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El éiito<strong>de</strong> la lid no era dudoso: los sitiadores i na. ¡ A qué precipicios no arrastra el torrente do<br />

avanzaban en columna con un esperto gefe á su<br />

cabeza, y los sitiados tuvieron que entregarse á<br />

discreción <strong>de</strong>l enemigo... | Lo que pesa la pericia<br />

<strong>de</strong> un general en la balanza <strong>de</strong> Marte!—Mas la<br />

victoria fué sangrienta!!! No hubo cuarlel para<br />

las gallinas, que en el instante fueron muertas,<br />

peladas , asadas y comidas, con gran<strong>de</strong> conten­<br />

to <strong>de</strong> los estómagos.... Oh iniquidad horrible!t!<br />

Pero el dia <strong>de</strong>l juicio no está lejos!!!<br />

Aquí esclama el cronista con entusiasmo.<br />

¡Oh. gallinas celebérrimas<br />

que por su adversa fortuna ,<br />

fueron ¡nocentes víctimas<br />

<strong>de</strong> la solda<strong>de</strong>sca furia I<br />

Salud á sus manes Ínclitos!<br />

Su nombre... en vano se busca!<br />

Ni en el Congreso una lápida!<br />

Ni un epitafio en su tumba!!<br />

El cronista <strong>de</strong>seaba tal vez epitafiar con le­<br />

tras góticas el ombligo <strong>de</strong> aquellos ván­<br />

dalos {omhilicum vandalorum, por <strong>de</strong>cen­<br />

cia).<br />

Un momento <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la catástrofe, llegó<br />

la tia Calandria, llamando á sus gallinas con un<br />

¡pitas! espresivo y cariñoso, á que ellas hubie­<br />

ran contestado con mucho gusto, si vivas fue­<br />

sen, y al que no contestaron, porque eran<br />

muertas! Sonó segunda vez aquella interpelación<br />

tan elocuente, y el silencio <strong>de</strong> las tumbas fué su<br />

respuesta : un horrible presentimiento se apo<strong>de</strong>­<br />

ró <strong>de</strong> la lia Calandria, que con las manos al co­<br />

razón , para contar, sin duda , sus latidos, acer­<br />

cóse á la hoguera con turbios ojos, no sin lan­<br />

zar <strong>de</strong>l alma todavía un ¡pitas! quejumbroso y<br />

apagado... Oh!!! sus aves tan queridas ya no es­<br />

taban en aquel sitio , y en su lugar había dos ob­<br />

jetos harto elocuentes por <strong>de</strong>sgracia , plumas....<br />

sangre!<br />

A tal espectáculo , la <strong>de</strong>sesperación mas hor­<br />

rorosa se pintó en- el semblante <strong>de</strong> la infeliz: vi­<br />

driáronse sus ojos; y con un movimiento con­<br />

vulsivo, se dírijió á la hoguera, barbotando con<br />

amargura , no os sobreviviré! y á punto <strong>de</strong> pre­<br />

cipitarse entre las llamas, la contuvieron los<br />

soldados , no poco sorprendidos <strong>de</strong> aquella esce-<br />

una pasionvolcánica y profunda 1<br />

PROPOSICIONES DE PAZ<br />

cutre<br />

293<br />

Gracias al ciclo, el suicidio no pudo consu­<br />

marse: vivió la lia Calandria, poro ; cuan tor­<br />

mentosas fueron las horas <strong>de</strong> su existencia!<br />

Sus ojos, hechos fuentes,<br />

manaron noche y dia<br />

lágrimas <strong>de</strong> agonía ,<br />

gordas cual nueces... ¡mas!<br />

Y en súbitos accesos,<br />

! sin tregua en su martirio,<br />

j clamaba con <strong>de</strong>lirio<br />

—pitás\ pitúsl pitas!!!<br />

Su vida ejemplar y misteriosa , la conquistó un<br />

respeto universal en la comarca entera : sns mis-<br />

| mos vecinos (¡los que quisieron achicharrarla<br />

| como un torrezno!) la levantaron, mas a<strong>de</strong>lan-<br />

! te, una estatua <strong>de</strong> adobe con esta inscripción:<br />

EN HONRA V GLORIA DE LA TÍA CALANDRIA.<br />

Esta mtigcr incomparable murió en gracia <strong>de</strong><br />

Dios, á los cien años cumplidos; <strong>de</strong> estado vir­<br />

ginal (que otros llaman honesto), yá las doce<br />

<strong>de</strong> una noche, hora fatal en que cantó un gallo,<br />

lo que vino á acibarar sus últimos momentos<br />

Como á Luis XV <strong>de</strong> Francia, la arrastraron al<br />

sepulcro unas viruelas <strong>de</strong> mala intención.<br />

Muerla la tia Calandria , fué tenida por los ig­<br />

norantes en opinión <strong>de</strong> bruja, por los fanáticos,<br />

en opinión <strong>de</strong> santa; y por ol cronista <strong>de</strong> la his­<br />

toria, hombre <strong>de</strong> peso á la verdad, en opinión <strong>de</strong><br />

difunta.<br />

F r . BsrüMiu, A v a u a l s r í e I z a v E , L . P e t a n ; :<br />

ESCRITAS<br />

E. F. SANZ.<br />

en prosa, semi-prosa, verso y semi-verso.<br />

Vamos <strong>de</strong>spacio, señores <strong>de</strong> la cuestión. ¿Qué<br />

<strong>de</strong>fien<strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s?—El uno el cho­<br />

colate, el otro los huevos, y el otro el jamón.

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