albii de

advertir que su ventura no llegó á colmo hasta
que se vieron sanos y placenteros ambos en el
peligroso dia de la fiesta de san Marcos.
CAYETANO ROSEIE.
LAS LIGAS E MI MORENA.
CANCIÓN
dedicada á don Wenceslao Ayguals de Izco.
No te puedo yo ccir,
Colasa , lo que me gusta
sobre una pierna robusta
una liga coloró.
Levántalos faralares
y luce la pantorrilla,
que vales mas , Colasilla,
que toitica una tora.
¡Vaya un aquel retrechero!
me tienen como alma en pena.
¡jui salero !
las ligas e mi morena.
Cuando te veo las ligas
se me blandean las patas ,
y me quiero cebar á gatas
por ver algo mas -allá.
Esc refajo, Colasa ,
remángalo, que me estorba ,
si no me enseñas la corva
me pronuncio, puñalál
Valen masque el Trocaero,
Jerez y la Macarena,
/ jui salero!
las ligas e mi morena.
Crudo es tu talle, tu cara,
y tu castillo de popa ;
no te enfaes : no digo ná.
Que al ver, morena tus ligas
ESCENA PATÉTICA.
411
ENTREGA DE UN CUCHARON DE HONOR Á DON
ABUNDIO ESTOFADO.
Se ba presentado en el AMBIGÚ de LA RI­
SA una comisión de notabilidades, compuesta
de un ciudadano sin defecto físico, de un cie­
go , de un tuerto, de un bizco , de un mudo, de
un tartamudo, de un jorobado , de un sordo, de
un gangoso, de un narigudo, de un chato, de
un cojo, de un manco, de un perlático, de un
flaco, de un gordo, de un gigante, de un enano,
de un vivo y de un difunto, en representación
de todas las clases de la sociedad ; y avanzándo­
se el mudo hacia nuestro nunca bien celebrado
don Abundio Estofado; ha tomado la palabra y
presentándole un hermoso cucharon de palo, le
ha dicho :
«Excmo. Señorón : Esta comisión en represen­
tación de los sabios de la nación que tienen be-
cha suscricion á LA RISA en cuestión, tiene la
satisfacción de rendir en oblación á vuestra ve -
neracion este insigne cucharon como justo ga­
lardón de vuestra aplicación , y como demostra­
ción déla grata sensación que siente en su co­
razón. Bien conoce la comisión la pequenez de
este don; pero basta en conclusión que esprese
la estimación en que os tiene la nación, por la
docta discreción con que guisáis el salmón.»
El patriarca de la gastronomía no ha podido
menos de afectarse al oir el acento de gratitud,
y se ha dignado contestar en los términos si­
guientes :
el cuerpo se me estremece,
la lengüecita enmudece,
y se me va... la tona.
Bendeció al ataero
que sujeta cual caena
¡jui salero I
las ligas e mi morena.
Luis MAUAVKR.
«Con un contento sin fin, acepto este regalin,
grato como el violin de celestial querubin, que
en el etéreo confín , delante de San Eermin, to