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gurí hedor indomable rjue trasuda ó le mana <strong>de</strong><br />

algún lado, se carga la ropa, ó el pelo , ó el pa­<br />

ñuelo <strong>de</strong> esa mal<strong>de</strong>cida confección mo<strong>de</strong>rna,<br />

llamada miel <strong>de</strong> Inglaterra, y que es pura y<br />

simplemente una variedad dé la especie almiz­<br />

cle, que, según Hoffman, hace huir al mismo<br />

diablo.<br />

Abusan los taberneros que frien en <strong>de</strong>testable<br />

aceite á la puerta <strong>de</strong> sus establecimientos, los<br />

carpinteros (fue calientan la cofa en medio <strong>de</strong>l<br />

arroyo, las castañeras, los molen<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> cho­<br />

colate, los que encien<strong>de</strong>n el fósforo pestilencial<br />

para quemar él hediondo cigarro <strong>de</strong> á seis mara­<br />

vedís, las pollerías, <strong>de</strong> las cuales proce<strong>de</strong>, so­<br />

bre todo en tiempo <strong>de</strong> calor, la nauseabunda<br />

emanación <strong>de</strong> los corrompidos <strong>de</strong>spojos; pero<br />

abusan tantos otros y tantos, que fuera no aca'=-<br />

bar el sacarles á todos á la colada:<br />

Porque al enristrar la péñola, oh lector con­<br />

<strong>de</strong>scendiente, ha sido mi esclusiva intención<br />

tratar <strong>de</strong> aquellos abusos que llamaré reflexivos<br />

por recaer la acción sobre el individuo que la<br />

egerce, así como llamé transitivos á los que pa­<br />

san <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el abusador al abusado; logrando <strong>de</strong><br />

este modo suministrarte como <strong>de</strong> paso una tin-<br />

turilla mo<strong>de</strong>sta <strong>de</strong> mis profundos conocimientos<br />

en gramática.<br />

Hay hombres que se dan tono á costa <strong>de</strong> sus<br />

narices; es <strong>de</strong>cir, hombres que no tienen otro<br />

medio <strong>de</strong> hacer papel sino el <strong>de</strong> atormentarse la<br />

trompa. Verbigracia: llega <strong>de</strong> Filipinas en cien­<br />

to treinta y siete dias <strong>de</strong> navegación la fragata<br />

Sirena: á los veinte y cinco , cuando mas, ve­<br />

réis á don Onofre que era un buen mozo hace<br />

diez y siete años y literato hace nueve, sonarse<br />

los mocos quinientas veces en las doce horas<br />

útiles, si antes <strong>de</strong> la llegada déla fragata se los<br />

sonaba solo diez ó doce, como se suena el vulgo.<br />

Y ¿por qué así ? Por que el tal don Onofre ya no<br />

es ni buen mozo, ni literato, y necesita ser algo<br />

para papelonear, y ahora (¡oh flaqueza y <strong>de</strong>lez-<br />

nabilidad <strong>de</strong> las glorias humanas!) se contenta<br />

con ser el primerito que usa los pañuelos chinos<br />

que acaba <strong>de</strong> traer <strong>de</strong> Manila la fragata Si­<br />

rena.<br />

Pues, ya que la palabra literato acabo <strong>de</strong> es­<br />

tampar ¿qué podré <strong>de</strong>cir que él mismo no diga,<br />

<strong>de</strong> aquel público escritor , que asiendo la pluma<br />

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con la <strong>de</strong>recha y colocando la nari¡! entre el ín­<br />

dice y el pulgar <strong>de</strong> la izquierda, no pone una<br />

frase en el papel sin el sendo tirón <strong>de</strong> narices,<br />

que parece que se las viva afilando para or<strong>de</strong>ñar<br />

mas fáciles las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> su <strong>de</strong>svirtuado cacumen,<br />

y está sin cesar, tira que tira y soba qué soba,<br />

hasta que dan fin ola tarea, ó el papel, ó lo que.<br />

es más frecuenté las i<strong>de</strong>as?<br />

Por no remover los estómagos susceptibles,<br />

pasaré por alto á aquellos individuos, victimas<br />

infelices <strong>de</strong> su pasión á la estatuaria, que dia y<br />

noche sin sosiego ni <strong>de</strong>scanso, se barrenan las<br />

narices para obtener ciertos productos medio se­<br />

cos, á que dan luego varias y caprichosas for­<br />

mas con los <strong>de</strong>dos, arrobándose y eslasiándo-<br />

se en esta mal<strong>de</strong>cida operación , cual pudieran<br />

al escuchar las melancólicas armonías <strong>de</strong> Mozarl.<br />

ó los <strong>de</strong>sgarradores ayes <strong>de</strong> Desdémona y <strong>de</strong><br />

Norma.<br />

Citaría también , y no lo haré por no ser pesa­<br />

do, á los que <strong>de</strong>jando cuatro sentidos cesantes,<br />

tienen concentradas todas las sensaciones en el<br />

<strong>de</strong>l olfato, y huelen la camisa que se van á poner<br />

y la silla en que se sientan, y el paño que com­<br />

pran para una capa, y el aire para saber si llue­<br />

ve, y la llave <strong>de</strong> la puerta para conocer si vino<br />

alguien, y nunca hablan sino <strong>de</strong>l hedor <strong>de</strong> los<br />

pasillos <strong>de</strong>l teatro, y <strong>de</strong>l aroma que sale <strong>de</strong> casa<br />

Fortis, y <strong>de</strong>l que exhalan las rejas <strong>de</strong> las hondas<br />

cocinas <strong>de</strong> las casas dé mi flor. Estos hombres<br />

narices son mas numerosos <strong>de</strong> lo que tú crees,<br />

lector benévolo, y á poco que observes, ahí te<br />

los encontrarás como llovidos.<br />

Concluiré mi <strong>de</strong>sapacible artículo volviendo<br />

la atención á esa mayoría inmensa <strong>de</strong> gente ta­<br />

bacosa, que otro Dios no conoce, ni otroafan ; n><br />

otra <strong>de</strong>lectación que el incomprensible frenesí <strong>de</strong><br />

meterse á cada triquitraque en ambas las venta­<br />

nas aquellos átomos negros, comprados á buen<br />

precio , que si en el principio <strong>de</strong> su uso pudieron<br />

cosquillear agradablemente el olfatorio sentido,<br />

no sirven, al cabo <strong>de</strong> algún tiempo, mas que para<br />

atiborrar el conducto <strong>de</strong> la respiración, produ­<br />

cir un <strong>de</strong>licioso gangeo artificial, dar al público<br />

el espectáculo risible <strong>de</strong> una gola <strong>de</strong> color <strong>de</strong><br />

ámbar en la punta <strong>de</strong> la nariz suspendida , y que<br />

al cabo cae en la pechera ó en el plato , que es<br />

peor; ó el otro espectáculo aflictivo <strong>de</strong> un pa-<br />

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