nuestra alianza con el<br />

campesinado, ya no sobre la base de la democracia<br />

burguesa, sino del socialismo proletario. Así se<br />

podrá aislar en definitiva a la burguesía y facilitar la<br />

liquidación final del capitalismo. En este asunto, ¡sí<br />

que somos durísimos de corazón! El marxismo es tan<br />

cruel, tan poco bueno de corazón que lo que se<br />

propone es justamente exterminar como especie al<br />

imperialismo, al feudalismo, al capitalismo y<br />

también a la pequeña producción. A este efecto, más<br />

vale tener poco corazón. Sin embargo, algunos<br />

camaradas nuestros son demasiado bondadosos y no<br />

son duros, lo que equivale a decir que no son muy<br />

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