29.04.2013 Views

albii de

albii de

albii de

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

300<br />

mascarle, resolvieron sujetarle a disección al<br />

día siguiente, aunque en este examen <strong>de</strong> anato­<br />

mía práctica se espusiesen á mellar la misma es­<br />

pada <strong>de</strong> Roldan, que diz hendía los jígantes y<br />

los peñascos como si fuesen <strong>de</strong> mazapán ó <strong>de</strong><br />

chocolate. Esta atrevida resolución amostazó á<br />

don Abundio, quien en un tono <strong>de</strong> lástima que<br />

revelaba la que tenia á sus discípulos, les dijo:<br />

¡Jóvenes inespertos! ¡Miserables novicios! bien<br />

se conoce que las tenazas y el asador no han<br />

encallecido vuestras manos, y que vuestras ca­<br />

bezas no han encanecido como la mia alre<strong>de</strong>dor<br />

<strong>de</strong> los hornillos y <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> las chimeneas. Bien<br />

se conoce que no habéis todavía ceñido el noble<br />

<strong>de</strong>lantal <strong>de</strong> cocinero, que vuestros ojos no se han<br />

acostumbrado aun al humo déla leña, ni al<br />

tufo <strong>de</strong>l carbón vuestras potencias. ¡ Oh Cerque<br />

quaterque beati! pudiera <strong>de</strong>ciros yo si supiese<br />

latin. ¿Con que no conocéis otro medio que una<br />

putrefacción incipiente para reblan<strong>de</strong>cer el pa­<br />

vo? ¡Bárbaros! dadle aguardiente y mañana se<br />

os <strong>de</strong>rretirá en el paladar como manteca. Habló<br />

don Abundio, todos sus discípulos quedaron con­<br />

fusos, y el señor Manini á mas <strong>de</strong> confuso<br />

quedó horrorizado. «Aguardiente ¡dijo ¡que lás­<br />

tima <strong>de</strong> aguardiente!» Sin embargo, él mismo<br />

se encargó <strong>de</strong> dárselo; pero mientras se lo daba<br />

parecía envidiar la suerte <strong>de</strong>l infeliz, á pesar<br />

<strong>de</strong> que estaba con<strong>de</strong>nado á la última pena por<br />

el inexorable tribunal <strong>de</strong>l ambigú, y veía brillar<br />

junto á su garganta la terrible cuchilla <strong>de</strong> la<br />

ley gastronómica.<br />

El señor Manini es catalán, hijo <strong>de</strong> Reus, y es<br />

sabido que los estómagos catalanes son en gene­<br />

ral á prueba <strong>de</strong> bomba como el corazón <strong>de</strong> los ja­<br />

mancios. Algunos anatómicos aseguran que los<br />

fieros habitantes <strong>de</strong>l Principado tienen molleja<br />

como los avestruces. No sé si esto es verdad, pero<br />

los fisiólogos todos confirman el aserto. Lo cierto<br />

es que los catalanes digieren hasta la arcilla y<br />

el cobre. En el campo <strong>de</strong> Tarragona, sobre todo,<br />

se <strong>de</strong>stelan los chiquillos con vino, se neutrali­<br />

za la bilis con vino , y basta con vino se curan<br />

las inflamaciones. Los hombres <strong>de</strong> buen criterio<br />

y <strong>de</strong> sana razón apagan su sed con el añejo <strong>de</strong>l<br />

Priorato; y durante la canícula, cuando mas<br />

aplomados y perpendiculares caen los rayos <strong>de</strong>l<br />

sol, toman por único refresco dos cuartillos <strong>de</strong><br />

aguardiente <strong>de</strong> 25 grados. Son muchos los que<br />

en lugar do bizcochos mojan en el chocolate<br />

guindillas, y cuyos postres habituales son dien­<br />

tes <strong>de</strong> ajo, que los comen á pasto como si fue­<br />

sen almendras. Por bien indicadas que parezcan<br />

las aplicaciones <strong>de</strong> mostaza, no se or<strong>de</strong>nan ja­<br />

más en aquel pais á enfermos que estén en die­<br />

ta , porque es seguro que se comerían los sina­<br />

pismos. Cuando una comitiva <strong>de</strong> reusenses en­<br />

tra <strong>de</strong> noche en una fonda, el dueño se da por di­<br />

choso si no se le zampan mas que las velas. Con<br />

frecuencia ve <strong>de</strong>saparecer y abismarse en aque­<br />

llos estómagos heroicos los can<strong>de</strong>leros, los pla­<br />

tos, las fuentes y algunas veces hasta los cu­<br />

chillos y tenedores. Uno hubo que se engulló la<br />

mesa y no murió <strong>de</strong> indigestión. Sabido esto,<br />

nadie tomará por exageración cuanto so diga <strong>de</strong>l<br />

paladar y <strong>de</strong>l estómago <strong>de</strong> un hijo <strong>de</strong> Reus.<br />

La filantrópica esposa <strong>de</strong>l señor Manini se ofre­<br />

ció á rellenar, mechar y poner el pavo en dispo­<br />

sición <strong>de</strong> llevarlo al horno. Todos aceptamos con<br />

singular placer tan generoso ofrecimiento, y so­<br />

lo don Abundio refunfuñó un instante, dicien­<br />

do que las preparaciones que tomaba á su cargo<br />

la señora <strong>de</strong> Manini eran propias <strong>de</strong> sus discí­<br />

pulos, cuya idoneidad trataba <strong>de</strong> probar. Pero<br />

algunos síntomas <strong>de</strong> alarma que notó entre sus<br />

subordinados le hicieron <strong>de</strong>sistir <strong>de</strong> sus juslas<br />

pretcnsiones; lo que no <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> menoscabar al-<br />

gun tanto la fuerza moral <strong>de</strong>l maestro y la dis­<br />

ciplina <strong>de</strong> los discípulos.<br />

Luego se discutió una proposición gravísima<br />

y <strong>de</strong> trascen<strong>de</strong>ntales consecuencias. Tratábase<br />

nada menos que <strong>de</strong> optar entre dos hombres y<br />

un burro para llevar la comida con sus acceso­<br />

rios al Parador <strong>de</strong>l Sol. Quien dijo que dos<br />

hombres valian mas que un burro, quien que un<br />

burro era preferible á dos hombres: ingeniosos<br />

argumentos se presentaron en pro y en contra<br />

<strong>de</strong> los dos cstromos que abraza la proposición;<br />

pero al cabo los <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> la humanidad su-<br />

licron victoriosos. El burro quedó postergado...<br />

¡Cosa sorpren<strong>de</strong>nte en España, don<strong>de</strong> rara vez<br />

quedan postergados los burros !<br />

Disolvióse la reunión, y al dia siguiente á las<br />

ocho <strong>de</strong> la mañana nos hallábamos ya algunos<br />

cu casa <strong>de</strong>l señor Manini, aguardando las nue­<br />

ve, que llegaron una hora antes que los señores

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!