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— Sí señor, me comería un caballo en adobo.<br />

— ¡Hola, hola! dijo el médico tomándole el<br />

pulso ¡esto me afirma mas y mas en que todo<br />

el mal está en el tendón <strong>de</strong> Aquiles.<br />

Los <strong>de</strong>más estaban muy divergentes y poco se­<br />

guros en su opinión. Así es que en los medica­<br />

mentos que se le recetaron se echa <strong>de</strong> ver la<br />

exactitud matemática <strong>de</strong> la ciencia <strong>de</strong> Hipócra­<br />

tes. Uno mandó friegas en el pulmón, otro rece­<br />

tó nabos gallegos cocidos con leche amerengada<br />

y pimientos ver<strong>de</strong>s; otro fué <strong>de</strong> parecer que se<br />

le dieran baños en agua hirviendo, y el mas en­<br />

tendido <strong>de</strong> todos or<strong>de</strong>nó que <strong>de</strong> dos en dos ho­<br />

ras tomara el enfermo cuatro docenas <strong>de</strong> sandías<br />

en pildoras. Nosotros por no disgustar á ningún<br />

facultativo, le hemos aplicado todos estos reme­<br />

dios, y efectivamente don Abundio sigue mas<br />

aliviado. Los médicos atribuyen la mejoría á las<br />

sandías enteras que se traga en pildoras el en­<br />

fermo, y tenemos entendido que se trata <strong>de</strong> dar<br />

una obra á luz probando la escelencia <strong>de</strong> las san­<br />

días sobre el método homeopático, como suce­<br />

dió en cierta ocasión con el cáñamo que por si<br />

uste<strong>de</strong>s no lo saben se lo voy á contar.<br />

«Escribió un amigo á otro que no le había vis­<br />

to en veinte años, diciéndole: querido Fulano :<br />

hace cuatro dias que me caí en un barranco y<br />

me rompi una pierna; pero gracias á un par <strong>de</strong><br />

libras <strong>de</strong> cáñamo que me aplicaron , se me curó<br />

en menos <strong>de</strong> media hora. Tú que eres médico<br />

conocerás mejor que yo las virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l cá­<br />

ñamo. »<br />

El médico empezó á escribir y publicar una<br />

obra en que probaba la virtud <strong>de</strong>l cáñamo en los<br />

golpes contun<strong>de</strong>ntes; la facilidad en que el jugo<br />

cañamoso unía los huesos rotos, y otras cosas<br />

por el estilo, hasta completar doce tomos en -í.»<br />

<strong>de</strong> 1S0O páginas cada uno. ¥ cuando acabó la<br />

publicación <strong>de</strong> la obra que iba apoyada en el ca­<br />

so práctico que le habia comunicado su amigo,<br />

recibió una carta <strong>de</strong> este que <strong>de</strong>cia <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

los cumplimientos <strong>de</strong> costumbre: «sabrás, para<br />

que no te mortifique, el busilis <strong>de</strong> mi carta an­<br />

terior. Yo perdí una pierna en la guerra y me<br />

compré otra <strong>de</strong> palo, esta es la que se me rom­<br />

pió en la caida <strong>de</strong>l barranco, y que, merced á<br />

una cuerda <strong>de</strong> cáñamo bien apretada, quedó tan<br />

útil como antes. Repito que hago esta aclaración<br />

UNA MUGER MILAGROSA.<br />

CUENTO DE VIEJA.<br />

I.<br />

En un lugar <strong>de</strong> Castilla<br />

que el Duero en su curso baña ,<br />

(tanto me da <strong>de</strong>cir Duero,<br />

como Pisuerga ó Adaja)<br />

Casóse Juana con Juan,<br />

y la consecuencia es clara;<br />

esto equivale á <strong>de</strong>cir<br />

que Juan se caso con Juana.<br />

511<br />

para que no te rompas los sesos en averiguar las<br />

virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l cáñamo.»<br />

Consi<strong>de</strong>ren uste<strong>de</strong>s cómo se quedaría el mé­<br />

dico <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber escrito tanto. Dios quiera<br />

que no empleen el tiempo tan infrucluasamente<br />

los que escriban el tralado sobre las sandías,<br />

aunque también le hayan probado á don Abun­<br />

dio. El que se las receló le hizo ayer una visita y<br />

halló al enfermo enteramente cambiado; antes<br />

tenia ganas <strong>de</strong> comer, y ahora no las tiene, an­<br />

tes le dolia la cabeza, y ahora no le duele; pero<br />

el médico sin embargo insiste en que el mal do<br />

don Abundio está en el tendón <strong>de</strong> Aquiles.<br />

Hoy se halla mucho mejor don Abundio; está<br />

todo el día entretenido en leer la siguiente dé­<br />

cima en estilo ramplón que yo le remití el dia <strong>de</strong><br />

su santo.<br />

A DON ABUNDIO ESTOFADO<br />

EN SUS DIAS.<br />

Que me crea ó no me crea,<br />

me causa melancolías<br />

verle recibir sus dias<br />

sin la salud que <strong>de</strong>sea.<br />

Quiera el cielo que los vea<br />

otro año sin tanto afán ,<br />

mas torne que un mostagán,<br />

siendo <strong>de</strong> su bien testigo<br />

el mas franco y fiel amigo<br />

que besa su mano. —JUAN<br />

MARTÍNEZ VILLERGAS.

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