albii de

Creedme, ilustres obesos,
Villergas tiene ¡oh primor!
la carne en el interior
y en el esterior los huesos.
Que él á fuer de hombre ilustrado
ha llegado á comprender
que lo mejor debe ser
lo que ha de estar mas guardado.
Pero en fin ¿por qué se afana
mi lengua en una cuestión
á que se da solución
tan solo con la romana?
Pesadle, y si las arrobas
le encontráis de reglamento,
si os presenta un documento
firmado por gentes probas
En que acredite que ha roto
veinte sillas al sentarse,
cuatro camas al echarse,
y que como un terremoto
Son ruidosas sus narices
si duerme en lecho mullido,
sea en el gremio admitido
de los panzudos felices.»
Tal fué mi proposición
que con lógica sostuve,
de tal manera que obtuve
unánime aprobación.
Con que, amigo, ponte ufano
y ademas... ponte en camisa,
que esta es condición precisa,
la romana está en mi mano.
Te pesaré, y si estás flaco
tu peso lo ha de mostrar,
y paciencia y barajar,
y á mal dar tomar tabaco.
A. RIBOT Y FONTSERÉ.
LA PUERTA DE HIERRO
Y LA GENTE DEL BRONCE.
Á MIS COMPATRIOTAS LOS SUECOS.
En fin, queridos amigos,
ya está aquí por estos trigos
sin ronzal y sin cabestro
este compañero vuestro.
Mas no esperéis ver el traje,
ni las galas de un viaje,
que nada halagüeño ofrece,
y que tan solo merece,
por lo incómodo y lo tardo,
vestido de paño pardo.
Ni entraré en los pormenores
de los varios sinsabores
que sufre en la diligencia
quien va áMadrid de Valencia;
ni os contaré con qué ahinco
en hombros de cuatro ú cinco,
y entre mil riesgos estremos
pasó este barco sin remos
casi á punto de irse á pique
por la rambla de Alberique;
ni el cómo, cuando, ó por dónde
llegué á la venta del Conde ;
ni el modo con que después
salí de la del Marqués,
ó del Duque ó... del Demonio,
junto con mi hermano Antonio ,
y toda la demás gente,
yendo á pié muy diligente
por espacio de dos horas,
dando el brazo á las señoras,
(que por cierto no eran malas)
y ya caes, ya resbalas .
ya te pinchas ó tropiezas
entre zarzas y malezas ;
causándonos tan cruel rato
nuestro fatal carro-mato,
que en cierto charco de arrope
se nos atascó hasta el tope ,
sin que auxilio alguno humano
pudiera darle la mano:
ni en fin otras averías,
que en tres noches y tres dias
tuvimos siempre infelices
rodando por las narices ,
porque ésto fuera imagino
mas pesado... que el camino;
y no siendo necesario
él minucioso inventario
de;los bienes, ó los males,
que por esos andurriales
pasárnoslos viajantes,
441