29.04.2013 Views

albii de

albii de

albii de

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

362<br />

no <strong>de</strong>je do estarles presentando continuamente<br />

el cebo, el cual con que sea <strong>de</strong> queso basta; por­<br />

que no son animales carnívoros.<br />

Esta especie <strong>de</strong> individuos lia <strong>de</strong>generado mu­<br />

cho, pues sin duda proviene <strong>de</strong>l megalario, que<br />

tenia enormes uñas, y <strong>de</strong> cuatro zarpadas se<br />

bacía la cama; ahora sin embargo el hombre-<br />

barrena no se la hace sino á fuerza <strong>de</strong> constan­<br />

cia, trabajando poco á poco cuanto alcanzan sus<br />

fuerzas, hora por hora, minuto por minuto. El<br />

hombre-barrena inventó sin duda aquel refrán<br />

<strong>de</strong> poco ri. poco hila la vieja el copo; al menos<br />

si no lo inventó, lo ha aprendido <strong>de</strong> memoria.<br />

Dadle al hombre-barrena una corteza do na­<br />

ranja, y hará <strong>de</strong> ella una casita; dadle una nuez,<br />

se comerá lo que tiene <strong>de</strong>ntro, y <strong>de</strong> las dos cas­<br />

caras hará dos navios; dadle un grano <strong>de</strong> uva, y<br />

hará vino.<br />

El hombre-barrena se encuentra en todas par­<br />

tes: generalmente principia su carrera por ser<br />

pobre, en cuyo estado anda siempre husmeando<br />

don<strong>de</strong> cuecen habas; apenas las huele, ya está<br />

<strong>de</strong>ntro y se ofrece á servir <strong>de</strong> marmitón. ¿Le<br />

encargáis que espume y dé vuelta al puchero?<br />

No tengáis cuidado, <strong>de</strong> repente, es un cocinero<br />

completo, no se aparta <strong>de</strong>l hogar, y todo lo ha­<br />

ce á las mil maravillas. En cuanto ha comido se<br />

<strong>de</strong>dica á buscarle algún flaco al amo para apro­<br />

vecharse <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scubrimiento, á todas partes lo<br />

sigue, á todo está dispuesto: vuelve á casa, y<br />

apenas ha entrado, ya ha calculado don<strong>de</strong> ha­<br />

cerse la cama para dormir aquella noche: en se­<br />

guida obsequia al ama; si recibe un solion no se<br />

<strong>de</strong>sanima , pasa á hacer el amor á la hija ; si esta<br />

le <strong>de</strong>sprecia , principia á capitular con la criada:<br />

al año ó año y medio el amo <strong>de</strong> la casa ya está<br />

comido por los pies. Verda<strong>de</strong>ramente el liombre-<br />

barrena es dañino y temible, porque á preteslo<br />

<strong>de</strong> una diligencia constante y <strong>de</strong> una serviciali-<br />

dad minuciosa, se apo<strong>de</strong>ra por el lado <strong>de</strong>l inte­<br />

rés <strong>de</strong> aquel á quien sirve, y bajo la capa <strong>de</strong> su<br />

<strong>de</strong>voción lleva escondido el agudo puñal <strong>de</strong> su<br />

astucia. No es esfo <strong>de</strong>cir que el hombre-barrena<br />

sea <strong>de</strong> índole perversa, sino que es <strong>de</strong> falsa con­<br />

dición, hija <strong>de</strong> un <strong>de</strong>seo inmo<strong>de</strong>rado <strong>de</strong> fortuna,<br />

junto con una inteligencia reducida, <strong>de</strong> don<strong>de</strong><br />

proviene que su corta comprensión, se vé en la<br />

necesidad do recurrirá una doblez mezquina,<br />

así como quien carece <strong>de</strong> fuerzas físicas echa<br />

mano <strong>de</strong> la simulación y la maña.<br />

Asombra lo infatigable que es el hombre-bar­<br />

rena: figuráoslo en medio <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sierto, y su­<br />

poned que le dice Dios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo estas pala­<br />

bras: «Morarás hasta el fin <strong>de</strong> tu vida en este,<br />

yermo don<strong>de</strong> solo musgo dá la tierra, y nunca<br />

jamás verán tus ojos un semejante tuyo , ni quien<br />

<strong>de</strong> aquí te pueda sacar, ni cosa que te pueda va­<br />

ler, ni piedra don<strong>de</strong> reclinar tu cabeza en el<br />

sueño.» Ahora bien, uno cualquiera que se ha­<br />

llare en este caso, apenas oyera con<strong>de</strong>nación se­<br />

mejante no <strong>de</strong>jaría <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir cuatro frescas al<br />

mismo hijo <strong>de</strong>l sol, en seguida se daria á todos<br />

los diablos, y haría frente á su <strong>de</strong>sventura, y<br />

lucharía brazo á brazo con el <strong>de</strong>slino como un<br />

gigante contra un gigante, hasta caer muerto y<br />

no rendido. El hombre-barrena trataría <strong>de</strong> re­<br />

ducir á su juez, y viendo que no habia remedio,<br />

temeroso <strong>de</strong> tener rabia, porque el otro, que po­<br />

día mas, no se lo conociera, so sentaría hecho<br />

un ovillo y principiaría á girar sobre las posa<strong>de</strong>­<br />

ras como un molinete: al cabo <strong>de</strong> veinte años ya<br />

habria hecho un hoyo, al cabo <strong>de</strong> veinte y cinco<br />

ya tendría nido. Esto es tan verosímil que hasta<br />

las mismas tradiciones populares vienen en su<br />

abono, y así es que se cuenta <strong>de</strong> un hombre-<br />

barrena que en los primeros tiempos <strong>de</strong> Roma,<br />

queriendo heredar á un lio que lo tenia en su<br />

casa, se subía todas las noches á un cuarto so­<br />

mero, y por un agugerito que daba sobre la ca­<br />

ma <strong>de</strong>l tio, le echaba á este en el cogote un par<br />

<strong>de</strong> golas <strong>de</strong> agua fuerte mientras oslaba dur­<br />

miendo, y cumplió con esta tarea quince años<br />

seguidos, hasta que el buen viejo se murió <strong>de</strong><br />

una llaga incurable en la frente; lo cual sabido<br />

<strong>de</strong>spués por el público, y en razón <strong>de</strong> haber te­<br />

nido el tio un cogote duro como la piedra, dio<br />

margen á aquel dicho tan antiguo <strong>de</strong> ¡¡uta saipc<br />

caliendo caval lapi<strong>de</strong>m. Por don<strong>de</strong> no tiene na­<br />

da <strong>de</strong> eslraño diga yo ahora que el hombre-bar­<br />

rena á fuerza <strong>de</strong> escupir al suelo hará un mar<br />

proceloso; y embarcado en un sombrero, si no<br />

halla barco mejor, se irá á comerciar por lodas<br />

las costas <strong>de</strong>l mundo, y se hará mandarín <strong>de</strong> la<br />

China, y vendrá al fin á ser ministro <strong>de</strong> la mo­<br />

narquía constitucional <strong>de</strong> España.<br />

Dadle lugar y tiempo á un hombre-barrena, y

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!