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a <strong>de</strong> tiempo. Por <strong>de</strong> contado, que para com- | bido en que por una negativa a dar can<strong>de</strong>la se<br />

pren<strong>de</strong>r lo que el tal ciudadano pi<strong>de</strong>, necesario ¡ ha armado la <strong>de</strong> Dios es Cristo. Mas esto nada<br />

es mirarle á las manos, y que el cigarro supla !<br />

con su elocuencia muda y tabaquera el fin <strong>de</strong> la ;<br />

frase.—¿Me hace usted el gusto? Quien asi pi<strong>de</strong> '<br />

la can<strong>de</strong>la pone en duda el sexo á que pertenece, ¡<br />

porque lo que es á mí, varón <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que mi ma­<br />

má me echó al mundo , no me ha ocurrido jamás ¡<br />

la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> pedir que me hagan el gusto, á ningún i<br />

individuo <strong>de</strong> mi sexo, y supongo que á uste<strong>de</strong>s !<br />

les habrá sucedido otro tanto. — Y qué no le dará : do, y siguiendo en la suposición , que enmedio<br />

á usted que pensar <strong>de</strong> la educación <strong>de</strong> aquel que<br />

con voz ronca le diga!! Camaráa, me da'sté la<br />

can<strong>de</strong>la? Con todo y á pesar <strong>de</strong> que por buena<br />

lógica se convence usted <strong>de</strong> que tal modo <strong>de</strong> pe­<br />

dir imperativo, y mas que imperativo un tanto<br />

si es ó no amenazador, no es el mas á propósito<br />

para que usted acceda á su <strong>de</strong>seo, es seguro que<br />

no le hará usted esperar mucho tiempo, por<br />

aquello <strong>de</strong>l canguelo.—Pues, y el ¿señorito me<br />

hasosté favor? don<strong>de</strong> meló <strong>de</strong>ja usted? Quiere<br />

usted una prueba mas clara y positivamente po­<br />

sitiva , <strong>de</strong> que el aficionado al cigarro es un pe­<br />

dazo <strong>de</strong> alcornoque con ojos, que no ha podido<br />

salir <strong>de</strong> la miserable condición <strong>de</strong> mozo <strong>de</strong> mu-<br />

las; y quien dice <strong>de</strong> ínulas díee <strong>de</strong> usted ó <strong>de</strong><br />

cualquiera otros que tengan ó hayan tenido mo­<br />

zos.<br />

Y no es solo en.el mero hecho <strong>de</strong> pedir la<br />

can<strong>de</strong>la don<strong>de</strong> se conoce la condición y finura <strong>de</strong><br />

cada quisque: lo es también en el modo <strong>de</strong> co­<br />

ger el cigarro: gaznápiros serán los que le co­<br />

jan cou el auxilio délos cinco <strong>de</strong>dos; entrevera-<br />

rajos los que lo tomen con tres: elegantes los<br />

que lo hagan con solo los <strong>de</strong>dos pólice é índice,<br />

y finos <strong>de</strong> toda finura los que el cigarro coloquen<br />

entre el índice y el <strong>de</strong>l corazón.<br />

Largo seria enumerar las diversas maneras<br />

con que se pi<strong>de</strong> can<strong>de</strong>la; largo seria también una<br />

relación <strong>de</strong>tallada para hacer mas palpable la es-<br />

celencia <strong>de</strong> este <strong>de</strong>scubrimiento, que acercando<br />

a todos los hombres, engendra amista<strong>de</strong>s lo mis­<br />

mo que disputas. Y nadie se cstrañe <strong>de</strong> esta últi­<br />

ma parte <strong>de</strong> mí proposición.<br />

Las mejores instituciones siempre se corrom­<br />

pen en manos <strong>de</strong> los hombres: ¿cómo habia <strong>de</strong><br />

librarse la que me ocupa <strong>de</strong> dar en este escollo?<br />

Así es que no todas son flores; y ocasiones ha ha-<br />

LETRILLA.<br />

Estaba la musa mía,<br />

no diré como ni cuando,<br />

imposibles apurando<br />

y <strong>de</strong> esta suerte <strong>de</strong>cia :<br />

que un <strong>de</strong>sgraciado sonría,<br />

que inspire miedo un enano,<br />

que baile y brinque un anciano,<br />

y no an<strong>de</strong> torcido un cojo ?<br />

93<br />

vale, ni tampoco la incomodidad que usted á<br />

veces sufre por causa <strong>de</strong> esta peregrina inven­<br />

ción. Supongamos que usted es casado, y que á<br />

su cara mitad le ha dado jaqueca, verda<strong>de</strong>ra ó<br />

ficticia que esto no es <strong>de</strong>l caso; supongamos que<br />

usted la quiere mucho y que al momento se<br />

atortela y sale á la calle en busca <strong>de</strong> remedio;<br />

supongamos que lleva usted un cigarro encendi­<br />

<strong>de</strong> su carrera sale un quidam y le intercepta el<br />

paso dirigiéndole la palabra en cualquiera <strong>de</strong><br />

los modos que van espresados; ¿qué hará usted<br />

en este caso? negarle la can<strong>de</strong>la, no, porque da­<br />

ría lugar á. disputas; no tiene usted mas reme­<br />

dio que <strong>de</strong>jarle el cigarro y abstenerse <strong>de</strong> fumar<br />

salvo el consuelo <strong>de</strong> mal<strong>de</strong>cir en su interior al<br />

importuno. Pues: ¿y si va usted por el Viático<br />

para su suegra, y mas si es rica y no tiene mas<br />

hija que la pichoncita <strong>de</strong> usted y sale un cual­<br />

quiera y le pi<strong>de</strong> can<strong>de</strong>la? Se <strong>de</strong>sesperará usted<br />

porque no es cosa <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r un momento en<br />

asunto <strong>de</strong> tamaña importancia, que crecerá si<br />

en lugar <strong>de</strong> ir por el Viático, va á avisar á la<br />

parroquia que vaya por el cuerpo <strong>de</strong> la di-<br />

fu uta.<br />

Mas como quiera que estos no sean mas que<br />

lunarillos imperfectos, casi imperceptibles al<br />

lado <strong>de</strong>l grandioso y civilizador invento áepedir<br />

la can<strong>de</strong>la, convengan uste<strong>de</strong>s todos conmigo en<br />

que el cerebro que tal concibió merecía estar<br />

engarzado en diamantes, si ejemplo hay en la<br />

historia <strong>de</strong> haberse engarzado en diamante al­<br />

gún cerebro.<br />

SANTIAGO CASILABI.

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