29.04.2013 Views

albii de

albii de

albii de

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

azón el uno al otro la muerte: y no pudiera du­ aparte <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todas sus pen<strong>de</strong>ncias, se medar<br />

nadie <strong>de</strong> la sinceridad <strong>de</strong> su <strong>de</strong>seo con sotieron en distintos cuartos, sin sospechar silo<br />

ver su negra catadura, y el horrible gesto quiera en su recíproca aventura. En seguida lla­<br />

c[ue á su imprecación acompañaba". Acaeció esto máronlos á cenar, y en vez <strong>de</strong> mirarse con el an­<br />

la víspera <strong>de</strong> San Marcos , santo á quien atritiguo ceño, se colocaron juntos, no sin gran rebuían<br />

sus <strong>de</strong>votos el raro milagro <strong>de</strong> revelarles gocijo en su interior por consi<strong>de</strong>rar respectivalo<br />

futuro, y era por lo tanto creencia <strong>de</strong>l pue- | ! mente el <strong>de</strong>stino que los aguardaba; y entra<br />

blo <strong>de</strong> nuestros héroes en aquellos dias, que el otros platos les sirvieron una chuleta <strong>de</strong> ternera<br />

que hacia las doce <strong>de</strong> la noche estuviese en ve­ esquisito manjar que <strong>de</strong> continuo les hacia en<br />

la <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> su iglesia, veria ir entrando en el otro tiempo repelarse ; mas ahora, aunque ella<br />

pórtico las sombras <strong>de</strong> todos ios feligreses que lo veia y se le antojaba , <strong>de</strong>eia entre sí por el<br />

fallecerían en el siguiente año. Nuestro famoso marido. — come , como, que cuando mas solo te<br />

hacendado, aunque francés, creía á pié juntillas resta un año; — y otro tanto consi<strong>de</strong>raba él en su<br />

en esta superstición, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto en que interior. Ofreciéronse varias veces la tajada, has­<br />

profirió el anatema mencionado, se le vino á las ta que por común impulso guiados, compartie­<br />

mientes que pues tan próxima tenia la fiesta <strong>de</strong> ron la ración; y luego que hubieron concluido<br />

su buen santo, bien podía convencerse <strong>de</strong> si era se retiraron pacíficamente á <strong>de</strong>scansar, lo cual<br />

su mal <strong>de</strong>seo tan eficaz como lo esperaba : y hasta aquella noche, no habían jamás logrado<br />

así no mucho antes <strong>de</strong> las doce, salióse quedito que se verificase. Al siguiente día, que era ca­<br />

<strong>de</strong> su casa, y á guisa <strong>de</strong> sepulcral fantasma, ensualmente el <strong>de</strong> cumpleaños <strong>de</strong> la muger, obse<strong>de</strong>rezó<br />

sus pasos hacia la iglesia. Ocurriósele quió esta á Gillet con el fatal hígado <strong>de</strong> la pasa­<br />

en este tiempo á su muger el propio pensamienda contienda , bien porque se apiadaba <strong>de</strong> la efíto<br />

, y aguijada también por el mismo anhelo que mera vida <strong>de</strong>l pobrete, ó porque reflexionó que<br />

su marido, se dispuso como pudo, y por distinta <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> muerto, esta y mejores cosas podría<br />

via concurrió al tenebroso misterio que <strong>de</strong>bía ella comerá su sabor en los siete dios <strong>de</strong> toda la<br />

celebrarse <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la parroquia.<br />

semana si le placía. El marido por su parte tam­<br />

Estaba la noche <strong>de</strong>l santo mas lóbrega que<br />

cueva <strong>de</strong> salteadores, y solo <strong>de</strong> vez en cuando<br />

<strong>de</strong>jaba ver la luna su rostro resplan<strong>de</strong>ciente por<br />

entre las espesas nubes que <strong>de</strong> intento parecían<br />

agolparse para ocultarla. Rompióse una vez el<br />

tenebroso velo y ¡ válgame Dios I ¿quién podrá<br />

<strong>de</strong>cir el súbito terror que se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> sus al­<br />

mas cuando se vieron tan cerca el uno <strong>de</strong>l otro,<br />

teniéndose por fantasmas ? Baste saber que se<br />

quedaron mas pálidos que dos espectros, y que<br />

ambos se dieron priesa á guarecer en el pórtico<br />

déla iglesia; pero sobrecogidos <strong>de</strong> nuevo es­<br />

panto, tan gran<strong>de</strong> como el <strong>de</strong>seo que allí los con­<br />

dujo, se pararon y retrocedieron. Volvió la os­<br />

curidad 4 ten<strong>de</strong>r su manto, y á su favor pudie­<br />

ron recobrar el perdido espíritu.<br />

Fácil es figurarse que cada uno creyó ser el<br />

favorecido á quien san Marcos había marcado el<br />

<strong>de</strong>stino <strong>de</strong> su compañero; así que con tan lison-<br />

gera i<strong>de</strong>a, gozosos en estremo, marido y muger<br />

partieron hacia casa por el camino que cada uno<br />

poco se <strong>de</strong>scuidó en hacerla varias finezas.<br />

trajo á su venida ; y como acostumbraban vivir • sumiendo la carne <strong>de</strong> sus mejillas, y concluyó<br />

40«)<br />

Continuaron así por espacio <strong>de</strong> seis meses, en<br />

cuyo tiempo , si no se acrecentó clamor que se<br />

tenían, mostrábanse al menos con<strong>de</strong>scendientes<br />

hasta un grado que no se conocerían tal vez al­<br />

gunos <strong>de</strong> nuestros mas enamorados matrimonios.<br />

Mas frecuentes que nunca eran ahora los moti­<br />

vos do sus reyertas, pero menos serias y mas ra­<br />

ras íbanías haciendo ellos <strong>de</strong> día en dia, como<br />

que miraban con indiferencia lo presente y se<br />

lijaban tan solo en el porvenir, consi<strong>de</strong>rándose<br />

el uno al otro tan sagrado como sí ya hubiesen<br />

fallecido. A los diez meses llegó el cumpleaños<br />

<strong>de</strong>l marido. Sentáronse á comer al mediodía; pe­<br />

ro tan <strong>de</strong>sganados estaban ambos, que los me­<br />

jores platos quedaron intactos sobre la mesa. El,<br />

apoyando en ella los codos y metida la cara en­<br />

tre, sus manos, atisbaba por entre los <strong>de</strong>dos el<br />

rostro <strong>de</strong> su muger; y comenzando el escrutinio<br />

por los ojos, figurábasele que se escapaban <strong>de</strong><br />

sus órbitas; <strong>de</strong>spués creía ver como se iba con

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!