Obras escogidas [tomo 5] - Stolpkin
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194<br />
dado un viraje; hacen abundante propaganda sobre la<br />
superioridad de la cooperativa, diciendo de ella sólo<br />
cosas buenas y ninguna mala. Deben seguir en esta<br />
tónica durante varios meses a Fin de insuflar un poco<br />
de aire.<br />
El año antepasado se desplegó una lucha contra la<br />
desviación de derecha y, el año pasado, una lucha<br />
contra el "avance temerario", la cual trajo aparejada<br />
una nueva desviación de derecha. A la que aquí me<br />
refiero es a una desviación de derecha en torno a la<br />
revolución socialista, principalmente en torno a la<br />
transformación socialista en las zonas rurales. Que<br />
entre nuestros cuadros se haya levantado este<br />
vendaval, semejante a un tifón, es algo que debe<br />
preocuparnos de manera especial. Una parte<br />
considerable de nuestros ministros, viceministros,<br />
jefes de departamentos y cuadros de nivel provincial<br />
proceden de familias de terratenientes, campesinos<br />
ricos o campesinos medios acomodados; los<br />
venerables padres de algunos de ellos son<br />
terratenientes que todavía están privados de derechos<br />
electorales. Cuando estos cuadros vuelven de visita a<br />
sus hogares, sus familiares les llenan los oídos con<br />
comentarios adversos, machacando siempre con eso<br />
de que "las cooperativas no sirven, no podrán<br />
perdurar". Los campesinos medios acomodados<br />
constituyen una capa social vacilante; en el presente,<br />
recrudece su aspiración a la explotación individual, y<br />
algunos de ellos quieren retirarse de las cooperativas.<br />
El vendaval que sopla entre nuestros cuadros es<br />
reflejo de lo que piensan estas clases y capas<br />
sociales.<br />
La cooperativización será, indudablemente,<br />
coronada con éxito; sin embargo, es imposible lograr<br />
en uno o dos años el éxito completo. Esto hay que<br />
explicarlo claramente a los camaradas del Partido, el<br />
gobierno, el ejército y las organizaciones populares.<br />
Las cooperativas tienen muy poco tiempo de vida -de<br />
un año a un año y medio en la mayoría de los casos-<br />
y su experiencia es escasa. Si no están exentas de<br />
errores personas que han consagrado toda su vida a<br />
la revolución, ¿cómo puede exigirse que los que<br />
llevan sólo un año o año y medio dedicados a la<br />
cooperativización no cometan ni el más leve error?<br />
Eso de descalificar la cooperativización apenas sopla<br />
un poco de viento o caen cuatro gotas de lluvia es, de<br />
por sí, un craso error. En realidad, la mayor parte de<br />
las cooperativas marcha bien o relativamente bien.<br />
Bastará mostrar una cooperativa que esté bien<br />
manejada para aplastar todas las peregrinas<br />
afirmaciones que se dirigen contra la<br />
cooperativización. Si esta cooperativa funciona bien,<br />
¿por qué no han de funcionar así las demás? Si esta<br />
cooperativa muestra superioridad, ¿por qué no han<br />
de mostrar superioridad las otras? Es preciso<br />
divulgar a los cuatro vientos las experiencias de la<br />
cooperativa de que se trate. Siempre será posible<br />
http://www.scribd.com/Insurgencia<br />
Mao Tse-tung<br />
encontrar por lo menos un modelo en cada provincia.<br />
Este hay que seleccionarlo de entre las cooperativas<br />
que enfrenten las peores condiciones, que tengan una<br />
topografía desfavorable y donde, en el pasado, fuera<br />
bajísimo el rendimiento y reinara una tremenda<br />
pobreza; no se lo debe escoger de entre las<br />
cooperativas que desde el comienzo hayan gozado de<br />
condiciones favorables. Claro que no estaría mal que<br />
llegaras a forjar decenas de modelos, pero si forjas<br />
siquiera uno con éxito, se podrá dar por ganada la<br />
victoria.<br />
También se han presentado problemas en centros<br />
docentes y se han registrado algunos tumultos<br />
estudiantiles en una serie de lugares. En un instituto<br />
de Shichiachuang, no habiendo sido posible<br />
momentáneamente dar ubicación laboral a una parte<br />
de los graduados, se dispuso la prolongación de sus<br />
estudios por un año, lo que suscitó el descontento de<br />
los estudiantes. Un puñado de contrarrevolucionarios<br />
aprovecharon la ocasión para azuzarlos y organizar<br />
manifestaciones, amenazando con tomar la<br />
radioemisora de Shichiachuang y protagonizar algo<br />
semejante a "lo de Hungría". Pegaron numerosas<br />
consignas entre las cuales se destacaban tres:<br />
"¡Abajo el fascismo!", "¡Guerra sí, paz no!" y "El<br />
socialismo no tiene ninguna superioridad." Según<br />
ellos, el Partido Comunista es fascista y todos<br />
nosotros debemos ser derribados. Sus consignas eran<br />
muy reaccionarias y no despertaron simpatía alguna<br />
ni entre los obreros, ni entre los campesinos, ni entre<br />
los demás sectores del pueblo. En la Universidad<br />
Chingjua, en Pekín, un estudiante declaró sin<br />
ambages: "Tarde o temprano yo he de matar a miles<br />
o decenas de miles de personas!" Con la aplicación<br />
de la política de "Que se abran cien flores y que<br />
compitan cien escuelas", también ha salido a la<br />
escena esta otra "escuela". El camarada Teng Siaoping<br />
fue a dicha universidad y pronunció un discurso<br />
en que advirtió: "Si usted intenta matar a miles o<br />
decenas de miles de personas, le aplicaremos nuestra<br />
dictadura."<br />
Según muestra una investigación hecha en Pekín,<br />
la mayoría de los estudiantes de nuestros centros de<br />
enseñanza superior son hijos de terratenientes,<br />
campesinos ricos y burgueses, así como de<br />
campesinos medios acomodados, en tanto que los<br />
procedentes de familias obreras o familias de<br />
campesinos pobres y campesinos medios inferiores<br />
constituyen apenas un 20 por ciento. En el país<br />
entero, tal vez la situación sea más o menos igual.<br />
Esta situación debe cambiar, pero para ello hace falta<br />
tiempo. Una parte de nuestros estudiantes<br />
universitarios se siente cautivada por Gomulka, lo<br />
mismo que por Tito y Kardelj. En cambio, los<br />
terratenientes y los campesinos ricos, en el campo,<br />
así como los capitalistas y los miembros de los<br />
partidos democráticos, en las ciudades, han