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albii de

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el pastel, el besugo,<br />

lodo rico manjar siempre me plago;<br />

y aunque <strong>de</strong>scuelle el lomo,<br />

cuando no hay apetito , no le como,<br />

quedándome impasible<br />

como el eunuco aquel que fué insensible.<br />

\'a ves que te he vencido<br />

nialgrado tu valor, Ribot querido ;<br />

pero si acaso insistes<br />

cual filósofo audaz con ayes tristes<br />

en <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r el hambre,<br />

Dios te vuelva mas flaco que el alambre...<br />

te dé sapo por tordo ,<br />

y me mantenga á mi tan fresco y gordo.<br />

Si quieres que un perito<br />

resuelva la cuestión, también lo admito.<br />

Ya que no te postergas,<br />

<strong>de</strong>cida quién venció... el atroz Yillergas.<br />

WENCESLAO AVGÜALS DE Izco.<br />

EPIGRAMAS.<br />

Encargó una tempestad<br />

cierto banquero á un pintor,<br />

y dijo el rico señor<br />

con mucha formalidad :<br />

Mil duros daré lo menos<br />

si está pintada álo vivo;<br />

pero es que... no la recibo<br />

como no se oigan los truenos.<br />

JLAK MARTINEY YILLERGAS.<br />

Asustó á un caballo un cuervo<br />

y se <strong>de</strong>sbocó el caballo;<br />

que siempre en los cuervos hallo<br />

agüeros <strong>de</strong> un mal acerbo.<br />

Y' es el caso que en Castilla<br />

hay hombres tan apocados,<br />

que se nos quedan abogados<br />

con agua hasta la rodilla.<br />

LA CONFESIÓN.<br />

Con los ojos arrasados<br />

en lagrimones, María,<br />

a su confesor <strong>de</strong>cía<br />

sus culpas y sus pecados.<br />

Sin fatigas ni aspavientos<br />

y llena <strong>de</strong> contrición<br />

empezó su confesión<br />

por los santos mandamientos.<br />

Qué dolor! qué laberinto !<br />

pasó el uno, el dos y el tres !<br />

El cuarto vino <strong>de</strong>spués, '<br />

y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l cuarto el quinto.<br />

Llegó el sesto ¡suerte impía!<br />

Allí maldijo sus gustos.<br />

¡ Ay qué penas y qué sustos<br />

pasó la triste María !<br />

¡ Cuitada! fuera <strong>de</strong> sí,<br />

mas <strong>de</strong>scansando en la fé,<br />

esclamó: ¡Señor pequé!<br />

¡tened compasión <strong>de</strong> mí!<br />

Quiera Dios y no el Dios Baco<br />

perdonar mí <strong>de</strong>svarío;<br />

pero ¡ Jesús, padre mió,<br />

cómo huele usté á tabaco!<br />

Y el diciendo ego te absolvo,<br />

contestó.- huelo , lo sé;<br />

mi <strong>de</strong>licia es el rapé,<br />

á todos nos gusta el polvo.<br />

Diga, hermana, lo que quiera<br />

que todo ello será nada.—<br />

Y la niña sosegada<br />

continuó <strong>de</strong> esta manera:<br />

Supuesto que sois clemente,<br />

prosigo mi mandamiento:<br />

sabed para mi tormento<br />

que tengo un vecino enfrente.<br />

Es joven, tiene levita ;<br />

tan gallardo, tan buen mozo,<br />

que yo me muero <strong>de</strong> gozo<br />

cada vez que me visita.<br />

De verle tan currutaco<br />

me da cierto escalofrió...<br />

Pero ¡Jesús, padre mió,<br />

cómo huele usté á tabaco! •—<br />

BieD , muger, ya te lo he dicho ,

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