albii de

(Maquinalmente ha abierto los brazos para de­
tener á su amante, que ageno ya de dudas la
estrecha en los suyos; mientras la pobre chica
llora como una Magdalena y recibe en su
D. A
lEh!
PAZ. (Como (/ut'en riñe de . chanza.)
DOLORES. (Como quien se sorprende de ve­
ras.) ¡ Ah 1
MARIANA. (Como quien se escandaliza de en­
vidia...) |Ahl
CRISPIN. Soy feliz, doña Paz.
LAS TRES HECIENVENIDAS. Ya, ya lo vemos.
CRISPIN. Pepita me quiere ¿no es verdad?
PEPITA. Sí señor.
CRISPIN. Pepita va á casarse al punto con­
migo : ¿no es verdad?
PEPITA. Sí señor, sí señor.
CRISPIN. Pepita hará feliz á su esposo: ¿no
es verdad?
PEPITA. Sí señor, sí señor, sí señor.
DOLORES. Pero observo que Pepita llora y
que tiembla como una azogada, cual si ce­
diese á la violencia, cual sí no le quisiera á
usted.
PEFITA. (Vivamente.) ¿No querer yo al se­
ñor? Lo quiero como á mi felicidad, como á
mi salud, como á mi propia existencia. Si lloro,
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frente unos cuantos pares de besos con la re­
signación de una mártir, en cuya patética
situación sorprende al interesante grupo la
mamá, la novia y la viuda.
es que me ha picado el loro. Vean ustedes como
me ha puesto la mano. (Por supuesto que don
Crispin estampa un beso en ella para que se
pase el dolor.)
n. a
PAZ. Pues, hija, no podías elejir marido
mas á mi gusto. Sé feliz con él y con mi
bendición.
MARIANA. (Reconcomiéndose como si le hu­
biese picado el loro á ella.) Amen.
DOLORES. (Con gesto de calar vinagre.) E'
señor don Crispin liará un escelente casado.
EL LORO. (Con tono profético.) ¡Ajajayqué
regalo!
CRISPIN. Si Marianita ó Dolorcitas quisieran
servirnos de madrina...
DOLORES. Tengo que salir á tomar aires á
Málaga.
EL LORO. Buen viaje.
MARIANA. Yo tengo también que pasar á
Malagon.
EL LORO. Buen pasaje.
D. A
gos todos.
PAZ. Pero siempre quedaremos tan ami