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emedio, iba yo murmurando por la calle , esos<br />

hombres célebres tienen pacto con el <strong>de</strong>monio y<br />

por eso hacen cosas superiores á las inteligen­<br />

cias comunes. Como que hubiera yo querido<br />

hallar á Satanás para entraren tratos y hacerme<br />

notabilidad á costa <strong>de</strong> la salvación eterna, y si<br />

es que no vi al <strong>de</strong>monio, por lo menos creo que<br />

me tentó para lanzarme <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí en una casa<br />

<strong>de</strong> juego don<strong>de</strong> se batia el cobre, como se pue­<br />

<strong>de</strong>n batir yemas en una confitería, y cataratas<br />

en el hospital general. Ochenta y cinco cuar­<br />

tos que hacen medio duro llevaba" en el bolsillo<br />

y medio duro ó sean los ochenta y cinco cuar­<br />

tos, puse á una sota que tuvo por conveniente<br />

chasquearme, como todas acostumbran. Cuando<br />

mas fiaba en la tal sola vino á darme un par <strong>de</strong><br />

coces con el rey <strong>de</strong> bastos; para que se vea que<br />

no son solo los caballos los que llran coces.<br />

Tan cargado me hallaba yo <strong>de</strong>l hombre célebre<br />

que le hubiera creído autor <strong>de</strong> todas mis <strong>de</strong>s­<br />

gracias sino estuviera persuadido <strong>de</strong> que los<br />

hombres célebres no <strong>de</strong>ben ir á las casas <strong>de</strong><br />

juego; porque, como llevo dicho, los gran<strong>de</strong>s<br />

talentos <strong>de</strong>ben ser la norma <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s<br />

gran<strong>de</strong>s y es imposible que la moralidad se be­<br />

ba en la fuente <strong>de</strong> los vicios. Esto se observa<br />

en otras partes: entre nosotros por el contrario,<br />

basta ser estravagante en las costumbres, inso­<br />

lente en el trato, beber muchas copas <strong>de</strong> rom y<br />

jugar la vida al monte, para pasar por hom­<br />

bres <strong>de</strong> pro y moralistas, con solo publicar <strong>de</strong>s­<br />

pués en prosa ó en verso cuatro <strong>de</strong> esas vul­<br />

garida<strong>de</strong>s y sentenciólas que tienen olvida­<br />

das los mozos <strong>de</strong> cor<strong>de</strong>l. Yo no sé sí nuestro<br />

hombre célebre tendría lances <strong>de</strong> moralista; lo<br />

que sé únicamente es que observando al grupo<br />

<strong>de</strong> la mesa <strong>de</strong> juego, allí me lo encontré tan<br />

peripuesto y pintiparado que no habia masque<br />

ver. Admiróme mas que todo el que cada uno<br />

que perdia me lo sacudiese un sopapo <strong>de</strong> aque­<br />

llos que retumban, y que él se aguantase sin<br />

<strong>de</strong>cirlo mas mínimo <strong>de</strong> tan malos tratamien­<br />

tos. Este hombre, dije yo á los <strong>de</strong>más, en<br />

todas las casas <strong>de</strong> prostitución se levé; <strong>de</strong>be<br />

ser mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> corrupción y <strong>de</strong> inmoralidad.<br />

Este hombre, me respondió uno <strong>de</strong> los oyen­<br />

tes, es universal; lo mismo se le halla en los<br />

círculos bajos que en los altos círculos. En las<br />

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tabernas está bien visto, en las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

etiqueta es casi necesario, y yo le aseguro áus­<br />

ted que sin su compañía no saldré a la puer­<br />

ta <strong>de</strong> la calle. — Cada palabra <strong>de</strong> estotro hom­<br />

bre me sorprendía mas, y mientras el urgaba<br />

los bolsillos para buscar no sé que documento<br />

justificativo, yo le conté como la primer vez que<br />

vi al hombre célebre fué en la calle retratado en<br />

una estampería, que <strong>de</strong>spués le vi retratado en<br />

un pañuelo en la tienda <strong>de</strong> que he hablado á<br />

uste<strong>de</strong>s; en retratóle vi en la taberna, retra­<br />

tado eslab" en casa <strong>de</strong> aquella ciudadana que<br />

acompañé rendido, y como hasta en los hules<br />

se hacen ahora retratos <strong>de</strong> hombres célebres, re­<br />

tratado estaba también en el tapete <strong>de</strong> la mesa<br />

<strong>de</strong> juego. Faltábame solo que su apasionado me<br />

esplícase el sentido <strong>de</strong> sus palabras enigmá­<br />

ticas; pero este sacando las manos <strong>de</strong>l bolsillo<br />

<strong>de</strong>l gavan me ofreció un cigarro <strong>de</strong> los muchos<br />

que tenia en una lindísima petaca en cuya tapa<br />

estaba también el retrato <strong>de</strong> aquella notabilidad.<br />

A este tiempo pasaba una fosforera cantando,<br />

como todo Madrid estará cansado <strong>de</strong> oir:<br />

«Yo llevo en este cajón<br />

á la fama y á Cervantes<br />

y fósforos fulminantes<br />

<strong>de</strong> cerilla y <strong>de</strong> cartón.»<br />

Efectivamente hasta en los libritos <strong>de</strong> fumar<br />

habrán uste<strong>de</strong>s visto hombres célebres estranje-<br />

ros y nacionales, antiguos y contemporáneos tan<br />

perfectamente retratados que sin hacer con ellos<br />

lo que con la levita <strong>de</strong>l Toledano, que querien­<br />

do darse á conocer por ella, cuentan que el sas­<br />

tre le puso un letrero en la espalda que <strong>de</strong>cía:<br />

el señor es <strong>de</strong> Toledo, lo cual no advertido por<br />

él, le causó gran sorpresa al ver que todo el mun­<br />

do que pasaba por su lado repetía : el señor es <strong>de</strong><br />

Toledo. Es <strong>de</strong>cir que sí <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> los retratos no<br />

dijera Cervantes, Napoleón, etc. se ¡ría uno tan<br />

satisfecho <strong>de</strong> que lo que había visto era algún<br />

lobo ó alguna cigüeña, verificándose casi aquello<br />

<strong>de</strong>l epigrama que un servidor <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s hizo en<br />

otro tiempo -<br />

Un escultor no afamado<br />

pero <strong>de</strong> genio travieso<br />

hizo un San Antón <strong>de</strong> yeso<br />

poniendo su cerdo al lado.<br />

Y entrambos en un renglón

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