29.04.2013 Views

albii de

albii de

albii de

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

98<br />

don Félix, yo tampoco he tenido la, fortuna <strong>de</strong><br />

conocer á uste<strong>de</strong>s hasta este momento venturoso<br />

pero procuraré que nos veamos mas á menudo.<br />

Y se <strong>de</strong>spidió <strong>de</strong>jando á una chica estupefacta, á<br />

otra en Belén y al padre en Babia. Le entró tal<br />

temblor al bueno <strong>de</strong> don Agapilo (así se llamaba<br />

el padre), que le sonaban los faldones como si<br />

fueran cascabeles. Vamos, vamos á casa, dijo,<br />

que quiero dar or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> que llame quien llame<br />

no íe abran la puerta.<br />

Llegaron á casa y tiraron <strong>de</strong>l cordón, nadie<br />

respondía; sin duda la seiiora mamá estaha tam­<br />

bién <strong>de</strong> bureo ó se había dormido. Tilín, tilin,<br />

tilín. — Nada. — Tilin, tirilirin , lin Un tírilirin.<br />

— ¿Quién? —Abre, dijo don Agapito muy inco­<br />

modado; pero [cómo se quedó el buen hombre<br />

cuando vio que el que le abria la puerta era don<br />

Félix Crespo, el calavera <strong>de</strong>l paseo. A todo esto<br />

la señora salia <strong>de</strong> allá a<strong>de</strong>ntro llorando como uña<br />

Magdalena. Una <strong>de</strong> las hijas se <strong>de</strong>smayó y se <strong>de</strong>­<br />

jó caer en brazos <strong>de</strong> la madre, la madre se <strong>de</strong>s­<br />

mayó y cayó en los <strong>de</strong>l marido, á este le dio una<br />

congoja y cayó en los <strong>de</strong> don Félix, y don Félix<br />

los tumbó á todos en el santo suelo diciendo ala<br />

muchacha que estaba punto menos que para <strong>de</strong>s­<br />

mayarse; Yamos que esto no merece la pena.<br />

Y cuando los otros volvieron en sí no encon­<br />

traron á la señorita ni á don Félix Crespo.<br />

Poco tiempo <strong>de</strong>spués se dijo que don Félix se<br />

había espalriado con la hija <strong>de</strong> don Agapilo, pero<br />

nadie supo á punto fijo su para<strong>de</strong>ro. Otros le da­<br />

ban en Madrid y suponían que habiéndose <strong>de</strong>ja­<br />

do crecer toda la barba y tapando sus espresívos<br />

ojos con unas antiparras ver<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> cuando el<br />

rey rabió, era imposible conocerle. Todos los<br />

días a<strong>de</strong>mas habia noticias <strong>de</strong> calaveradas poco<br />

comunes en la corle y todas ellas llevaban el se­<br />

llo diabólico <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong> don Félix. Por<br />

ejemplo, se contó que habiendo visto á un lio<br />

cazador pregonando un conejo se conjuraron<br />

unos cuantos jóvenes para hacerle creer que era<br />

gallo. ¿Cuánto quiere usted por ese gallo? dijo<br />

el primero que salió. —No es gallo que es cone­<br />

jo, respondió el buen hombre y siguió su cami­<br />

no sin hacer caso <strong>de</strong> aquel tarambana mozalvele.<br />

Pero no anduvo muchos pasos cuando salió otro<br />

que le preguntó también. ¿Cuánto vale ese ga­<br />

llo?—No es gallo que es conejo, volvió á <strong>de</strong>cir<br />

el hombre; no sin alzar la mano y bajar la vista<br />

por ver si no estaba en un error. Salió el tercero<br />

y le dijo ¿cuánto vale ese gallo? volvió á mirar<br />

el conejo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> restregarse los ojos el po­<br />

bre cazador y <strong>de</strong>cia para sí ¿ si tendré yo la vista<br />

mala ? Las orejas son <strong>de</strong> conejo, las patas son <strong>de</strong><br />

conejo, no licne alas ni pico, vaya no es gallo,<br />

no, y prosiguió gritando ¿quién me compra este<br />

conejo? Salió entonces <strong>de</strong> un portal un hombre<br />

con muchas barbas, agazapado <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> unos<br />

anteojos ver<strong>de</strong>s y por la gravedad <strong>de</strong>l paso y <strong>de</strong>l<br />

trage le tuvo el <strong>de</strong>l conejo por un caballero for­<br />

mal. ¡Hombre qué gallo lan hermoso! dijo este<br />

apareciendo súbitamente ¿cuánto vale? El <strong>de</strong>l<br />

conejo volvió á mirar su prenda y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un<br />

buen rato <strong>de</strong> examen y meditación le alargó di­<br />

ciendo : dos pesetas.<br />

Vivía en Madrid un boticario muy pobre lla­<br />

mado don Matías, que tenia rolo un cristal <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>spacho, y no pudiendo componerlo <strong>de</strong> otro<br />

modo, habia puesto un papel en ei hueco que<br />

era <strong>de</strong> tercia en cuadro. A la noche siguiente <strong>de</strong><br />

empapelar la vidriera dicen que pasó un joven,<br />

metió la cabeza por el papel y.dijo muy sereno:<br />

Adiós señor don Matías. Puso el pacíentísimo<br />

boticario otro papel que fué roto ala noche si­<br />

guiente por la misma cabeza al saludo cargante<br />

<strong>de</strong>: Adiós señor don Matías. Amostazado el bo­<br />

ticario juró vengarse y esperó al otro dia con un<br />

garrote <strong>de</strong> encina. El joven calavera conoció que<br />

á la tercera podia costarle caro y dijo, si he <strong>de</strong><br />

pagar yo que pague el <strong>de</strong>monio. Tenia en su ca­<br />

sa una estálua no se sabe si era <strong>de</strong> algún sabio,<br />

<strong>de</strong> algún santo ó <strong>de</strong> algún diablo : cogióla <strong>de</strong>ba­<br />

jo <strong>de</strong>l capole y tomó el trote hacia la botica.<br />

Buenas noches señor don Matías, dijo metiendo<br />

porel papel la cabeza <strong>de</strong> la estálua. El boticario<br />

que le esperaba muy armado <strong>de</strong> garrote levantó<br />

las dos manos y <strong>de</strong>jó caer la porra diciendo ¡pá­<br />

galas todas juntas arrastrado!<br />

Y dio tal golpazo en la dura cabeza <strong>de</strong> la esta­<br />

tua que al estremecimiento <strong>de</strong> las ma<strong>de</strong>ras ca­<br />

yeron todos los <strong>de</strong>más cristales hechos harina.<br />

Cuando el boticario buscaba á la puerta el cadá­<br />

ver <strong>de</strong>l insolente mozo que le insultaba, ya es­<br />

taba este contando á sus amigos el estropicio<br />

que habia causado al <strong>de</strong>sventurado don Matías.<br />

Todas estas calaveradas que se divulgaban por

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!