Obras escogidas [tomo 5] - Stolpkin
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primeras para corregir los propios errores y defectos<br />
y refuten las últimas. Al mismo tiempo, será<br />
necesario estimular a personalidades de fuera del<br />
Partido a pronunciar discursos y emitir opiniones<br />
positivas.<br />
Luego, un dirigente de prestigio de la respectiva<br />
organización del Partido debe hacer un discurso de<br />
balance que sea analítico y convincente, de modo<br />
que se opere un cambio completo en la atmósfera<br />
reinante. Siempre que las cosas marchen bien,<br />
bastará aproximadamente un mes para cumplir todo<br />
el proceso, y entonces podremos pasar a la<br />
rectificación en el seno del Partido, que debe<br />
desarrollarse con la suavidad de una brisa.<br />
Esta es una gran lucha política e ideológica. Sólo<br />
actuando así, podrá nuestro Partido mantener la<br />
iniciativa, templar su militancia, educar a las masas,<br />
aislar a los reaccionarios y ponerlos en aprietos. En<br />
los últimos siete años, en apariencia hemos poseído<br />
la iniciativa, pero, en la práctica, ella ha sido ficticia<br />
por lo menos en un 50 por ciento. La rendición de los<br />
reaccionarios fue simulada, y muchos de los<br />
elementos de centro tampoco se nos sometieron en<br />
su fuero interno. Ahora, la situación comienza a<br />
cambiar. Aunque aparentemente nos hallamos en la<br />
pasividad, vamos ganando en los hechos la iniciativa,<br />
pues llevamos a cabo la campaña de rectificación<br />
con toda seriedad. Afiebradas como tienen sus<br />
cabezas, los reaccionarios actúan con el mayor<br />
desenfreno, dando la impresión de que está en sus<br />
manos toda la iniciativa. Pero, como se han pasado<br />
de la raya, comienzan a perder simpatía s y a verse<br />
metidos en aprietos. Ya que en cada lugar las<br />
condiciones son distintas, conviene que ustedes sean<br />
elásticos al aplicar la táctica y tomar las<br />
disposiciones del caso.<br />
En resumen, ésta es una gran batalla (el campo de<br />
batalla se encuentra tanto dentro como fuera del<br />
Partido). Si no la ganamos, será imposible construir<br />
el socialismo y, para remate, se presentará cierto<br />
peligro de que se produzcan acontecimientos como<br />
los de Hungría. Al desplegar por nuestra propia<br />
voluntad la campaña de rectificación, hemos<br />
inducido el estallido aquí de "acontecimientos de<br />
Hungría" que estaban en potencia, haciendo que se<br />
los pusiera en escena en las diferentes entidades<br />
oficiales y centros docentes para tratarlos por<br />
separado, o sea, dividiéndolos en muchas pequeñas<br />
"Hungrías"; además, hemos evitado así la<br />
desarticulación de los organismos del Partido y del<br />
gobierno en su conjunto, excepción hecha de una<br />
pequeña parte (no está mal que esta última se haya<br />
desarticulado, tal como se exprime el pus de un<br />
absceso). Todo ello es sumamente beneficioso. La<br />
batalla era inevitable. Tarde o temprano tenían que<br />
producirse desórdenes, por la existencia de<br />
reaccionarios en la sociedad, porque los elementos<br />
Mao Tse-tung<br />
de centro aún no habían recibido una lección como la<br />
de ahora y porque el Partido tampoco había pasado<br />
por un proceso de temple como el de hoy.<br />
En la actualidad, la situación nacional es<br />
excelente y nos hemos hecho de una firme posición<br />
dirigente entre los obreros y campesinos, entre las<br />
filas del Partido, el gobierno y el ejército, así como<br />
entre la gran mayoría de los estudiantes. La situación<br />
internacional también es excelente, y los Estados<br />
Unidos se debaten en medio de dificultades.