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nelones. El señor Montes es un hombre que cria
encinas por barbas, y tomillosy enzarzados en­
tre los cuales andan á miles los elefantes y java-
líes en batalla. El señor Cano tiene el pelo mas
blanco que el señor Lino. El señor La-fuente es
una Cibeles ó un Noptuno ó unas Cuatro estacio­
nes del Prado de Madrid. El señor Pina da piño­
nes, el señor Manzano, manzanas. El señor Rubí
es una piedra preciosa; el señor Diana es un
tambor que despierta á la gente por las mañanas
y nadie le zumbe con una treta , porque le atur­
dirá los oídos con una re-lrela. El señor Cam­
pos es un lugar donde pasea el señor Pastor con
el señor Ovejas que es un rebaño de ellas, y pa­
ra escarmentar á Gerardo Lobo lleva al lado al
señor Can-seco que es un perro casi en los hue­
sos. Escusado es pintar al señor Ovejas cuando
puedo mandar á usted el retrato del señor Cor­
dero que es aquí un cordero en toda la eslension
de la palabra.
Conque figúrense ustedes como tendrán aquí
entrada esa porción de hombres cuyos nombres
ó no dicen la verdad ó no dicen nada. Digan al
señor Ilartzcmbusch que no venga por acá, ni el
señor Azguals de lzco , ni el.señor Ribot y Font-
seré: porque no se les consentirá^ á menos que
renieguen de sus nombres. Aqui no se leen mas
que dos cosas: LA RISA porque tienen cslrava-
gancias y las Poesías de VILLERCAS por ser eslra-
\agantes.
Díccse que va á haber uní amnistía en Espa­
ña para los emigrados políticos; diga usled que
la hagan estensiva á los muertos, y verá usted
bandadas de condenados desalojar las vecinas
comarcas, que son infierno y purgatorio, donde
tantos proscritos gimen , víctimas de la revolu­
ción del cólera, la insurrección del tifus, el
pronunciamiento del bubón , y otras sublevacio­
nes de la misma casta; yo entre tanto quedo aquí
sin saber una jota de lo que pasa por ahí, es de­
cir, que estoy como niño en el Limbo. — N.
JUAN MARTÍNEZ VILLERGAS.
A LOS REDACTORES DE LA RISA,
Aunque mi tosca pluma
siempre á escribir en verso fué remisa,
tal congoja me abruma,
señores redactores de LA RISA,
que ya en prosa, ya en verso,
he de mostrar mi pena al universo.
Cuando LA RISA leo
desconoce sus límites el gozo,
mas la de este correo
mi gozo entero lo arrojó en el pozo,
que también tras la risa
del enojo la calva se divisa.
De cuatro literatos
de los mas distinguidos de la corte
se ofrecen los retratos
al que cincuenta reales, del imporle
(con generoso ahinco)
adelante, de, entregas veinte y cinco.
Si la igualdad proclama
el superior gobierno de LA RISA,
que cumpla su programa;
un suscritor a medias se lo avisa ,
y no siga la moda
de negar lo ofrecido si acomoda.
No aceptes las lecciones:::
(seis puntos suspensivos aquí pongo
pues solo con razones
probar las sinrazones, me propongo,
porque tengo por mengua
en faltas de otros encobar mi lengua.)
No hay mal que no me sobre,
remedio mi desgracia no consiente,
y me encuentro tan pobre
como lo puede ser un escribiente,
que solamente cuenta
con cinco reales de diaria renta.
Con ellos me mantengo,
me visto, y casa y lavandera pago,
y aunque muger no tengo ,
mi dinero me cuesla el dulce halago,