albii de

I ahí es nada lo del ojo ,
y le llevaba en la mano!
Aunque mil rayos y mas.
bajar viera en un instante;
tuviera un cañón delante v
y hubiera un toro detrás:
piensan ustedes quizás
que ofreciéndoseme humano,
de entregarme á un escribano
tuviera lodo el arrojo?
¡ ahí es nada lo del ojo,
y le llevaba en la mano!
Que á un ciudadano gruñir
vea contra un opresor,
y al notar tanto calor
pueda dejar de reír:
que yo le ayude á subir,
para que este ciudadano
después de hacerse tirano
me dé en público un sonrojo?
i ahí es nada lo del ojo
y le llevaba en la mano!
Que entre el amor de una hermosa
rubia y bella, pero pobre,
y entre el oro, plata y cobre
de una marquesa canosa,
si torpe ambición le acosa
no quiera mas Atilano
á la del cabello cano
que á la del cabello rojo?
¡ ahí es nada lo del ojo,
y le llevaba en la mano! .
Que yo crea en la pasión
de Maruja, cuando al fin
sé que á Julio y á Fermín
á Jorje, á Martin , á Antón ,
á Tadeo y á Simón ,
á Pedro, á Juan , á Mariano,
y á Roque y á Sinforiano
entretuvo por antojo?
¡ahí es nada lo del ojo
y le llevaba en la mano!
Si el huésped que anda ojo alerta
con la patrona retoza,
imposible es que la moz:¡
eche el cerrojo á la puerta;
mas si no la deja abierta
y el que la persigue insano
pone los medios no en vano,
de descorrer el cerrojo
¡ ahí es nada lo del ojo
y le llevaba en la mano!
Alguno conozco yo
que esto intentó y algo mas;
cogió ella un zapato y ¡ zásl
las narices le aplastó.
Luego por detrás le dio
puntillón tan soberano,
que él bajó la mano ufano
diciendo: en sangré me mojo;
mas no es nada lo del ojo.—
Y le llevaba en la mano.
Siete estrofas son ahinco
hice, y en la octava voy.
Tres versos van; ¡bien estoy!
Entro en el cuarto; ¡yo brinco!
¡pues con estotro van eineo!
Haremos final temprano,
que si dócil me amilano
y cuanto pidan aflojo...
¡ahí es nada lo del ojo,
y le llevaba en la mano!
JUAN MARTÍNEZ VILLERGAS.
¡ FR. GERUNDIO
A LA COMUNIDAD DE LA RISA.
Risa , y placer, y gusto, y alegría, y com­
placencia, y satisfacción, y contento, y deleite,
y gozo me ha causado, hermanos risueños , á mí
Fr. Gerundio, la atenta y festiva invitatoria que
á nombre vuestro se ha dignado dirigirme el
hermano Ayguals de Izco. Protestóos á fé de re­
verendo, y juróos por mi santo escapulario, que
al propio tiempo que me habéis ruborizado con
las inmerecidas laudes que vuestra bondad me
prodiga, me obligáis en términos que fuera yo