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304<br />

con afán <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado,<br />

y á una tajada miraban<br />

que habiendo sola quedado<br />

por cortedad respetaban.<br />

Uno la luz apagó<br />

para atraparla con modos;<br />

su mano al plato llevó ,<br />

y halló las manos <strong>de</strong> lodos,<br />

pero la tajada no.<br />

Pero no só si achacarlo al rubor que causa una<br />

mala acción, ó si a las muchas docenas <strong>de</strong> bote­<br />

llas que se habian vaciado, fué tal nuestra falta<br />

<strong>de</strong> tino, que á pesar <strong>de</strong> bailarse <strong>de</strong>svanecidas<br />

todas las cataratas, la olla, como si fuese un mis­<br />

terioso talismán ó como si poseyese un amuleto<br />

que realmente la hiciera invulnerable, salió ile­<br />

sa <strong>de</strong> los terribles golpes que contra ella <strong>de</strong>scar­<br />

gamos todos á la vez. En seguida <strong>de</strong>sapareció co­<br />

mo por encanto, pero alguno sabe el para<strong>de</strong>ro<br />

<strong>de</strong> los maravedises que contenia. Buen provecho<br />

le hagan.<br />

Así como hemos dado las gracias á la hora por<br />

la puntualidad con que llegó, <strong>de</strong>bemos dársela<br />

á lodo el dia, pues realmente fué un regalo que<br />

hizo la primavera al invierno. El sol <strong>de</strong>sapare­<br />

ció <strong>de</strong> nuestro horizonte, porque era la hora en<br />

que siguiendo su curso natural le locaba <strong>de</strong>sa­<br />

parecer, y no, como diria algún clásico mora­<br />

lista , para no ser testigo <strong>de</strong> los escesos <strong>de</strong> la or­<br />

gía que se preparaba. Sus moribundos rayos que­<br />

rían al parecer reanimarse con un cordial, y<br />

rielaron en una fuente <strong>de</strong> ponche que para dar<br />

fin á la función se babia dispuesto sin mas obje­<br />

to que el <strong>de</strong> mitigar los efectos <strong>de</strong>l vino y otros<br />

licores.<br />

Las cariñosas pléya<strong>de</strong>s nos anunciaron <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el cielo la hora <strong>de</strong> regreso á esta corte. Perdi­<br />

mos en la espediciou todo el convoy. Nosotros<br />

nos salvamos por milagro, pero los dos gallegos<br />

que escoltaron nuestros víveres quedaron pri­<br />

sioneros <strong>de</strong>l vino. A uno <strong>de</strong> ellos le <strong>de</strong>jamos re­<br />

volcándose en la margen <strong>de</strong> un camino, y al<br />

otro le vimos dirigirse á escape hacia Toledo. Le<br />

preguntamos que á don<strong>de</strong> iba, y nos dijo que á<br />

Madrid. Esta respuesta nos llenó <strong>de</strong> incertidum-<br />

bre, pues no estábamos tan seguros <strong>de</strong> nosotros<br />

mismos, _que no pudiésemos creer que éramos<br />

nosotros los que andábamos <strong>de</strong>sacertados. Sin<br />

embargo, seguimos nuestro camino y <strong>de</strong>jamos<br />

al gallego que siguiese el suyo, porque al cabo<br />

un borracho no babia <strong>de</strong> saber mas que diez. El<br />

pobre hombre dio una prueba positiva <strong>de</strong>l valor<br />

que comunica el vino á los genios empren<strong>de</strong>do­<br />

res. El rumbo que seguia para venir á Madrid<br />

nos manifestó que babia concebido una i<strong>de</strong>a mas<br />

sublime que la <strong>de</strong> Colon. Con ansia esperamos<br />

volverle á ver, pero es seguro que lardaremos<br />

todavía algún tiempo, porque aunque el vino le<br />

dé alas, tendrá necesidad <strong>de</strong> algunos meses para<br />

dar la vuelta ó este picaro mundo.<br />

A. RlEOI Y FONISERÉ.<br />

JUICIO DEL AÑO 1844.<br />

El año cuarenta y cuatro<br />

será un año <strong>de</strong> aleluya<br />

para cuantos se suscriban<br />

á nuestras caricaturas.<br />

Prestadme atención, lectores,<br />

que al enristrar boy la pluma,<br />

voy á elevar mi elocuencia<br />

á los cuernos <strong>de</strong> la luna.<br />

Esta señora romántica<br />

con su pálida hermosura,<br />

<strong>de</strong>sdo su bella carroza<br />

presi<strong>de</strong> el año que turna.<br />

Y siendo, lectores mios,<br />

la presi<strong>de</strong>nta cornuda ,<br />

habrá cosecha abundante<br />

<strong>de</strong> amorosas travesuras.<br />

Ojo alerta pues, maridos,<br />

que los mozalvetes cruzan<br />

por esas calles <strong>de</strong> Dios,<br />

y la intención no es muy pura.<br />

Las casaditas son frínilis ,<br />

como dijo el otro, y gustan<br />

<strong>de</strong> que las digan piropos<br />

y las prodiguen ternuras.<br />

Y como los perillanes<br />

no tienen la lengua muda,<br />

ni se duermen en las pajas,<br />

ni tropiezan en berrugas.<br />

Para estrechar el bloqueo

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