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albii de

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Nos enseñan que el infierno<br />

está en las regiones bajas,<br />

respeto la fé, mas pienso<br />

que hay infiernos también en partes altas,<br />

Que si en los infiernos bajos<br />

maldicen á Dios las almas,<br />

lidiase á rodarla mesa,<br />

el can<strong>de</strong>lero se apaga ,<br />

y ya no juegan los naipes,<br />

que juegan sillas, puños y navajas.<br />

Y dichoso el que en su cuerpo<br />

no saca alguna mojada,<br />

ó un car<strong>de</strong>nal en un brazo,<br />

¿bien un par <strong>de</strong> chirlos en la cara.<br />

A esta cátedra asistían<br />

Torvo-rostro y Mala-facha,<br />

que no eran-apuntes flojos,<br />

sino <strong>de</strong> los <strong>de</strong> suertes temerarias.<br />

Mas con suerte tan inicua,<br />

que si izquierdas apuntaban,<br />

<strong>de</strong>rechas se daban todas,<br />

si apuntaban mayor, menor se daba.<br />

Si jugaban a judías ,<br />

convertíanse en cristianas,<br />

si acertaban uu elijan,<br />

un entres ó un albur los espoliaban.<br />

Así andaban <strong>de</strong> lucidos<br />

siempre los dos camaradas,<br />

sin una amarilla siempre ,<br />

como siempre también sin una blanca.<br />

177<br />

Al llegar aquí acaeció una cosa muy rara y<br />

inuy singular. Y fué que todo lo referido hasta<br />

lá presente sucedió en verso; mas lo que acon­<br />

teció <strong>de</strong>spués se verificó en prosa; cuya eslruñu<br />

novedad la atribuyen los críticos al poco tiem­<br />

po que tuvo el historiador para hacer ¡a relación<br />

<strong>de</strong> los sucesos.<br />

en íoí altos no se estila<br />

quedar sin maldición santo ni sania.<br />

Sobre si á la sota en puerta<br />

le atisbo alguno la pata,<br />

¡po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios, y qué cisco<br />

se armé en el gazapón ! ! qué gresca y zambra!<br />

Acaeció, pues, por aquel entonces que en ca­<br />

sa <strong>de</strong> doña Clarita Alegre ; que así se llamaba la<br />

esposa <strong>de</strong> Torvo-rostro, todos losdias se repre­<br />

sentaba la ópera <strong>de</strong> la Gazza Laura, no porque<br />

trabajase en ella ninguna compañía lírica, sino<br />

poroue andaba una Urraca ladrona que lo iba

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