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Obras escogidas [tomo 5] - Stolpkin

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Fortalecer la unidad del partido, continuar sus tradiciones<br />

desecharlas, mucho menos vamos a pretender que<br />

otros países las aprendan. Pero, una cosa mala<br />

también vale como experiencia y encierra gran<br />

provecho. Hemos tenido personas como Chen Tusiu,<br />

Li Li-san, Wang Ming, Chang Kuo-tao, Kao<br />

Kang y Yao Shu-shi, que han sido nuestros maestros.<br />

Contamos, además, con otros maestros. En el país, el<br />

mejor maestro es Chiang Kai-shek. Personas a<br />

quienes nosotros no habíamos podido convencer,<br />

fueron persuadidas una vez que recibieron la<br />

educación de Chiang Kai-shek. ¿Con qué medios las<br />

educó éste? Con ametralladoras, cañones y aviones.<br />

Otro maestro es el imperialismo, que ha educado a<br />

los seiscientos millones de chinos. Durante más de<br />

cien años, varias potencias imperialistas nos<br />

educaron oprimiéndonos. Por tanto, las cosas malas<br />

pueden desempeñar un papel educativo y sirven de<br />

escarmiento.<br />

En cuanto a la lucha contra el sectarismo, vale la<br />

pena hablar, en particular, de la necesidad de unirnos<br />

con los que nos han combatido. Veamos: Una<br />

persona se ha agarrado a puños contigo, te ha<br />

derribado al suelo, haciéndote sufrir y cubriéndote de<br />

vergüenza, y, aunque no eres tan malo, te ha elevado<br />

a la "dignidad" de oportunistas. Si te ha pegado con<br />

justicia, ha hecho lo debido; pues, siendo tú<br />

oportunista, ¿por qué no había de pegarte? Pero a lo<br />

que aquí me refiero es a golpes y ataques injustos. Si,<br />

más tarde, aquéllos cambian de actitud reconociendo<br />

que hicieron mal y que Fue inadecuado proclamarte<br />

rey del reino del oportunismo, basta eso para hacer<br />

borrón y cuenta nueva. Si, después de todo, uno que<br />

otro se niega a reconocerlo, ¿se puede o no esperar?<br />

Sí, se puede. Por unidad se entiende que debes unirte<br />

con aquellos que tienen divergencias contigo, que te<br />

menosprecian y te tratan sin consideración, que se<br />

han llevado mal contigo, que te han combatido o te<br />

han hecho sufrir. Con aquellos cuyas opiniones son<br />

idénticas a las tuyas, como ya están unidos contigo,<br />

la unidad no se presenta como problema. Se presenta<br />

como tal en el caso de los que todavía no están<br />

unidos contigo. Con esto me refiero a aquellos cuyas<br />

opiniones son divergentes de las tuyas o que<br />

adolecen de graves defectos. En nuestro Partido, por<br />

ejemplo, hay actualmente muchos militantes que en<br />

lo orgánico han ingresado al Partido, pero<br />

ideológicamente no. Ellos pueden no haberse<br />

peleado o cruzado puñetazos contigo, pero, como no<br />

han ingresado al Partido en lo ideológico,<br />

inevitablemente lo que hacen no es muy apropiado,<br />

peca de deficiencias o incluso es malo. Con éstos es<br />

preciso fomentar la unidad, educarlos y ayudarlos.<br />

Ya dije en otra ocasión que, respecto a cualquiera<br />

que tenga defectos o haya incurrido en errores, no<br />

solamente hay que observar si se corrige o no, sino<br />

también ayudarle a corregirse; por un lado, observar<br />

y, por el otro, ayudar. Es una actitud pasiva y no<br />

http://www.scribd.com/Insurgencia<br />

dinámica la de quien se queda con los brazos<br />

cruzados y se limita a observar cómo actúa el otro: Si<br />

actúas bien, bueno está, y si metes la pata, que te<br />

jorobes. Los marxistas debemos adoptar una actitud<br />

dinámica: no sólo observar, sino también ayudar.<br />

Tercero, la elección del Comité Central. El<br />

camarada Teng Siao-ping acaba de decir que el<br />

número de miembros del VIII Comité Central será de<br />

150 a 170. EL VII Comité Central se compone de 77<br />

miembros, y esta vez el número será un poco más del<br />

doble, cifra que parece más o menos apropiada. En<br />

cuanto a un mayor aumento, tal vez será más<br />

ventajoso hacerlo unos cuantos años más tarde,<br />

digamos cinco años. Muchos de los hombres<br />

valiosos y capaces de que disponemos ahora, se<br />

formaron en el período de la Guerra de Resistencia<br />

contra el Japón y son conocidos como cuadros "tipo<br />

1938". Ellos constituyen una importantísima base de<br />

nuestro trabajo actual y sin su concurso no<br />

podríamos arreglárnoslas. Pero estos cuadros forman<br />

un contingente tan numeroso que su inclusión en el<br />

Comité Central supondría un aumento del número de<br />

sus miembros hasta varios centenares. Por<br />

consiguiente, esta vez queda descartado el problema<br />

de su inclusión. Esperamos que ustedes, camaradas,<br />

juzguen si es apropiada o no esta cifra de 150 a 170,<br />

propuesta por el CC, y digan cuál es el número que<br />

les parece mejor.<br />

Hay que dejar sentado que el VII Comité Central<br />

ha cumplido bien su trabajo y no ha defraudado la<br />

confianza que en él depositara el VII Congreso. En<br />

los últimos once años, sus miembros dirigieron<br />

correctamente la revolución democrática y han<br />

conducido con justeza la revolución y la<br />

construcción socialistas, sin incurrir en graves<br />

desaciertos; además, han sostenido luchas contra<br />

toda clase de manifestaciones oportunistas y de cosas<br />

erróneas, venciendo así diversos factores<br />

desfavorables a la revolución y la construcción.<br />

Ellos, incluidos algunos de los camaradas que han<br />

cometido errores, han logrado éxitos en su trabajo.<br />

Aquí me refiero al CC en su conjunto. En cuanto a<br />

uno que otro camarada, ya no vale esta apreciación.<br />

Menos aún en el caso de Wang Ming, quien, para<br />

salir del paso, escribió, cuando se reunía el VII<br />

Congreso, una declaración reconociendo la justeza<br />

de la línea del CC y manifestándose acorde con el<br />

informe político rendido ante el VII Congreso y<br />

dispuesto a acatar sus decisiones, pero que, más<br />

tarde, cuando hablé con él, se echó para atrás; ya<br />

había olvidado su declaración. Luego se fue, meditó<br />

el asunto, y al día siguiente me dijo que,<br />

afectivamente, había escrito algo reconociendo sus<br />

errores. Yo le señalé: Usted reconoció entonces sus<br />

errores y, si ahora se niega a reconocerlos, puede<br />

retirar su declaración. Pero no lo hizo. Después, en la<br />

II Sesión Plenaria del Comité Central, le expresamos<br />

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