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Obras escogidas [tomo 5] - Stolpkin

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Discurso ante la Conferencia Nacional del Partido Comunista de China sobre el trabajo de propaganda<br />

educación ni tampoco aprender, o que reeducación<br />

socialista significa tan sólo reeducar a los demás -a<br />

los terratenientes, capitalistas y productores<br />

individuales- pero no a los intelectuales. Los<br />

intelectuales también necesitan reeducación; no sólo<br />

deben reeducarse aquellos que aún no han cambiado<br />

su posición básica, sino que todos deben aprender y<br />

reeducarse. Yo digo "todos", y eso incluye a los que<br />

estamos aquí presentes. Las situaciones están en<br />

constante cambio, y para adaptar su pensamiento a<br />

las nuevas situaciones, uno debe aprender. Incluso<br />

quienes tienen una mayor comprensión del marxismo<br />

y se mantienen relativamente firmes en la posición<br />

proletaria, deben continuar aprendiendo, asimilar<br />

cosas nuevas y estudiar problemas nuevos. A menos<br />

que eliminen de sus cabezas lo que no es sano, los<br />

intelectuales se hallarán por debajo de su tarea de<br />

educar a otros. Por supuesto, debemos estudiar<br />

mientras ensañamos, ser alumnos y maestros a la<br />

vez. Para ser un buen maestro, primero hay que ser<br />

un buen alumno. Son muchas las cosas que no<br />

pueden aprenderse a través de los libros solamente, y<br />

que es necesario aprender de los productores -los<br />

obreros y campesinos- y, en las escuelas, de los<br />

estudiantes, de aquellos a quienes uno está<br />

enseñando. En mi opinión, la mayoría de nuestros<br />

intelectuales está dispuesta a aprender. Es nuestra<br />

tarea ayudarles en el estudio, de todo corazón y de<br />

manera adecuada, sobre la base de su buena<br />

disposición; no debemos forzarlos a estudiar<br />

recurriendo a métodos compulsivos.<br />

En cuarto término, el problema de la integración<br />

de los intelectuales con las masas de obreros y<br />

campesinos. Dado que su tarea es servir a las masas<br />

de obreros y campesinos, los intelectuales deben,<br />

antes que nada, entenderlos y familiarizarse con su<br />

vida, su trabajo y sus ideas. Estimulamos a los<br />

intelectuales a que vayan a las masas, a las fábricas y<br />

al campo. Es cosa muy mala que uno nunca en la<br />

vida se vea con obreros o campesinos. Los<br />

funcionarios del Estado, escritores, artistas, maestros<br />

e investigadores científicos deben aprovechar toda<br />

oportunidad para acercarse a los obreros y<br />

campesinos. Algunos pueden ir a las fábricas o al<br />

campo sólo a dar una vuelta y echar un vistazo. Esto<br />

se llama "ver las flores desde un caballo al trote" y<br />

de todos modos es mejor que no ver nada. Otros<br />

pueden permanecer allí durante unos meses llevando<br />

a cabo investigaciones y haciendo amigos; esto se<br />

llama "desmontar para ver las flores”. Hay otros más<br />

que pueden vivir allí durante un tiempo considerable,<br />

digamos dos o tres años o aún más, lo cual puede ser<br />

llamado "establecerse". Algunos intelectuales viven<br />

ya de hecho entre obreros y campesinos; por<br />

ejemplo, los técnicos industriales, en las fábricas, y<br />

los técnicos agrícolas y maestros de escuelas rurales,<br />

en el campo. Ellos deben cumplir bien con su trabajo<br />

y fundirse con los obreros y campesinos. Es preciso<br />

que el acercarse a los obreros y campesinos se<br />

convierta en una práctica generalizada, es decir, que<br />

lo haga gran número de intelectuales. Naturalmente,<br />

no podrán hacerlo el ciento por ciento de ellos, pues<br />

algunos, debido a una u otra razón, no están en<br />

condiciones de ir; sin embargo, aspiramos a que vaya<br />

el mayor número posible. Tampoco pueden ir todos<br />

al mismo tiempo, pero sí por grupos y en diferentes<br />

períodos. Esta experiencia de hacer que los<br />

intelectuales entren en contacto directo con los<br />

obreros y campesinos la tuvimos ya en la época de<br />

Yenán. En aquel tiempo, muchos intelectuales en<br />

Yenán tenían ideas muy confusas y se presentaban<br />

con toda clase de opiniones peregrinas. Celebramos<br />

una reunión con ellos y les aconsejamos ir a las<br />

masas. Posteriormente, muchos fueron y obtuvieron<br />

excelentes resultados. Los conocimientos adquiridos<br />

por los intelectuales en los libros serán incompletos,<br />

y a veces sumamente incompletos, mientras no los<br />

integren con la práctica. Es fundamentalmente a<br />

través de la lectura de libros como los intelectuales<br />

reciben la experiencia de nuestros antepasados.<br />

Desde luego, es indispensable leer libros, pero la<br />

sola lectura no resuelve los problemas. Hay que<br />

estudiar la situación actual, las experiencias prácticas<br />

y materiales concretos, y hacer amistad con obreros y<br />

campesinos. Forjar esta amistad no es cosa fácil.<br />

También hoy hay personas que van a las fábricas o al<br />

campo, y unas obtienen resultados y otras no. Lo que<br />

aquí está de por medio es la posición o actitud que se<br />

adopte, un problema de concepción del mundo.<br />

Abogamos por "que compitan cien escuelas", es<br />

decir, por que en cada rama del saber pueda haber<br />

múltiples tendencias y escuelas; pero en cuanto a la<br />

concepción del mundo, en la época actual sólo<br />

existen esencialmente dos escuelas, la proletaria y la<br />

burguesa. Es la una o la otra: la concepción<br />

proletaria del mundo o la burguesa. La concepción<br />

comunista del mundo es la concepción del<br />

proletariado y de ninguna otra clase. La mayoría de<br />

nuestros intelectuales de hoy proviene de la vieja<br />

sociedad y de familias no pertenecientes al pueblo<br />

trabajador. Algunos, a pesar de su origen obrero o<br />

campesino, no dejan por ello de ser intelectuales<br />

burgueses, pues recibieron una educación burguesa<br />

antes de la Liberación y su concepción del mundo<br />

sigue siendo en esencia burguesa. Si no se deshacen<br />

de lo viejo reemplazándolo por la concepción<br />

proletaria del mundo, seguirán teniendo puntos de<br />

vista, posiciones y sentimientos distintos a los de los<br />

obreros y campesinos y se sentirán desadaptados<br />

entre los obreros y campesinos, quienes, a su vez, no<br />

les abrirán su corazón. Si los intelectuales se integran<br />

con éstos y se hacen sus amigos, estarán en<br />

condiciones de apropiarse del marxismo que han<br />

aprendido en los libros. Para adquirir una verdadera<br />

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