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Obras escogidas [tomo 5] - Stolpkin

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Rechazar la ofensiva de los derechistas burgueses<br />

La subsiguiente Guerra de Liberación también<br />

estuvo antecedida de debates; las negociaciones de<br />

Chungching, la vieja Conferencia Consultiva Política<br />

celebrada en la misma ciudad y las negociaciones de<br />

Nankín fueron todas debates. Chiang Kai-shek no<br />

prestó oídos a una sola de nuestras opiniones, de las<br />

opiniones del pueblo, pues estaba decidido a recurrir<br />

a las armas. Pero el resultado fue que perdió la<br />

guerra. De lo anterior se desprende que la revolución<br />

democrática estuvo precedida de debates, de una<br />

larga preparación moral.<br />

La revolución socialista vino de manera veloz. En<br />

seis o siete años se consumó en lo fundamental la<br />

transformación socialista de la propiedad capitalista<br />

y la de la propiedad individual de los pequeños<br />

productores. La transformación del hombre, en<br />

cambio, aún deja mucho que desear, pese a que algo<br />

se ha hecho en este sentido. La transformación<br />

socialista consta de dos aspectos: la del sistema y la<br />

del hombre. Por sistema se entiende no sólo la<br />

propiedad, sino también la superestructura, que está<br />

integrada principalmente por el aparato del Poder y<br />

la ideología. La prensa, por ejemplo, entra en la<br />

esfera de la ideología. Hay quienes dicen que la<br />

prensa no tiene carácter de clase, que no es un<br />

instrumento de la lucha de clases. Esta aseveración<br />

es incorrecta. Por lo menos hasta que sea eliminado<br />

el imperialismo, la prensa y todo lo que pertenezca a<br />

la ideología tienen que reflejar las relaciones de<br />

clase. Tanto la educación escolarizada como el arte y<br />

la literatura se hallan dentro de la ideología, forman<br />

parte de la superestructura y tienen todos carácter de<br />

clase. Respecto a las ciencias naturales, es preciso<br />

enfocarlas desde dos ángulos diferentes. Las ciencias<br />

naturales, como tales, no tienen carácter de clase,<br />

pero sí lo tiene el problema de quién es el que las<br />

estudia y las utiliza. En la universidad, donde más<br />

cunde el idealismo es en las facultades de lengua<br />

china y de historia. Otro tanto se puede afirmar de<br />

los que se dedican al trabajo periodístico. No crean<br />

ustedes que el idealismo abunda únicamente en el<br />

terreno de las ciencias sociales, pues también en el<br />

de las ciencias naturales es mucho el idealismo que<br />

hay. Es idealista la concepción del mundo de gran<br />

número de los que se consagran a éstas. Cuando se<br />

habla de la composición del agua, ellos se conducen<br />

como materialistas al decir que ésta se compone de<br />

dos elementos. En este aspecto, se sujetan a la<br />

realidad. Pero, cuando se habla de la transformación<br />

de la sociedad, se comportan como idealistas. La<br />

campaña de rectificación, según nosotros, tiene por<br />

objeto fortalecer al Partido Comunista, pero algunos<br />

de ellos sostienen que debe servir para barrer con el<br />

Partido Comunista. He aquí lo que ha quedado al<br />

descubierto esta vez.<br />

Durante la ofensiva de los derechistas, aplicamos<br />

la política de escuchar sin responder. Por espacio de<br />

varias semanas, nosotros, endureciendo el cuero<br />

cabelludo y alargando un poco las orejas, no hicimos<br />

más que escuchar, sin decir esta boca es mía.<br />

Además, no pusimos sobre aviso a los militantes de<br />

fila de la Liga de la Juventud ni del Partido, ni a los<br />

secretarios de célula ni a los comités de célula del<br />

Partido, dejando que, en medio de la entreverada<br />

trifulca, cada cual se condujera por su propia cuenta.<br />

En los centros docentes, cierto número de elementos<br />

hostiles habían logrado colarse en algunos comités y<br />

células generales del Partido; tal fue el caso del<br />

comité del Partido en la Universidad Chingjua. Ellos<br />

transmitían al enemigo la información de toda<br />

reunión que se celebraba. A personas como éstas se<br />

las llama "elementos sublevados". ¿No ha habido<br />

generales sublevados? Pero de lo que aquí se trata es<br />

de "civiles sublevados”. Este fenómeno agradó al<br />

enemigo y también nos agradó a nosotros. Ante la<br />

"sublevación" de miembros del Partido, el enemigo<br />

pensó que el Partido "se quebraría", y no cabía en sí<br />

de contento. ¿Cuántos miembros del Partido se han<br />

quebrado esta vez? No conozco las cifras<br />

correspondientes a Shanghái. Pero en los centros<br />

docentes de Pekín, se ha quebrado probablemente un<br />

5 por ciento de la militancia y el porcentaje es<br />

todavía más elevado en la Liga de la Juventud, tal<br />

vez con un 10 por ciento o algo más. A mi modo de<br />

ver, esta quiebra obedece a la "justicia divina". Sea<br />

un 10, 20, 30 ó 40 por ciento, tal quiebra me produce<br />

un gran regocijo. Esas personas, que, con la cabeza<br />

abarrotada de ideas burguesas e idealistas, lograron<br />

infiltrarse en el Partido o en la Liga de la Juventud,<br />

están nominalmente por el comunismo, pero, en<br />

realidad, son anticomunistas o elementos vacilantes.<br />

En cuanto a nosotros, nos regocijamos también ante<br />

la aparición de esos "sublevados". De las anteriores<br />

campañas de depuración del Partido y de la Liga de<br />

la Juventud, ¿ha habido alguna en que se haya<br />

obtenido una depuración tan cabal? Ellos se largaron<br />

por sí mismos, ahorrándonos el trabajo de<br />

depurarlos. Ahora las cosas han cambiado y están al<br />

revés. Al ser asediados los derechistas por nosotros y<br />

denunciados por muchas personas que no son de su<br />

calaña a pesar de haber estado vinculadas con éstos,<br />

ya no se producen más "sublevaciones". Los<br />

derechistas se ven ahora en un atolladero y algunos<br />

han proclamado su insurrección pasándose a nuestro<br />

lado. Así de grandes han sido los cambios operados<br />

en la situación durante los cien días transcurridos<br />

desde mi discurso de marzo pasado.<br />

La presente lucha contra los derechistas es, en<br />

esencia, una lucha política. La lucha de clases reviste<br />

diversas formas, y la lucha actual es, en lo<br />

fundamental, política y no militar ni económica.<br />

¿Hay o no esta vez algo de lucha ideológica? Sí.<br />

Mas, a mi modo de ver, prima la lucha política. La<br />

lucha ideológica se librará principalmente en la<br />

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