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Obras escogidas [tomo 5] - Stolpkin

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240<br />

comunista debe luchar duro y servir al pueblo de<br />

todo corazón, y no con la mitad o dos tercios del<br />

corazón. Aquellos cuya voluntad revolucionaria haya<br />

decaído, deben rehacerse a través de la campaña de<br />

rectificación.<br />

II<br />

Debemos mantener aquel ímpetu, aquel ardor<br />

revolucionario y aquel espíritu de reto a la muerte<br />

que nos animaron en los años de las guerras<br />

revolucionarias, y llevar hasta el fin el trabajo<br />

revolucionario. ¿Qué significa el reto a la muerte?<br />

En la novela A la orilla del agua, hay un personaje<br />

que se llama Shi Siu el Retador de la Muerte. Un<br />

espíritu como el suyo es el que tenemos en mientes.<br />

Fue con ese espíritu con el que hicimos la revolución<br />

en el pasado. Cada uno tiene una vida, que puede<br />

durar sesenta, setenta, ochenta o noventa años.<br />

Mientras tenga capacidad para trabajar, debe hacer<br />

todo el trabajo que le sea posible. Y en el trabajo,<br />

mantener el ardor revolucionario y el espíritu de reto<br />

a la muerte de que hemos hablado. Algunos<br />

camaradas han perdido ese ardor y ese espíritu y se<br />

hallan estancados. Eso no es bueno; hay que<br />

impartirles educación.<br />

Todo el Partido debe fortalecer el trabajo político<br />

e ideológico. Muchos de los camaradas presentes en<br />

la reunión de hoy son del Ejército. ¿Cómo andan las<br />

cosas en el Ejército? ¿Se diferencia en algo el trabajo<br />

político en tiempos de paz del trabajo político en<br />

tiempos de guerra? En los tiempos de guerra, era<br />

preciso mantener una estrecha ligazón con las masas,<br />

era necesario que los oficiales se fundieran con los<br />

soldados y el ejército con el pueblo. Por ese<br />

entonces, el pueblo se mostraba comprensivo ante tal<br />

o cual defecto nuestro. Ahora, cuando nos<br />

encontramos en tiempos de paz, cuando no hay<br />

batallas y nos dedicamos al entrenamiento, será<br />

difícil, lógicamente, que las masas perdonen nuestros<br />

defectos si no persistimos en mantener una estrecha<br />

ligazón con ellas. Aunque ahora rigen en el Ejército<br />

el sistema de grados militares 2 y algunos otros<br />

sistemas, los oficiales de rango superior deben seguir<br />

fundiéndose con los de rango inferior y los oficiales<br />

con los soldados. Al igual que antes, se debe permitir<br />

que los de rango inferior critiquen a sus superiores y<br />

los soldados, a los oficiales. Hacerlo, por ejemplo,<br />

celebrando conferencias de representantes del<br />

Partido para brindar a los camaradas esa<br />

oportunidad. En el curso de la campaña contra los<br />

"tres males", el camarada Chen Yi dijo, con toda<br />

razón: "Si estuvo bien que dictáramos órdenes<br />

durante tantos años, ¿será justo o no dejar ahora que<br />

los subordinados nos critiquen por un tiempo,<br />

digamos por una semana?" Con estas palabras él<br />

quería decir que era justo. Yo comparto su idea, es<br />

decir, estoy de acuerdo con que los subordinados nos<br />

critiquen durante esa semana. Antes de que comience<br />

Mao Tse-tung<br />

la crítica masiva, hay que hacer ciertos preparativos<br />

y dar un informe en que se examine los defectos<br />

propios, que seguramente no pasarán de uno, dos,<br />

tres o cuatro. Luego, que hablen los camaradas para<br />

señalar algunos más y hacer críticas. Las masas son<br />

justas y no olvidarán nuestra trayectoria. Los jefes de<br />

compañía y de pelotón también deben ofrecer a los<br />

soldados la oportunidad de criticarlos, celebrando<br />

reuniones con ese propósito, preferentemente una<br />

vez al año y cada vez durante varios días. Esta forma<br />

de democracia ya la practicamos antes en el ejército,<br />

y resultó provechosa. No debemos permitir que el<br />

sistema de grados militares y algunos otros sistemas<br />

perjudiquen la estrecha ligazón entre superiores y<br />

subordinados, oficiales y soldados, ejército y pueblo,<br />

así como entre las tropas y las autoridades civiles<br />

locales. No cabe ninguna duda de que las relaciones<br />

entre superiores y subordinados deben ser estrechas<br />

y de camaradería. Los oficiales deben estrechar sus<br />

relaciones con los soldados y hacerse uno con ellos.<br />

Asimismo, deben ser estrechos los vínculos del<br />

ejército con el pueblo y con los organismos locales<br />

del Partido y el gobierno.<br />

Nuestros camaradas deben tener presente que no<br />

es bueno vivir a costa de su calidad de funcionarios,<br />

de su jerarquía oficial, de la antigüedad de sus hojas<br />

de servicios. En cuanto a la antigüedad, los largos<br />

años que hemos dedicado a la revolución son,<br />

ciertamente, algo que inspira confianza, pero no está<br />

bien que vivamos a costa de ella. Tú tienes, es<br />

verdad, una hoja de servicios de varios decenios. No<br />

obstante, el pueblo no te perdonará si alguna vez<br />

haces tonterías o profieres absurdos. Por muchos que<br />

sean los servicios que prestaste y muy alta tu<br />

posición, el pueblo no te perdonará si en el presente<br />

perjudicas sus intereses al no trabajar bien o tratar<br />

desacertadamente los problemas. Por eso, nuestros<br />

camaradas no deben vivir a expensas de la<br />

antigüedad de sus hojas de servicios, sino, más bien,<br />

preocuparse de resolver correctamente los<br />

problemas. En lo que uno debe sustentarse es en la<br />

solución correcta de los problemas y no en la<br />

antigüedad. Siendo imposible vivir a costa de la<br />

antigüedad, es mejor que te desprendas lisa y<br />

llanamente de ella, como si nunca hubieras sido<br />

funcionario; en otras palabras, que dejes de darte<br />

aires de señor, de burócrata, que te guardes todos<br />

esos aires y vayas a verte con el pueblo y con tus<br />

subordinados. Este punto merece la atención de<br />

nuestros cuadros y, en especial, de los veteranos. Los<br />

cuadros nuevos generalmente no cargan con tales<br />

lastres y por eso se comportan con más libertad. Es<br />

preciso que los cuadros veteranos traten en pie de<br />

igualdad a los nuevos cuadros. En muchos aspectos,<br />

los primeros no pueden equipararse con los últimos,<br />

razón por la cual deben aprender de ellos.

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